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Programar una cesárea para ver un partido del Madrid: los tratos deshumanizados en el parto

  • Una de cada cuatro mujeres que dieron a luz en España en 2021 lo hicieron por cesárea
  • Las prácticas negligentes durante el parto se consideran una forma de violencia contra la mujer

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Mujer en un paritorio
Mujer en un paritorio

Como matrona, María (nombre ficticio) ha sido testigo de cómo un médico le pedía que le dijera a una mujer que el feto era grande y que programara una cesárea porque quería ver un partido del Real Madrid. Como ocurrió en este caso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que muchas mujeres están expuestas cuando dan a luz a maltrato físico, humillación, abuso verbal y procedimientos médicos coercitivos o no consentidos.

Basándose en la evidencia científica, el Ministerio de Sanidad y la OMS recomiendan que las tasas de cesáreas y las de partos instrumentales no superen el 15%. Sin embargo, en España, uno de cada cuatro partos acaban en cesáreas y en un 18% de los vaginales se utilizan ventosas, fórceps o espátulas para sacar al bebé.

El término violencia obstétrica, que la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) rechaza por ser “injusto” y tener un significado “doloso”, ha sido reconocido tanto por la OMS como por Naciones Unidas, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa. Además, asociaciones feministas de todo el mundo lo califican como un tipo de violencia machista.

Según Adela Recio, estadística del Estado, al comparar los procedimientos que se realizan con las recomendaciones, “se puede ver como hay un exceso general en intervenciones en cesáreas, episiotomías, partos instrumentales y otros indicadores”.

Uno de cada cuatro partos acaba en cesárea

La evidencia médica es clara: “Cuando la tasa de cesáreas se acerca al 10%, disminuye el número de defunciones maternas y de los recién nacidos, pero cuando supera el 10% no hay indicios de que mejoren las tasas de mortalidad”. Sin embargo, la tasa en España roza el 24% y es incluso 11 puntos superior en los hospitales privados.

Sanidad no identifica los hospitales con las tasas más altas, pero, a través del Portal de Transparencia, DatosRTVE ha obtenido información de cuántos superan las recomendaciones. Así, en 2020, solo 16 hospitales de 339 mantuvieron su índice por debajo del 15%, y en otro 5% de centros más de la mitad de las embarazadas pasaron por quirófano, especialmente en Andalucía, Galicia y Comunidad Valenciana.

¿Por qué se practican tantas cesáreas? En palabras de Francisca Fernández Guillén, abogada que ha conseguido que Naciones Unidas condene a España en tres ocasiones por violencia obstétrica, el problema principal es que “los médicos quieren ahorrar tiempo y si inducen un parto o programan una cesárea saben que va a nacer en horario laboral y que no le van a molestar un domingo, un festivo o en una cena de Navidad”.

Fernández centra su crítica en la sanidad privada, donde no solo interviene el tiempo, sino también el interés económico: “Un parto puede durar hasta 24 horas y una cesárea se hace en 20 minutos. Además, por una cesárea el centro hospitalario o el asegurador cobra quirófano, anestesista, personal auxiliar… Necesita mucho más personal que un parto normal”.

Aunque María rechaza el término violencia obstétrica por sentir que la equiparan “a un maltratador”, reconoce que “generalmente a las mujeres sin patologías en las privadas no las dejan hasta la semana 41 más tres, como sí hacen en la pública”. Es más, asegura que “muchos ginecólogos quieren hacer cesárea porque están cansados del día de consulta o porque tienen que irse”.

La matrona madrileña piensa que también influyen otros dos factores: “La dotación de medios es infinitamente menor y, por tanto, los médicos no arriesgan. Además de que muchas mujeres eligen la ‘comodidad’ de saber quién le llevará el parto porque se sienten más seguras”.

Respecto a la pública, asegura que, antes de hacer una cesárea, se hace una prueba para saber si el bebé tiene suficiente oxígeno para soportar lo que queda de parto: “Se aguanta todo lo que se puede”.

Las cesáreas dividen España en dos: el norte es el que hace menos y el sur, el que más. Destaca sobre todo el caso de Extremadura, que solo en los hospitales públicos ya duplica las recomendaciones. La abogada pone de ejemplo el Hospital Zafra en Llerena (Badajoz) y lo califica de “escandaloso”: “Hay una cultura muy intervencionista y también hay mucho abandono durante el parto”, denuncia la experta.

