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Análisis | Estados Unidos

El puente de Baltimore y el estado de las infraestructuras, la tarea pendiente de EE.UU.

  • La mayor potencia del mundo tiene unas infraestructuras peores que muchos países desarrollados
  • Según los ingenieros civiles, la nota media de las infraestructuras es un aprobado raspado, apenas un 5/10

Por
Anna Bosch analiza el accidente del Puente de Baltimore el estado de las infraestructuras en EE.UU.
Acceso bloqueado al puente Francis Scott Key Bridge en Baltimore

Quienes hemos vivido en los Estados Unidos nos acordamos del estado muy mejorable de sus infraestructuras al enterarnos del accidente en el puente de Baltimore. El puente se habría desmoronado igualmente de estar en buen estado, explican los expertos, pero ello no evita esa primera reacción de quienes nos hemos movido por ese país. Pocas veces un sufijo es tan adecuado, infra-estructuras.

¿Cómo es posible que la -aún- mayor potencia del mundo tenga esta red ferroviaria, este tendido eléctrico, estas canalizaciones de agua, estos puentes?

La mejor nota: aprobado raspado

Hace apenas dos años, en 2021, la Asociación Americana de Ingenieros Civiles (ASCE) publicó un informe sobre el estado de 17 tipos de infraestructuras: aviación, puentes, presas, agua potable, energía, residuos peligrosos, aguas interiores, diques, puertos, parques públicos, ferrocarril, carreteras, escuelas, residuos sólidos, agua de tormentas, transporte público y aguas residuales. La nota media fue C-, una "C menos", es decir, un aprobado por los pelos, casi suspenso. Y, atención, ese aprobado justito es la nota más alta en los 20 años que llevan haciéndose esos informes.

No hay en ese informe ninguna A (sobresaliente) y apenas una B (notable), en ferrocarril, lo cual teniendo en cuenta la escasez de líneas para pasajeros y la ausencia prácticamente de alta velocidad nos lleva a pensar que se refiere al estado de la red actual, no a lo amplia que sea, y, sobre todo, al transporte ferroviario de mercancías que, ese sí, es espectacular con trenes que parecen de longitud infinita. La prueba es que la peor nota se la lleva el transporte público, una D-, muy deficiente. Ninguna sorpresa, ¿verdad? Es un país que te obliga a tener un vehículo propio, es imposible desplazarte, vivir, y depender del transporte público. Un país sobre cuatro ruedas. Lo cual, pero eso es para otro artículo, está también vinculado con la epidemia de obesidad. El estado de los puentes obtiene una C, un suficiente, aprobado. Sin más. Sería un 5,5/10 más o menos.

"No es ningún secreto que las muchas redes de infraestructuras de nuestro país -desde el tendido eléctrico al transporte, pasando por el agua potable y las instalaciones portuarias- han carecido de financiación y se han ido deteriorando durante décadas", la frase es de un artículo de una ingeniera de la ASCE publicado en junio de 2021 por la Universidad de Harvard.

El puente de Baltimore y el estado de las infraestructuras

Notas del Informe de la Asociación Americana de Ingenieros Civiles

Traducción aproximada: A (sobresaliente), B (notable), C (aprobado) D (Deficiente, suspenso), E (muy deficiente), F (fatal, un cero). Como pueden comprobar nos movemos entre la B (6/10) y la D- (4/10). La mayoría de categorías, 11 de 17, suspenden en la que sigue siendo la mayor potencia del mundo. Otro día hablamos de los electrodomésticos.

En otro informe la ASCE señala que existe una fosa entre "lo que el país gasta en puentes, carreteras y sistemas de tráfico y lo que sería necesario para que esos sistemas estuvieran en un estado de buena reparación".

