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Guerra en Ucrania, año II: del conflicto relámpago a la congelación de los frentes

  • La ayuda internacional que recibe Ucrania ha alcanzado cifras mínimas entre agosto y octubre de 2023
  • La de Ucrania se ha convertido en una de las mayores crisis de refugiados en la historia moderna
  • Guerra en Ucrania, en directo

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Mecánicos reparan un vehículo de combate en la región de Donetsk
Mecánicos reparan un vehículo de combate en la región de Donetsk

En la madrugada del 24 de febrero de 2022, cientos de miles de soldados rusos y carros blindados concentrados a lo largo de varios meses en la frontera de Ucrania con Rusia entraban en territorio ucraniano, a pesar de las repetidas promesas de Moscú de que no tenía intención alguna de lanzar una operación militar contra su país vecino.

La invasión comenzó con decenas de ataques con misiles contra ciudades en todo el territorio ucraniano. Las tropas rusas avanzaron rápidamente y en pocas semanas habían llegado hasta las afueras de la capital ucraniana y controlaban una parte significativa de Ucrania: ocuparon territorios en el este y sur de la provincia de Jersón, rodearon la ciudad portuaria de Mariúpol y bombardearon Járkov, la segunda ciudad más poblada de Ucrania.

Sin embargo, las unidades rusas se encontraron meses más tarde con una inesperada fuerte resistencia ucraniana. Las tropas ucranianas se desplegaron haciendo uso de las armas suministradas por los países occidentales y, al no lograr tomar la capital en su intento de llevar a cabo con éxito una guerra relámpago, las unidades de Moscú se retiraron del norte y centraron sus combates en las zonas del Donbás.

“Al inicio de la guerra, Rusia iba para un desfile en Kiev. Este desfile triunfal que iban a hacer les hizo bajar la guardia, no tomar ningún tipo de medidas preventivas”, asegura a RTVE.es el ex Segundo Jefe del Estado Mayor de la Armada, el almirante Ángel Tafalla. “No esperaban una respuesta efectiva, causada por el descuido en el avance y la super confianza que tenían los rusos. La reacción ucraniana nos sorprendió a todos. No se puede despreciar nunca al enemigo”, añade.

El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Nebrija, Carlos López, señala que “el tipo de invasión que se planteó Moscú seguramente no era factible con las fuerzas que Rusia disponía”. “Estamos hablando de una invasión a gran escala con unas fuerzas que en el momento inicial contaban con en torno a los 100.000 hombres, que no son suficientes para una invasión a gran escala”, subraya.

Entre septiembre y noviembre de 2022, más de medio año después del inicio de la invasión rusa, una contraofensiva llevó a Ucrania a liberar alrededor de 3.000 kilómetros cuadrados en solo seis días, la mayor victoria de las tropas ucranianas desde que Rusia se retiró de las proximidades de Kiev.

Las fuerzas ucranianas avanzaron hacia la ciudad de Jersón a principios de noviembre de 2022, sellando uno de los mayores reveses a la invasión del presidente ruso, Vladímir Putin. El avance de las tropas ucranianas y la retirada de las rusas a través del río Dnipro hizo que Rusia entregara la única capital de provincia que había capturado desde el inicio del conflicto.

“Hubo una maniobra brillante de los ucranianos. Como el objetivo ruso hubiera sido llegar hasta Odesa, los ucranianos fingieron un ataque sobre Jersón. Eso hizo que bajaran fuerzas rusas hacia al sur y, en lugar de eso, los ucranianos fueron hacia el noreste”, explica el almirante Tafalla. “Al dejar desguarnecido los rusos el norte del Donbás, los ucranianos se fueron hacia el territorio de Járkov y se conquistó un territorio tremendo”, detalla el almirante, quien recalca que “la ayuda occidental empezó a ser mucho más decisiva”.

La batalla de Bajmut

Después de que las fuerzas rusas capturaran las ciudades de Severodonetsk y Lysychansk en junio y julio de 2022, Rusia comenzó una ofensiva a gran escala contra la población de Bajmut, que se convirtió entonces en el principal objetivo ruso para asegurarse el control de toda la región del Donbás.