Solo los hospitales públicos del País Vasco se encuentran por debajo de la tasa recomendada, y tampoco se superan las dos cesáreas de cada diez partos en Navarra, Aragón, Asturias, Baleares y Canarias. En el caso de los privados, la tasa se mantiene por debajo del 30% -que es el doble de lo recomendado- solo en cuatro comunidades: Castilla y León, País Vasco, La Rioja y Canarias.

Cuatro veces más partos instrumentales en los privados

De los 243.010 partos vaginales en 2021, el 18,4% requirió instrumentos para extraer al bebé. A pesar de que se ha ido reduciendo la tasa, María insiste en que las tasas de los privados son altas porque no se respetan los tiempos: “Si son las diez de la noche y la mujer está ya con dilatación completa, el médico te puede decir que la hagas empujar y que, si no sale, se le meten unas espátulas porque ellos se quieren ir a su casa”.

En los públicos hay cuatro veces menos partos instrumentales, pero Francisca Fernández insiste en que también influyen los tiempos: “Una mujer con anestesia epidural necesita en su primer parto unas cuatro horas” y suele intervenirse antes. Es más, la abogada considera que, ante la preocupación por el aumento de cesáreas, “lo arreglan haciendo un montón de partos instrumentales”.

Los públicos con más instrumentales son los de Galicia (23%) y también superan el 20% los de Asturias, Navarra, Murcia y La Rioja. En cuanto a privados, destaca la Comunidad Valenciana con un 42% y Murcia y Castilla-La Mancha con más del 38%. Solo Canarias no supera las recomendaciones de la OMS en sus centros públicos y privados.

Respecto a 2016, la tasa de partos instrumentales en centros públicos solo ha aumentado en cinco regiones: Cataluña y La Rioja registran incrementos de cinco y cuatro puntos, respectivamente. En el caso de los privados, solo ha aumentado en La Rioja y ha disminuido en el resto de comunidades. Asturias y País Vasco registran las bajadas más importantes, pasando de un 37 a un 18% y de un 45 a un 33%, respectivamente.

Una mirada a la UE: España, a la cola en partos naturales

En 2019 se publicó el Informe Europeo sobre Salud Perinatal y en él España destaca como uno de los países con menos partos naturales. Adela Recio sugiere seguir el ejemplo de los países nórdicos como Noruega, Islandia y Suecia, porque “es donde menos mortalidad perinatal hay y no superan ciertos porcentajes de cesáreas”. También tiene claro que España es el país donde más instrumentales hay debido a la “sobre medicalización del parto”.

Las gestantes españolas, además, son de la de mayor edad de la Unión Europea -cuatro de cada diez son mayores de 35 años-, lo que para la matrona de la Comunidad de Madrid es un factor que propicia la intervención: “La gente ahora pare con 40 años el primero [de los hijos] y pretenden parir como las mujeres de antes cuando no tienen los cuerpos de antes”.

Para Francisca Fernández, el problema radica en que el parto se pone en manos de patólogos: “El parto hospitalario debería ser solo para mujeres con patologías y las demás podrían parir en casas de parto dentro de los hospitales o en casa, atendidas por matronas, como ocurre en la mayoría de países de nuestro entorno, como Alemania, Inglaterra y Holanda”.

La tasa de episiotomías baja, pero aún supera las recomendaciones

Al margen de si el parto ha sido natural, instrumental o por cesárea, hay otros medidores. Uno de los más recurrentes es la episiotomía, un corte que se hace entre la abertura vaginal y el ano para facilitar la salida del bebé.

El informe oficial más completo hasta la fecha es el de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, data de 2019 y, mientras que la tasa de episiotomías en Suecia se mantenía en torno al 6%, España lideraba los rankings con un 89%. “Son un montón de mujeres que se van a su casa con los músculos y nervios cortados. Y además no son cortes nada inocentes; te puede dejar una cicatriz fibrótica, te puede seccionar el esfínter anal y dejarte con incontinencia”, explica Fernández.

Según la abogada, la tasa es tan alta porque “existe una creencia falsa de que ahorra tiempo”, pero María mantiene que cuando se hace es por necesidad: “Claro que se cometen negligencias, pero son las menos”.