Las comparaciones son odiosas (para Estados Unidos)

"En general los Estados Unidos van por detrás de sus semejantes en el mundo desarrollado", esta sentencia es el inicio de unos párrafos de una análisis publicado por el think tank Council on Foreign Relations en septiembre pasado. "Comparado con sus semejantes la calidad de las infraestructuras en los EE.UU. están en declive. La inversión en infraestructuras de las últimas dos décadas también están en la parte baja del G-20. Esto se debe a la baja calidad comparativa, y tiene consecuencias para los negocios, los trabajadores y los viajeros. Los trenes de pasajeros de media alcanzan sólo la mitad de la velocidad de los trenes de alta velocidad europeos. En la lista elaborada por la empresa Skytrax sólo hay cinco aeropuertos estadounidenses entre los 50 mejores del mundo. El mejor situado es el Seattle-Tacoma, en el puesto 18."

Internet no sale mucho mejor parado en el mismo análisis: "En cuanto a acceso a internet, Estados Unidos aparece en el puesto 16 entre los países de la OCDE".

Experiencias propias

Cada uno cuenta la feria según le ha ido y yo no voy a ser menos. En Estados Unidos vivía en un bloque de apartamentos, en cinco años tuvimos dos cortes importantes de agua, no por sequía, sino por reventón de las tuberías que nos la suministraban. Entonces me enteré de que esa canalización era de los años 30 y que en 70 años no se había tocado. En esa explicación está la clave de buena parte del déficit comparativo de las infraestructuras estadounidenses, en la falta de mantenimiento y puesta al día.

Con cada tormenta de viento o lluvia, o ambos, tan frecuentes y tan brutales a menudo, ya sabemos que vendrán cortes de electricidad de varios días, con ese tendido aéreo que se convierte en un festival de postes y cables esparcidos por el suelo.

Uno de los veranos, harta de pasar días en el coche, intenté volver desde el centro del país a Washington en avión y mandar el auto como mercancía en tren, imposible. Es un país pensado para desplazarse por carretera o en avión. Y, como hemos visto, ni en eso sacan buena nota. En agosto de 2007 me fui de road movie por los grandes lagos con algo de psicosis porque ese mes habían caído dos puentes, tres en lo que iba de año.

Más que una metáfora del país

Para quienes sostienen que los Estados Unidos son un imperio decadente, el estado de sus infraestructuras es, más que un ejemplo, una metáfora. En los Estados Unidos muchos son los analistas y economistas que lo ven como una alarma a la que esperan se reaccione a tiempo. El problema surge a la hora de acordar cuál debe ser esta reacción. Empecemos por las consecuencias económicas del diagnóstico de los párrafos anteriores.

Vuelvo al artículo de la ingeniera de la ASCE: "Según el estudio "Fracaso de actuación" (2020), la previsión es que los Estados Unidos tengan un déficit de inversión en infraestructuras de 2,59 billones de dólares de aquí a 2029, y más de 5,6 billones de aquí a 2039. De mantenerse esta tendencia, el PIB de los EE.UU. perderá más de 10,3 billones de dólares de aquí a 2039, entre ellos, 2,4 billones en exportaciones. Colectivamente los estadounidenses perderán 9 billones de dólares en ingresos y se perderán 3 millones de empleos. Los negocios y los trabajadores sufrirán los efectos. En los próximos 20 años cada hogar gastará unos 3.300 dólares extra por infraestructuras deficientes como socavones, pérdida de productividad por los atascos, cortes de electricidad o reventones de agua".

En el análisis de septiembre de 2023 del Council of Foreign Relations: "Los 25 billones de dólares de la economía estadounidense dependen de una red extensa de infraestructuras para mantenerse, pero ese sistema, incluyendo carreteras, red ferroviaria, red eléctrica y proveedores de internet, se construyó hace décadas y a duras penas está al día (...) Los ingenieros civiles alertan de que los puentes estructuralmente deficientes y las canalizaciones anticuadas de agua suponen riesgos de seguridad".