Bajmut era un centro de suministro para los combatientes ucranianos en Severodonetsk y Lysychansk, por lo que había sido bombardeado en reiteradas ocasiones por las fuerzas rusas. Eso llevó a que gran parte de los 70.000 habitantes de la ciudad huyeran, pero pocos esperaban que Bajmut se convirtiera en el lugar en el que iba a tener lugar la batalla más larga de la guerra.

En mayo de 2023, el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, amenazó con retirar a sus combatientes de Bajmut por falta de apoyo de Rusia, pero dos días después dio marcha atrás después de que el Ministerio de Defensa le prometiera la munición y el armamento necesarios para continuar con la batalla.

El 21 de mayo de 2023, tras más de un año de guerra, Putin celebró su primera gran victoria desde el inicio de la invasión anunciando que las fuerzas rusas habían capturado Bajmut.

“Bajmut está en Donetsk, no tenía un valor estratégico muy destacado. El arte de la guerra consiste en que si un sitio no es vital, no hacer un esfuerzo grande por defenderlo, pero allí estaba en juego la honra de Ucrania y la honra o el prestigio ruso”, indica el almirante Tafalla. “No se jugaban nada estratégicamente, nada más que el orgullo. Ucrania se equivocó, no debió comprometerse tan decisivamente por un objetivo secundario”, añade.

“Casos como el de Bajmut han servido para llamar la atención internacional sobre esa defensa heroica que se ha hecho por parte de los ucranianos en ciertas posiciones, aún cuando no eran estratégicamente tan sensibles”, opina el profesor López.

Los meses de preparación de las fuerzas de Kiev para su contraofensiva de verano en 2023 permitieron a las tropas rusas fortalecer sus posiciones con barricadas de hormigón, laberintos de trincheras y zanjas antitanques a lo largo de la línea del frente de casi 1.000 kilómetros.

“Se dio tiempo al enemigo a atrincherarse. Un soldado atrincherado es siempre más fuerte que uno que avanza a pecho descubierto. Se le dio un tiempo tremendo a Rusia”, explica el almirante Tafalla. Aquí hubo un desprecio ucraniano a la capacidad rusa de atrincherarse y aguantar”, señala.

Además, el 6 de junio de 2023, la voladura de la presa de Nova Kajovka provocó inundaciones que devastaron ciudades completas y decenas de personas murieron en un desastre que redujo las opciones de ataque de las tropas ucranianas en su contraofensiva.

Casi dos años después del inicio de la guerra, la situación sobre el terreno ha cambiado poco en Ucrania. Con un lento —casi inexistente— avance en la última contraofensiva de las tropas ucranianas y con pocas señales de que Rusia se vaya a dar por vencida —ya que ha comenzado a conseguir progresos limitados en el campo de batalla—, Kiev se enfrenta a una guerra prolongada en la que necesitará el apoyo a fondo de sus aliados, que están ahora también centrados en el conflicto en la Franja de Gaza.

“En los últimos meses, parece que las operaciones están siendo menos decisivas sobre el terreno, los avances se están reduciendo. Tenemos una cierta congelación de los frentes”, afirma López. “Lo que nos puedan deparar los próximos meses va a depender mucho de las circunstancias internas de los implicados y, en el caso de Ucrania, de cómo continúe el flujo de la ayuda militar que recibe por parte de los países occidentales", añade.

Más de seis millones de ucranianos refugiados

La invasión rusa de Ucrania ha obligado a millones de personas a abandonar sus hogares y buscar refugio en naciones de la Unión Europea y otros países vecinos. La cifra de ucranianos que ha huido del conflicto ha hecho que esta sea una de las mayores crisis de refugiados de la historia moderna.

Como resultado de los intensos bombardeos en todo el país, se estima que alrededor de 3,7 millones de personas —entre ellas casi un millón de niños— se han desplazado internamente y más de 6,3 millones de ucranianos han huido a países vecinos, en donde todavía permanecen. Además, en el último año alrededor de 900.000 personas habrían retornado a sus casas en Ucrania.

Actualmente, Rusia es el país que acoge al mayor número de refugiados con 1,21 millones, según datos ofrecidos por el Gobierno ruso a ACNUR.  El gobierno de Kiev asegura que estos ucranianos han sido trasladados por la fuerza por unidades rusas a territorio enemigo, pero Moscú defiende que estos refugiados fueron evacuados voluntariamente para alejarles de los “bombardeos y la represión” por parte de “nazis ucranianos”.