Ahora, la tasa de episiotomías ha bajado, pero España sigue superando en al menos seis puntos la recomendación de la OMS. Al contrario que en el resto de indicadores, los hospitales privados son los que están más cerca del 15%, pero hay grandes diferencias entre comunidades autónomas.

En el caso de los hospitales públicos, los de Aragón y Comunidad Valenciana son los que más han reducido esta práctica respecto a 2016, pero solo se mantienen por debajo del 15% los de Navarra, Baleares y las ciudades autónomas. Las tasas más altas corresponden a Castilla-La Mancha (33%) y Galicia (29%).

En los privados, la tendencia es más desigual. Mientras que en Cantabria y la Rioja la tasa ha subido 18 y 11 puntos respecto a 2016, respectivamente, País Vasco y Navarra la han reducido en 33 y 21 puntos. Así, País Vasco, Canarias y Castilla y León son las únicas regiones que no superan el 15%.

Otras violencias obstétricas: del trato vejatorio a subirse en la barriga

La violencia obstétrica incluye otros factores que a veces son más difíciles de cuantificar como la violencia psicológica en la que se infantiliza y se humilla a las mujeres. La matrona madrileña considera que eso “está bastante erradicado” y que, por ejemplo, “ya no se le dice a la mujer que no grite”.

Francisca Fernández recuerda uno de los casos que llevó: “La mujer lo describió como entrar en un túnel de lavado en el que todos te hacen cosas y tú sales de allí sin comprender qué te han hecho. Tampoco se espera que lo comprendas, solo que seas obediente, sumisa y te dejes hacer”.

Una de las prácticas más cuestionadas y específicamente desaconsejada por la OMS es la maniobra de Kristeller, que consiste en apretar con los puños o el antebrazo el fondo uterino para que el bebé salga con mayor rapidez. La abogada lo compara a un tubo de pasta dentífrica: “Espachurras el vientre de la mujer y el bebé sale lanzado, pero este tiene un cráneo y al pasar de forma abrupta cuando la mujer no ha llegado a su mayor grado de flexibilidad puede provocar desgarros, además de rotura de costillas y lesiones internas”.

De esta práctica apenas hay registros, pero tanto Francisca Fernández como Adela Recio insisten en que se sigue realizando, solo que los médicos “no la anotan porque saben que no deben realizarla”.

La matrona considera que aunque antes se hacía mucho, ahora “la Kristeller no se hará ni una vez al mes”. “Muchas veces se les pide permiso para apoyarse un poco arriba y hacerle fondo al bebé para ayudarle o evitar que sea una cesárea o un parto instrumental. La mujer también se agota y muchas veces no sabe cómo empujar”, defiende María.

Fernández también incide en otro tema: los tactos excesivos (introducir dos dedos en la vagina para conocer el estado del cuello uterino) y en poco margen de tiempo. “Uno de los casos que llevé ante Naciones Unidas fue el de una mujer a la que le hicieron tantos tactos que le provocaron una infección a la bebé y la niña acabó en la UCI”, cuenta.

Ante estos casos, María recomienda “confiar en el profesional”. “La gente con tanta información se pasa un poco. La que mejor pare es la que viene con sus deseos, pero te dice que hagas lo que tengas que hacer”, considera.

Por su parte, Adela Recio concluye que hay que seguir luchando para adecuar las prácticas médicas a la evidencia y hacer estudios oficiales que reflejen este problema “estructural y sistémico”. Sugiere incluir la violencia obstétrica en la ley nacional estatal, ya que, debido a la presión de los colegios médicos, ha quedado fuera de la reforma de la ley del aborto y, como resultado, “la violencia obstétrica solo está reconocida en tres leyes autonómicas: Cataluña, Comunidad Valenciana y País Vasco”.

El teléfono 016 y otros recursos frente a la violencia machista

El teléfono 016 atiende a todas las víctimas de violencia machista las 24 horas del día, los 365 días del año. Además, no deja rastro en la factura, pero sí hay que borrarlo del historial de llamadas y asesora y ayuda a todo aquel que quiera recibir información o denunciar. El mismo servicio está disponible en el correo 016-online@igualdad.gob.es y vía WhatsApp a través del número 600 000 016. Además, en el caso de una emergencia se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062).