Jenni Hermoso se reafirma en el inicio del juicio contra Rubiales: "Me estaba besando mi jefe, eso no debe ocurrir"
- La futbolista ha declarado este lunes ante el juez Francisco de Jorge para ratificar su versión de los hechos
- Asegura que la situación afectó a su vida por sentir que siempre "había alguien pendiente de lo que estaba haciendo"
El juicio al expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales por el beso no consentido que dio a la futbolista Jennifer Hermoso en el Mundial en Sídney ha arrancado este lunes con la declaración de la deportista, que ha afirmado que pensó en denunciar los hechos "desde el primer día" y que se sintió "poco respetada". "Me estaba besando mi jefe y eso no debe ocurrir", ha manifestado en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares.
Hermoso, que ha abierto las rondas de comparecientes, ha afirmado en reiteradas ocasiones que nunca consintió el gesto del ahora expresidente de la RFEF. "No pude separarme ni moverme. Sabía que me besaba mi jefe y no debe ocurrir ni en el ámbito laboral ni social. Me sentí poco respetada y manchó uno de los días más felices de mi vida", ha alegado a preguntas de la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez.
La futbolista ha relatado durante más de dos horas cómo ocurrió el momento del beso no consentido por el que Rubiales se enfrenta a dos años y seis meses de cárcel y que ocurrió durante la entrega de medallas. "Tocaba el pasillo de saludar a las autoridades. Saludé a la reina, a la hija, y lo siguiente fue encontrarme con Luis Rubiales. Nos abrazamos, le dije 'la que hemos liado' y fue cuando él pegó el brinco y me dijo 'hemos ganado este Mundial gracias a ti'. Lo siguiente fueron sus manos en mis orejas y lo siguiente el beso", ha afirmado.
En ese punto, ha negado que el entonces presidente de la RFEF le pidiera permiso para darle el beso ni que le viera "gestualizar con su boca" para hacerlo. No obstante, Hermoso ha dejado claro que, aunque se lo hubiera pedido, nunca se lo habría concedido.
Al bajar del podium, lo comentó "sorprendida" con varias de sus compañeras, entre ellas Irene Paredes y Alexia Putellas, ya que consideró que lo ocurrido "no había sido normal". A pesar de ello, Hermoso ha insistido en que en un principio quiso "quitar hierro al asunto" para no afectar a la celebración de la histórica victoria, alegando que si "decíamos cualquier cosa, el foco se pondría en lo que decíamos y no en lo que habíamos conseguido". De ese modo, ha indicado que habló con su hermano en el campo para pedirle que no hiciera referencia al asunto ante los medios y ha justificado su respuesta en una entrevista en la COPE donde, aunque manifestó que no le había gustado, trató de restarle importancia.
"No me iba a quedar ningún ápice de remordimiento de no haber podido disfrutar de ese momento. Seguía bebiendo, seguía comiendo, quería emborracharme, quería hacer lo que una futbolista o un futbolista hace con una alegría tan grande de haber sido campeona de un Mundial", ha reconocido. Además, preguntada por la teniente de fiscal, ha afirmado que lo hacía tanto por ella misma como por sus compañeras.
"Me sentí desprotegidísima por parte de la Federación"
A raíz del revuelo mediático que se estaba desatando, Jennifer ha señalado que le insistieron en "incontables ocasiones" para que participara en un comunicado o vídeo junto a Rubiales en el que justificara su comportamiento, algo a lo que se negó. Fueron, según ha dicho, "bastante insistentes" para tratar de convencerla, pero lo que no recibió de la RFEF es ningún gesto para saber qué tal estaba o qué necesitaba, ni siquiera por parte del psicólogo de la selección: "Nadie es nadie (...) Me sentí desprotegidísima por parte de la Federación".
Hermoso ha contado que primero se le solicitó salir del vestuario para hablar con Rubiales en los pasillos, quien le comentó la respuesta que estaba habiendo en redes sociales e intentar "pararlo de alguna manera", momento en el que la deportista afirma que le dijo que "bueno, pero tú ya sabes lo que has hecho". De nuevo, ya en el trayecto en autobús hacia el aeropuerto, los responsables de prensa de la Federación le pidieron salir y le enseñaron un comunicado escrito en su nombre, ante lo que, sintiéndose "harta", espetó: "Haced lo que queráis". Una versión que ha corroborado la jefa de prensa de la Selección femenina Patricia Pérez, que en su testificación ha añadido que Jennifer dijo también "es lo último que hago".
El siguiente acercamiento habría ocurrido en el aeropuerto de Doha, donde la Selección hizo escala. Según Hermoso, Rubiales se le acercó pidiendo nuevamente ayuda y alegando que se le estaba tachando de "acosador" a raíz del beso. El entonces presidente de la RFEF le pidió "por favor" grabar un vídeo conjunto. "Me lo pidió por sus hijas, que estaban llorando, yo le dije que lo sentía pero que no iba a hacerlo. Me comentó que tenía una novia y que a ella no le había molestado. Y también me dijo una cosa, que sí que me dolió un poco: A ti y a mí nos gusta lo mismo. Dando a entender como que no tenía más importancia", ha revelado.
También ha contado que se encontró con Ana Álvarez, la entonces directora de fútbol femenino, que le habría advertido sobre las maniobras de Rubiales y su entorno: "Ella lo que me dijo fue: 'Jenni, es que yo no sé nada, a mí me están dejando fuera, no me han contado nada. No me han contado lo que está pasando ni lo que están hablando y yo te digo que no lo hagas porque esta gente va así y van a intentar ir a envolver la situación para que supuestamente salga que no ha pasado nada". Álvarez, por su parte, ha confirmado la versión de Hermoso y ha recalcado que la vio "preocupada" porque "no le gustaba la situación y estaba incómoda".
