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Radiografía de Galicia

Galicia, una comunidad envejecida y marcada por la brecha entre el mundo rural y el urbano

  • Es la sexta autonomía más poblada y la sexta más rica, con un peso destacado del sector primario y la industria
  • También hay división entre el interior y la costa: Lugo y Ourense sufren desde hace años la despoblación
  • Especial elecciones gallegas 2024

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La sociedad y la economía de Galicia, en datos
La sociedad y la economía de Galicia, en datos DiseñoRTVE

El próximo 18 de febrero los gallegos acuden a las urnas, pero ese día no votará una sola Galicia. La comunidad alberga muchas realidades distintas, y son especialmente patentes las grandes diferencias sociales entre el rural y las ciudades y entre el interior y la costa.

La séptima comunidad por extensión en España es la sexta más poblada (con 2,6 millones de habitantes), y también la sexta más rica, por encima de la media, y aportando un 5,2% del PIB nacional. 

Pero Galicia no ha dejado de perder población desde 1986, cuando empezaron los registros del Instituto Galego de Estadística. Desde entonces, tiene 200.000 habitantes menos. También ha descendido su peso demográfico desde principios del siglo XX, cuando representaba más de un 10% de la población española, mientras que ahora apenas supera el 5%, según un estudio de la Universidad de Vigo

  • Galicia

    Población:

    2.699.424 habitantes

    Superficie:

    29.575 km2

    Densidad:

    91,27 hab/km2

    Pulsa en los siguientes botones para ver su gráfico:
    Paro:

    9,2 %

    PIB:

    69.829,7 mill. de €

    Renta media:

    25.906 €/hab

    Edad media:

    48,2 años

    Mayores de 65:

    26,3 %

    Extranjeros:

    5,2 %

    Gráfico de evolución:

La segunda comunidad más envejecida

Al mismo tiempo, la comunidad se ha ido envejeciendo más rápidamente que la media española y es, a día de hoy, la segunda más envejecida de España, por detrás de Asturias. Con una media de edad de 48 años, supera por cuatro años el dato nacional.

Algunos mapas son especialmente reveladores en este sentido. En solo dos municipios gallegos hay más niños que mayores de 65 años -Ames, en A Coruña, y Salceda de Caselas, en Pontevedra-, mientras que en algunos, como Cervantes, en Lugo, llega a haber 17 mayores por cada niño, como se puede ver en el gráfico.

No es casualidad que el pueblo que aparece en lo más alto de la lista sea esta pequeña localidad de la montaña lucense. La situación es especialmente grave en Ourense y Lugo: si bien Galicia ha envejecido más que la media española, especialmente desde el inicio del siglo XXI, Ourense y Lugo lo han hecho a más velocidad, prácticamente doblando el dato de España.

Aquí aparece la principal brecha que atraviesa la comunidad: la diferencia entre el interior, más deprimido económica y demográficamente, y el llamado Eje Atlántico, la línea que va desde Ferrol en el norte hasta Vigo en el sur, siguiendo el recorrido de la autopista AP-9, y donde se sitúan cinco de las siete ciudades gallegas -además de las mencionadas, están A Coruña, Santiago de Compostela y Pontevedra-.

A pesar de estos datos, para la profesora de Sociología de la Universidad de A Coruña Antía Pérez Caramés, "el envejecimiento demográfico no es un problema”. “Es una consecuencia generalizada en los territorios que han superado con éxito la transición demográfica, es decir, que han logrado controlar unos niveles de mortalidad muy elevados y que han logrado controlar la fecundidad para ajustarla a la descendencia deseada. Por lo tanto, es el síntoma de un gran éxito colectivo”, señala a RTVE.es

En el caso de Galicia, una de las causas que explican esta media de edad más alta es la emigración masiva registrada en los años 60 y 70 hacia otras partes de Europa y de España, ya que los emigrantes se llevaban consigo su “capacidad reproductiva”, apunta esta experta en envejecimiento y migración. A esto se añade que muchos de aquellos migrantes han vuelto recientemente, ya jubilados, engrosando la parte alta de la pirámide de población.