“Esos son los datos que dan las autoridades rusas en cuanto a las personas refugiadas”, subraya Pablo Zapata Olivares, representante de ACNUR en Rumanía, un país en el que hay registrados 79.700 refugiados ucranianos.

Alemania es el segundo país con más refugiados ucranianos, con 1,12 millones, seguido de Polonia, con más de 956.000 refugiados, y República Checa, con 373.590. España se encuentra en la sexta posición en la lista de los países con más refugiados procedentes de Ucrania, con cerca de 200.000, mientras que Rumanía, que tiene frontera directa con Ucrania, se encuentra en duodécima posición.

“Rumanía es el único país que hace frontera con Ucrania que no tiene una lengua eslava. El polaco y el ucraniano son relativamente parecidos. Los ucranianos, en uno o dos meses están hablando polaco”, detalla Zapata Olivares, quien añade que “los ucranianos creen que tienen menos posibilidades en Rumanía que en otros países de la Unión Europea, como Alemania”.

En marzo de 2022, al inicio de la guerra en Ucrania, la Unión Europea activó un plan de emergencia para proporcionar protección inmediata y colectiva a las personas desplazadas y para reducir la presión sobre los sistemas de asilo de los países del bloque comunitario. Más de 4,2 millones de ucranianos se benefician de este mecanismo de protección temporal.

“Los refugiados ucranianos que se encuentran en la UE están en base a la directiva europea de protección temporal”, explica Zapata Olivares a RTVE.es. “Tiende a equiparar la situación de las personas a las que se les concede esta protección temporal con la situación de las personas nacionales del país, con acceso a servicios sociales, sistemas sociales de protección…”, añade.

La ayuda de Occidente, bajo mínimos

La ayuda internacional que recibe Ucrania ha alcanzado cifras mínimas entre agosto y octubre de 2023, una caída de casi el 90% en comparación con el mismo periodo el año anterior. En total, entre agosto y octubre, Ucrania recibió 2.110 millones de euros, la cantidad más baja desde enero de 2022.

El Gobierno de Kiev depende cada vez más de un grupo central de donantes como Estados Unidos, Alemania, países nórdicos (Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia) y de Europa del Este.

En cuanto a la ayuda militar, del total de los 25.000 millones de euros en asistencia para armas pesadas, la suministrada por Estados Unidos representa el 43% de la ayuda total enviada a Ucrania, mientras que la de todos los países e instituciones de la Unión Europea en su conjunto representa el 47%.

El Gobierno de Washington ha sido el que más ayuda ha enviado a Ucrania, con más de 44.000 millones de dólares (40.840 millones de euros) en asistencia militar desde que comenzó la guerra, por encima de lo que han entregado los siguientes cuatro mayores contribuyentes: Alemania, Reino Unido, Noruega y Dinamarca.

Cerca del 40% de la ayuda enviada por la Administración Biden ha sido para fines no militares, lo que incluye gastos para ayuda humanitaria y ayuda económica directa para mantener el Gobierno ucraniano en funcionamiento.

Sin la ayuda de Estados Unidos, Ucrania tendría serias dificultades para defenderse de las tropas rusas. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha asegurado que Kiev necesita una nueva e importante inyección de ayuda económica y militar que solo el Congreso puede aprobar, pero algunos miembros del Partido Republicano creen que Washington no debería gastar miles de millones de dólares en un conflicto lejano.

La financiación estadounidense ha abierto el debate sobre si los aliados europeos pueden compensar esta carencia y cómo puede afectar a la evolución de la guerra después de dos años.

“De lo que tenemos que estar pendientes es, en el plano político, de las decisiones que se tomen, de la posibilidad de una cierta fatiga por parte de los países que están apoyando políticamente y militarmente a Ucrania, de que puedan poner en duda la continuidad de ese apoyo”, señala López.

A juicio del profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Josep Puigsech, la ralentización de la ayuda internacional a Ucrania está siendo “absolutamente decisiva”. “Ucrania está pagando la reducción de ayuda militar que tiene de sus aliados de una manera muy evidente en el campo de batalla. Esa incapacidad para recuperar los territorios ocupados por el Ejército ruso es la evidencia más flagrante”, recalca.

Sobre esta información

*InfografíaRTVE (Evoluciona): Juanma Leralta.

En esta pieza ha participado Lucía Montilla (DatosRTVE).