A partir de ahí, según la versión de Hermoso, el equipo de Rubiales intentó hablar con su hermano e incluso con la capitana del equipo. Esos contactos con su entorno continuaron en el viaje a Ibiza, donde el antiguo responsable de Marketing de la Federación y único representante del organismo en Ibiza, Rubén Rivera, habló en persona y por teléfono con una amiga que le acompañaba, Ana Ecube.
Rivera también le habría dado un teléfono para que hablase con el entonces director de integridad de la RFEF, Miguel García Caba, para presuntamente participar en un "proceso de protocolo de la Federación", ya que ella no tenía batería en su móvil y no estaba respondiendo. "Me dijo que no estaba obligada, pero hay que hacerlo porque es un protocolo interno de la Federación y falta tu parte de decir lo que ha pasado", ha señalado. No obstante, ha señalado que no le especificó qué tipo de protocolo era.
El siguiente en acercarse a ella habría sido Albert Luque, entonces director de la selección española, cuya presencia en la isla le resultó extraña. Según Hermoso, el directivo de la RFEF trató de conseguir que ella suavizara lo ocurrido y, ante su negativa, le reprochó no haberle ayudado a "quitarle el mayor marrón de su vida". Fue entonces cuando, presuntamente, él le envió una serie de mensajes a su amiga deseándole lo peor y tachándole de mala persona. "La verdad que todas las palabras que hubo en ese texto fueron bastante desagradables con alguien que, supuestamente, como él dijo, era mi amigo", ha apostillado.
Hermoso asegura que el suceso cambió su vida "desde el primer momento"
Aquel beso que Rubiales le dio tras proclamarse campeonas de la final del Mundial de Sídney (Australia), el 20 de agosto de 2023, cambió su vida "desde el primer momento" y no le dejó disfrutar del triunfo como habría querido, ha lamentado la jugadora, que ha dicho sentir que desde entonces su vida parece que se quedó en "stand by" (en pausa).
Es por ello que ha expresado que "gracias a dios" se fue a México a jugar al CF Pachuca, porque la situación en España era "insostenible" por tener la "sensación de que siempre hay alguien pendiente de lo que estaba haciendo". "Estar en México, tan lejos, era una manera de protegerme a mí misma", ha expresado la futbolista, que ha asegurado que desde que regresó a Madrid tras la final del campeonato "tenía cámaras y coches siguiéndome, sentí miedo, recibía amenazas de muerte".
“No tengo ni que estar llorando ni tirarme al suelo para dar a entender que no me gustó“
Cuestionada por algunas de sus reacciones públicas, como el directo en Instagram desde el vestuario o por el montaje que le enseñaron haciendo un paralelismo entre el beso de Sara Carbonero e Iker Casillas en 2010 y el de Rubiales, Hermoso ha afirmado que apareciera riéndose su actitud no resta peso a sus sentimientos: "Me puedo reír y seguir saltando, pero dentro puedo seguir sintiendo rabia y frustración, porque era algo que me estaba haciendo daño y estaba robando parte de mi celebración".
"No tengo ni que estar llorando ni tirarme al suelo para dar a entender que no me gustó", ha manifestado de nuevo al final de su intervención a las preguntas de las defensas.
La jefa de prensa asegura que sufrió "una encerrona"
Además de Hermoso, han declarado Ana Álvarez y Patricia Pérez, quien ha asegurado que sufrió "una encerrona" por parte de su directiva y que Rubiales le instó a mentir sobre cómo ocurrió el beso. En su intervención, ha indicado que el responsable de comunicación, García Cuervo, le llamó por teléfono para señalarle que el tema estaba "cogiendo una magnitud grande en España" y que había que "frenar ese ruido mediático". "Me dijo que había escrito un par de cosas que había que enseñarle a Jenni, y como yo iba en el autobús tenía que localizarla para que él pudiese enseñárselo", ha continuado. De acuerdo con la testigo, esas palabras describían el beso "como algo anecdótico".
Pérez, que ha señalado que lleva 13 años trabajando en la RFEF, ha sostenido que nunca había tenido que ir al despacho del presidente, hasta el verano en que ocurrió el beso. Cuando acudió al mismo, Rubiales la habría instado a que añadiera "frases como que Hermoso le alzó a él y le dio dos cachetadas en el costado". "Y yo le digo que es imposible desde mi ubicación en el campo que yo viera nada de eso", ha incidido.
"El problema", ha aclarado, es que mientras ella declaraba, otro responsable de prensa, Enrique Yunta, "iba transcribiendo". Por ello, pidió en ese momento leer su declaración "porque, efectivamente, había incluido cosas que el presidente quería poner" en su boca "y que no había ni vivido ni visto".
Rubiales llega a la Audiencia Nacional sin dar declaraciones
Rubiales, que estaba citado a las 10 horas, ha sido el primero de los imputados en llegar al lugar acompañado por su abogada. Lo ha hecho sin dar declaraciones a los medios de comunicación apostados en la puerta de la Audiencia Nacional.
El expresidente de la RFEF se enfrenta a una petición de dos años y medio de cárcel y compartirá banquillo con tres personas de su confianza en la Federación: Albert Luque, Rubén Rivera y Jorge Vilda. Este último ha sido el único que ha respondido a las cuestiones de los periodistas, a quienes ha dicho que va a defender su inocencia. Preguntado por las presuntas coacciones a Hermoso, ha respondido que será el juez quien determine si lo son o no.
El ex presidente de la federación española de fútbol Luis Rubiales (dcha.) y dos ex directivos de la federación, Rubén Rivera (izq.) y Albert Luque (centro) Chema Moya / POOL / AFP