Amtrak Joe (Biden)

Amtrak Joe es el mote que se ganó Joe Biden en sus 36 años de senador. Biden enviudó cuando acababa de ser elegido senador y aún no había jurado el cargo. El viudo con dos hijos pequeños iba y venía diariamente de Washington, donde está el Senado, a Wilmington, en el estado de Delaware, donde tenía la residencia, para estar con sus hijos. Un trayecto de hora y media en tren con la línea de la empresa Amtrak, la más importante de los Estados Unidos. El actual presidente ha hecho gala siempre de su vínculo emocional con el tren, y también de su convicción de que ampliar y mejorar la red ferroviaria es una necesidad para combatir los efectos del tráfico rodado y el cambio climático.

Joe Biden tomó posesión como presidente el 20 de enero de 2021, con la pandemia COVID 19 y sus efectos económicos aún presentes en la sociedad estadounidense. Inspirado en el ejemplo de Franklin Delano Roosevelt en la Gran Depresión, un ejemplo que tiene presente todo presidente estadounidense, sobre todo si es del Partido Demócrata, Joe Biden propuso una gran inversión pública en infraestructuras para reactivar la economía y crear empleo, y logró -en plena crispación y polarización- que la aprobaran las dos cámaras del Congreso con votos de los dos partidos, tan enfrentados en casi todo lo demás.

Esta ley de infraestructuras tiene las críticas de quienes están en contra del gasto público y abogan por modelos de gestión privada. O, dicho de otro modo, el modelo Thatcher en el Reino Unido. Para otro artículo, también.

El plan de Joe Biden después de pasar por el Congreso quedó en una inversión federal de 1,2 billones de dólares que gestionarán fundamentalmente los estados y entidades locales.

Desigualdades sociales, también en las infraestructuras

"En la actualidad unos diez millones de hogares en EE.UU. y 400.000 escuelas y guarderías carecen de agua potable." Lo afirma un documento de la Casa Blanca publicado el mismo día que se aprobó la ley de infraestructuras y empleo, 6 de noviembre de 2021.

Sobre la realidad y los efectos socio-económicos de las infraestructuras en los Estados Unidos hay un estudio del Centro sobre Presupuestos y Prioridades Políticas. En ese estudio, de 2019, se afirma que cualquier inversión federal en infraestructuras debe proponerse mejorar las zonas de bajos ingresos, las zonas pobres, vaya. Como hablamos de los Estados Unidos, esas zonas estarán habitadas mayormente por población afroamericana, inmigrante o "nativa americana".

Algunos ejemplos que destacan: lo primero, la construcción de vivienda asequible; luego, las escuelas, y en tercer lugar, el transporte. "Invertir en infraestructuras bien diseñadas de transporte puede mejorar las expectativas económicas de esas zonas con malos servicios, porque les puede facilitar el acceso al trabajo y a otras oportunidades".

Otro ejemplo que enlaza con la afirmación de la Casa Blanca, las canalizaciones de agua potable y aguas residuales: "Es necesario mejorar o sustituir infraestructuras obsoletas como las tuberías de plomo y el tratamiento de aguas residuales para poder vivir en un entorno seguro. Los niños de bajo nivel económico acostumbran a vivir en áreas más expuestas a agua no potable, contaminación del aire y otros peligros ambientales. Además, esas poblaciones pobres tienen un alto riesgo de sufrir los efectos dañinos del cambio climático, por lo tanto se beneficiarán notablemente de toda acción que luche contra esos efectos."

Cualquier puente diseñado como el Key de Baltimore habría sucumbido a una embestida como la que lo derribó, pero eso no oculta el estado general de las infraestructuras en la aún mayor potencia del mundo. También el estado de los puentes. Termino con otra cita de un informe de 2021 específico sobre los puentes: "Hay más de 617.000 puentes en los EE.UU., casi la mitad, el 42% tienen como mínimo cincuenta años, y el 7,5% son estructuralmente deficientes, en "pobres" condiciones. Desgraciadamente se dan 178 millones de trayectos al día a través de estos puentes deficientes. A medida que los puentes han ido envejeciendo sus reparaciones se han ralentizado. Se calcula que hacen falta 125 mil millones de dólares para reparar puentes".