Lugo y Ourense, epicentro de la despoblación

Las distintas realidades de Galicia se aprecian a la hora de hablar de despoblación. Mientras que la población de la comunidad “se ha mantenido relativamente estable en las últimas décadas”, según Pérez, rondando los 2,6 o 2,7 millones de habitantes y las provincias de A Coruña y Pontevedra han ganado habitantes ligeramente, Ourense y Lugo han sufrido un verdadero desplome demográfico.

De hecho, estas dos provincias forman parte del triángulo de la despoblación del noroeste español, que abarca el interior de Galicia, Asturias y las provincias noroccidentales de Castilla y León. Ourense y Lugo son, tras Zamora, las dos que más población han perdido en términos relativos desde que empezó el siglo, cerca de un 11% cada una. En el mismo periodo, A Coruña creció un 1,9% y Pontevedra un 3,5%. Los datos contrastan aún más con la media de aumento de población en España: un 18,6%.

Si se amplía la escala temporal, Ourense es la provincia que más se ha despoblado en términos absolutos desde hace medio siglo, con 136.000 ourensanos menos. En este territorio viven menos personas ahora que antes de la I Guerra Mundial.

Detrás de esta llamativa caída de población hay varios factores. Por una parte, la emigración, en gran parte hacia el Eje Atlántico, adonde ourensanos y lucenses llegan por una economía más dinámica, diversificada y con mayor potencia industrial (las fábricas de Vigo son un buen ejemplo) o turística. Otros -también del resto de Galicia- han emigrado a otras partes de España, con especial intensidad a Madrid en los últimos años, siguiendo un patrón habitual en los movimientos de población en nuestro país desde hace años.

“Ha habido un proceso intenso de desagrarización y de migración hacia entornos urbanos por falta de oportunidades económicas”, detalla la profesora de la UDC. Migraciones, por cierto, con un “acusado componente femenino”. Cuando se agudizan estos procesos se da una “una inercia demográfica” en los territorios despoblados, donde es más difícil volver por la falta de servicios y con una población residente envejecida, por lo que el fenómeno es muchas veces "irreversible". 

El único factor que contrarresta el bajo crecimiento vegetativo en Galicia, con la segunda tasa de natalidad más baja de España, es la llegada de migrantes, unos 20.000 en 2023, lo que permitió que en el pasado año creciera la población tras varios años a la baja. 

La gran brecha económica entre el mundo rural y el urbano

Además de la división entre el Eje Atlántico y el interior, la otra gran brecha en Galicia se da entre las zonas rurales y urbanas. En el mundo rural, la esperanza de vida es más baja (hasta un año de diferencia con las ciudades) y la mortalidad más alta (hay 19 defunciones por 1.000 habitantes en las zonas poco pobladas de Lugo, frente a menos de diez en las zonas densamente pobladas de la misma provincia).

También hay diferencias en la renta, de casi 5.000 euros anuales. Mientras que en las zonas poco pobladas la renta disponible bruta por habitante en 2020 era de 13.105 euros, en las urbanas la cantidad asciende hasta los 18.124 euros.

Por municipios, se observa claramente cómo las siete ciudades gallegas y sus áreas metropolitanas son las zonas más ricas, mientras que las zonas menos pobladas presentan rentas mucho más bajas.

Parte del problema se explica por la “falta de empresas medianas”, que son las que "vertebran el territorio", según Gonzalo Rodríguez, profesor de Economía de la Universidad de Santiago de Compostela. “La economía gallega tiene un grupo muy reducido de empresas enormes y uno muy grande de empresas muy pequeñas y son estas empresas medianas, las verdaderas pymes, las que no conseguimos desarrollar en el sector rural”, destaca.

“La economía gallega tiene un grupo muy reducido de empresas enormes y uno muy grande de empresas muy pequeñas

Es llamativa en este sentido la diferencia entre dos zonas rurales, ambas alejadas del Eje Atlántico. Mientras que en el este, las montañas de Lugo y Ourense se han convertido en el epicentro de la despoblación, al oeste, en la Costa da Morte, la situación es significativamente mejor. La clave, según Rodríguez, es el “sustento” de la pesca, que vende productos elaborados y de mayor valor añadido que la agricultura, y que cuenta con empresas medianas dedicadas a la conserva, al congelado y otros tipos de procesado. Entre ellas, repartidas por toda la costa gallega, están Pescanova, Calvo, Jealsa o Isabel.

