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Claves para leer a Jon Fosse, Nobel a contracorriente y dramaturgo a su pesar

  • Su traductora, Cristina Gómez Baggethun, analiza los temas y el estilo del nuevo Nobel de Literatura

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Jon Fosse, Premio Nobel de Literatura 2015.
Jon Fosse, en su residencia de Grotten (Oslo) en 2015.

Con el Premio Nobel a Jon Fosse, la Academia Sueca no solo ha rescatado a la lengua noruega (premiada tres veces antes siendo la última en 1928), sino que vuelva a galardonar a un autor principalmente dramático, algo que no sucedía desde el Nobel a Harold Pinter en 2005.

Aunque la mayoría de los escritores saltan entre géneros, y Fosse es igualmente narrativo, solo quince premiados (la mayoría de ellos hace más de 60 años) han fomentado lo sustancial de su obra en el teatro. De hecho, la lista de dramaturgos nunca premiados tiene mucho brillo: Henrick Ibsen, Bertolt Brecht, Arthur Miller, Tennesse Williams o Eugene Ioenesco.

Jon Fosse, de 64 años, era el dramaturgo más habitual de las quinielas del Nobel, seguramente porque es una gloria artística de su país: hace uso de una residencia pública oficial otorgada por el rey al artista más importante de la nación. Aunque está traducido a más de 40 idiomas, ejemplifica bien parte del problema: su prestigio no se corresponde con su fama. El teatro no viaja tanto entre idiomas y, aunque eso no tiene que ser un factor para la Academia –y menos con un escandinavo-, sí muestra el desplazamiento de la dramaturgia del centro de la cultura.

La editorial De Conatus es la que más libros del autor ha traducido. De hecho, junto a la editorial Nórdica, precisamente lanzan el próximo lunes la novela Mañana y tarde. “Estaba en las apuestas, pero ayer nos empezamos a poner nerviosos porque comenzaron a pedirnos adelantos”, explican a RTVE.es desde Nórdica. “Sonaba en apuestas de los círculos editoriales”.

El teléfono de Cristina Gómez Baggethun, doctora en literatura comparada por la universidad de Oslo, y traductora al español de Fosse echaba humo esta mañana. “No estaba pendiente y no sé por qué, porque llevábamos años esperando a que se lo den. Han tardado”, celebra. Hija de la también traductora Kirsti Baggethum, reside en Noruega y asistió en 2009 a una representación de Yo soy el viento. “Me quedé totalmente fascinada”, recuerda. Fue antes de que le encargasen traducir junto a su madre la Trilogía y Septología, sus grandes obras narrativas, y la ya mencionada Mañana y tarde.

La traductora define a Fosse, que suele ser esquivo con la prensa y vive cierto retiro de la vida pública, como alguien “de gran amabilidad y accesibilidad” con sus traductores. “Hace un par de años ya le conocí personalmente y siempre está disponible, que es algo que no esperaba”.

Un dramaturgo “a la fuerza” con alma de novelista

Gómez Baggethun recuerda que Fosse comenzó como novelista de éxito. “Lo ha dicho muchas veces: el teatro no le gustaba nada. Fue la gente del teatro la que le presionó muchísimo hasta convencerlo para que hiciese teatro porque le decían que tenía madera, pero nadie escribía teatro en Noruega en los 80”.

Y sus obras dramática literalmente revolucionaron el panorama teatral europeo. “Lo que hizo conectó con lo que en lo se llamaba teatro posdramático y a ser importante en Alemania y Francia.  Se convirtió en una estrella internacional durante mucho tiempo”.

Hace 10 años anunció que se retiraba del teatro. “Pero es mentira, porque hace una prácticamente cada año. Antes de ayer estuvo en un estreno”, dice entre risas. “Pero es verdad que ha vuelto a la novela, donde es absolutamente excepcional, me vuelve loca”.

Una figura divisora en Noruega

Pese a su éxito, o tal vez por él, Fosse no es del todo profeta en su tierra. “A una parte de la población nos entusiasma, nos llega a la médula, y otra mantiene que está sobrevalorado”, explica.

Una división que no es ajena a los temas de su literatura y, sobre todo, su conversión al catolicismo. “Él es un provocador en el sentido de que escribe sobre los grandes temas, no tiene miedo a las grandes palabras. Escribe sobre dios, la espiritualidad, la verdad. Y no hay mayor provocación que hacerse católico en Noruega, es como unirse al enemigo”.

Para Gómez Baggethun, Fosse está “muy influido por Martin Heidegger”, y su obra “es una reacción contra el materialismo y el consumismo, una lucha a muerte por recuperar otras dimensiones de la vida humana”.

Se podría decir que el Nobel a Fosse mantiene cierta oposición a la última premiada, Annie Ernaux. “Es algo distinto a lo que está en boga en los últimos años como la autoficción y el hiperrealismo. Es alguien que se ha mantenido fiel a lo que creía”.

El estilo Fosse o la poesía de lo esencial

¿Qué define el estilo del flamante Nobel? “La poesía. No es distinto cómo escribe un poema, una obra de teatro o una novela. La constante es la musicalidad y una búsqueda de ir a lo esencial del lenguaje. Escribe sin florituras”, desarrolla Gómez Baggethun.

Y, por afinar la musicalidad, la partitura sería la de una pieza de jazz. “Se habla de él como un minimalista, apuesta por la belleza de decir eso que no se puede decir. Y la mejor manera en la que a lo mejor las palabras pueden decirnos eso a los a los lectores contemporáneos es esa manera musical, como meterte en un fluido. Hay un tema que se repite y se elabora con pequeños cambios. Es un buscar la verdad por embestidas sobre los mismos temas”.

Por concluir, sitúa la literatura de Fosse en una paradoja. “Se puede percibir como algo muy experimental y vanguardista, porque no utiliza puntuación, pero si haces una lectura a corazón abierto no necesitas ninguna lectura previa para conectarte, lo puede leer cualquiera si se deja llevar”.