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¿Ha cambiado la percepción social sobre lo que es acoso y agresión sexual?

  • La educación es clave para concienciar sobre el acoso y las agresiones
  • El hecho de que existan protocolos no garantiza que se apliquen

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Percepción social sobre el acoso y la agresión sexual.
Percepción social sobre el acoso y la agresión sexual. EschCollection

Objetivo Igualdad se emite los domingos a las 14:40h en el Canal 24 horas y después en RTVE Play.

Este lunes arranca el juicio contra Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Se le acusa de agresión sexual y coacción por el beso no consentido a Jenni Hermoso, jugadora de la selección española, tras proclamarse campeona del mundo junto a sus compañeras en agosto de 2023. A las puertas de este proceso, le preguntamos a varias expertas: ¿ha cambiado la percepción social sobre lo que es acoso y agresión sexual?

Un momento de cambio

“Hasta hace poco tiempo, no pasaba nada por decirle cosas a una mujer o acosarla en determinados espacios”, afirma Asunción Bernárdez, catedrática de periodismo en la UCM y exdirectora del Instituto de Investigaciones Feministas. “Pero se ha ido generando una conciencia en los últimos años”.

“Estamos en un proceso de cambio”, opina Marisa Soleto Ávila, directora de Fundación Mujeres. Dice que los cambios legislativos en materia de igualdad están planteando “un escenario de mayor seguridad” para las mujeres y facilitando que denuncien. Sin embargo, considera que “quizás el único cambio palpable en este momento es precisamente el hecho de que las mujeres […] han decidido que no se van a callar, y que el silencio y la resignación no son una opción frente a la violencia”.

Las mujeres han decidido que no se van a callar, y que el silencio y la resignación no son una opción frente a la violencia.

Una opinión que comparte con Carmen Ruiz Repullo, socióloga especializada en violencia de género en adolescentes: “Este avance no solo se materializa en las redes sociales y en la presencia en los medios de comunicación, también en la población, especialmente en las chicas, que cada día son más conscientes de la materialización de las violencias”.

“La sociedad se ha vuelto más crítica con el machismo estructural existente que perpetúa conductas”, señala Pino Inmaculada de la Nuez Ruiz, vicepresidenta de Mujeres Juristas Themis. Aun así, la abogada constata una falta de denuncias “al enviarse un mensaje disuasorio” por investigaciones insuficientes y procesos lentos que “cuestionan a las víctimas y dan la sensación, en muchas ocasiones, de impunidad”.

Educar con perspectiva de género

La falta de formación en perspectiva de género es uno de los puntos en los que más insisten las expertas, especialmente en el ámbito judicial. “Si no conocemos cómo se reproduce la cultura de la violación, cómo se materializan las violencias sexuales, cómo se crea un contexto de hostilidad con relación a las mujeres”, dice Ruiz Repullo, “es difícil que podamos escuchar a las víctimas y mucho más reparar de manera integral el daño”.

Educar con perspectiva de género “es esencial para identificar y erradicar los prejuicios y estereotipos que perpetúan la desigualdad en el sistema judicial”, insiste De la Nuez Ruiz. Por ello, reclama que las instituciones y los operadores jurídicos reciban “formación obligatoria y permanente”.

Manifestación en Madrid por el Día Internacional de la Mujer.

Manifestación en Madrid por el Día Internacional de la Mujer. EFE/Mariscal

“Algunos ejemplos recientes sobre el trato que reciben denunciantes en el proceso judicial”, dice Soleto Ávila refiriéndose al caso Errejón, “nos han mostrado claramente que hay jueces que se van a resistir a abandonar la más rancia estereotipia machista en los procedimientos de agresiones sexuales”. Aboga por que se vigilen esas conductas y se tomen “medidas para erradicar estos comportamientos de la justicia porque dañan, mucho, los derechos de las mujeres”.

Conductas que también se dan en la sociedad en general, advierte Bernárdez, pese a que “ha habido una acción política y una sensibilización pública” respaldada por “todo el trabajo que se ha hecho desde el feminismo, unido también a los medios de comunicación”.

La catedrática apunta que estamos viviendo un momento de resistencia: “Hay unas corrientes ultraconservadoras que tienden a frivolizar todo esto como cosas innecesarias, como cosas sacadas de quicio”, señala. “Como si en la vida humana no hubiera relaciones de poder que hay que controlar, sobre todo para no cometer injusticias”. En este sentido, De la Nuez Ruiz apuesta por “erradicar estas prácticas, actitudes y tratamientos, y continuar trabajando ante la involución que significa el peso de los negacionistas de la violencia de género”.

El camino que falta por recorrer

Aunque “podemos percibir una mayor sensibilidad social en casos muy graves”, dice Soleto Ávila poniendo como ejemplo el caso Pelicot, “queda mucho por hacer”. Los protocolos contra el acoso y la agresión sexual son una herramienta más, pero “la sola existencia de estos protocolos no acaba con el problema ni tampoco se convierte en un instrumento de protección de las víctimas”, advierte Ruiz Repullo.

“Otra cosa es hasta qué punto se está midiendo la eficacia de esos protocolos”, apunta Bernárdez. “Lo que puede pasar es que existan, pero no se lleven a cabo”. Y vuelve a insistir en la formación: “Leyes tenemos, pero falta muchísima educación. Muchas veces, en la gente que juzga qué es un delito y qué no lo es”. También cree que se debe incidir en el papel que juegan los colegios y los medios de comunicación. “Yo creo que se debe trabajar muchísimo en esto, en una educación, que vamos a llamar ética integral, respecto a qué nos llega a través de los medios de comunicación e irnos educando. Ir educando a los niños, a las niñas, pero también a los adultos”.

La sola existencia de estos protocolos no acaba con el problema ni tampoco se convierte en un instrumento de protección de las víctimas.

“En definitiva, mayor sensibilización, formación integral e información sobre todo tipo de violencias de género en todas sus manifestaciones”, coincide De la Nuez Ruiz. “Ningún sistema democrático puede tolerar esas actitudes que contravengan los principios básicos de justicia y derechos humanos”.

Para Soleto Ávila, queda mucho por hacer “por no decir todo”. Señala que, en política pública, no se han puesto en marcha “muchas de las medidas de protección y de cambio del procedimiento judicial de la Ley de garantía de la libertad sexual”. Además, apunta que el cambio social y cultural necesario para evitar las agresiones sexuales no acaba de llegar. "La cultura de violación sigue siendo una constante cultural muy viva. Prevenir, proteger a las víctimas y sancionar el delito es la fórmula”.