Un paro bajo pero una alta inactividad

Galicia tiene una de las tasas de paro más bajas de toda España, un 9,15%, más de dos puntos por debajo de la media nacional (del 11,7% en el último trimestre de 2023, según la EPA). Este dato positivo esconde, sin embargo, otra realidad, la de la falta de creación de empleo.

“El dato clave aquí es la población activa”, apunta Rodríguez. Galicia es la segunda comunidad con menor población activa de toda España, solo por detrás de Asturias, algo en lo que influye mucho el envejecimiento. O como lo expone el investigador de la USC, “la tasa de actividad es más baja como consecuencia de un porcentaje de población inactiva, o sea, de jubilados, elevado, y en última instancia lo que explica la tasa de paro más baja es el envejecimiento poblacional”.

Esta comunidad tiene, aún a día de hoy, menos personas activas y menos trabajadores ocupados que en 2008, antes de la Gran Recesión que hundió el mercado laboral en nuestro país. Y sin embargo, el número de parados ha aumentado ligeramente desde entonces, a pesar del descenso de la población, como se ve en el siguiente gráfico.

Menos turismo y un mayor peso del sector primario y la industria

Como en el resto de España, el sector servicios es el principal motor de la economía gallega (representa un 22% del PIB, un dato casi idéntico al nacional). El comercio, la hostelería y el turismo emplean a casi un tercio de los trabajadores, de nuevo números muy similares a los del país. 

Y aunque la llegada de visitantes marca récord año tras año, Galicia tiene una peculiaridad. Por su meteorología, con lluvias y cielos nublados buena parte del año, “la temporada turística es más corta, esencialmente de dos meses, mientras que en el Mediterráneo puede llegar casi hasta seis”, asegura Rodríguez. Por ello, el peso del sector es menor que en otras comunidades.

En contraposición, destaca la mayor relevancia de otros sectores. Por un lado la industria, que representa el 17,8% del PIB, dos puntos por encima de la media nacional), y por otro el sector primario. La agricultura, la ganadería y la pesca ocupan casi al 6% de los trabajadores en la comunidad, dos puntos por encima del dato de España.

Las exportaciones, claves para la economía gallega

También son especialmente relevantes para la economía gallega las exportaciones. Estas representaron un 43% del PIB, lo que sitúa a Galicia como la segunda comunidad con mayor peso de la venta al extranjero, solo por detrás de Navarra, y con un dato 14 puntos por encima de la media española. 

Galicia exporta sobre todo textil (23,3% del total), automoción (19,1%) y alimentación (13%). Aquí nació Inditex, dueña de Zara, Pull and Bear y otras marcas, y aquí mantiene varias fábricas el grupo, lo que explica en gran parte que la región exporte el 34% de los textiles del país. También envía al extranjero la mitad de todos los productos pesqueros que exporta España , según CaixaBank Research. En cuanto a la venta de vehículos, el dato se debe esencialmente a la presencia de la factoría de Stellantis -antes Citroën- en Vigo.

Pero que en este territorio estén establecidos gigantes como Inditex -la empresa con mayor capitalización bursátil de España- o Stellantis tiene también sus riesgos. “La economía gallega es muy dependiente de muy pocas empresas”, insiste Rodríguez, profesor de la USC. Señala el ejemplo de Alcoa, una fábrica de aluminio de la que depende buena parte de la población en la comarca Mariña lucense, y que tiene en vilo desde hace años a Galicia por su amenaza de cierre primero y por el retraso en su reactivación ahora. 

“Esa insuficiente diversificación y crecimiento en otros sectores es una de las principales carencias de la de la economía gallega”, añade. Y como ejemplo positivo, cita el despegue del sector de los drones, apoyado con financiación pública y privada, en el aeródromo de Rozas, cerca de Lugo, y que desde hace pocos años acoge a decenas de empresas. Una “apuesta bien orientada” que podría inspirar a otras a mayor escala para reactivar la economía de esta comunidad.