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De la moción de censura al "club de la comedia"

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El diputado socialista Óscar López baja de su escaño para dar la réplica a Feijóo
El diputado socialista Óscar López baja de su escaño para dar la réplica a Feijóo

Alberto Núñez Feijóo, traje negro y corbata azul oscuro, sabedor de que los números no dan para ser investido presidente del Gobierno -ya que no espera "un cambio de opinión (o sí)"- había cuidado hasta el milímetro la escenografía de su primera intervención en el Congreso de los Diputados. Bajó arropado por la Carrera de San Jerónimo con sus diputados. "Ahí viene el mogollón", dijo el portavoz del PNV, Aitor Esteban, al entrar en el Congreso solo unos metros por delante. En la tribuna de invitados, 13 presidentes autonómicos populares, entre ellos la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; la de Extremadura, María Guardiola, o el de Andalucía, Juanma Moreno, además de una treintena de alcaldes 'populares'.

Si no puedes ser elegido presidente del Gobierno, al menos salir reforzado como jefe de la oposición, papel del que no ha renegado -"sé cuál es mi deber"- si, finalmente, Pedro Sánchez consigue el apoyo de los independentistas para ser reelegido; o prepararse para una repetición electoral presentando su programa si al final se frustran las negociaciones de los socialistas. Un debate de investidura que prolongara el 'chute' que supuso el baño de masas el pasado domingo cuando consiguieron reunir a 60.000 personas en Madrid -según sus cálculos- en contra de la amnistía. Pero el jarro de agua fría llegó por la tarde, cuando Pedro Sánchez renunció a medirse con Feijóo y dejó la tribuna de oradores al diputado y exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, para sorpresa de toda la Cámara.

La mañana fue como la seda para el PP o, al menos, según el guion previsto. Feijóo entró en el hemiciclo a las 12.03 -haciéndose esperar como buen protagonista de una fiesta- y arrancó su discurso hablando sin demora del elefante en la habitación: la amnistía, que reclaman ERC y Junts para apoyar a Sánchez; e insistió en colocar un mensaje: "Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden para ello", aunque obviando que cualquier cesión a los nacionalistas catalanes en este sentido le retiraría el apoyo de Vox. Los aplausos de los suyos fueron constantes y continuos durante un discurso muy parecido al de una moción de censura.

Planteó su programa de gobierno con el ofrecimiento de seis pactos de estado y prometió rebajas de IRPF y el IVA, entre otras medidas; afeó a Junts y PNV -partidos nacionalistas pero conservadores- que fueran a aceptar la "política económica de Podemos" cuando no les habían votado para ello al igual que él no le habían votado para aprobar una amnistía, encendiendo la cara de Aitor Esteban que apuntaba en su libreta esbozando una media sonrisa esperando a su turno, ya este miércoles; y aseguró que seguiría tendiendo la mano al PSOE para cuando Sánchez ya no lo dirija.

Las caras de satisfacción de los 'populares' tras su intervención eran evidentes: Feijóo no saldría elegido presidente del Gobierno pero sí le reforzaba como líder del partido. Le aplaudieron durante dos minutos en pie antes de que la sesión quedara suspendida hasta la tarde. Hasta las "tres coma treinta", dijo una atribulada Francina Armengol desde la presidencia de la Cámara. "He dicho todo lo que tenía que decir", resumió Feijóo al abandonar el Congreso.

Giro de guion vespertino: Sánchez renuncia a hablar

Pero el guion sufrió un giro inesperado por la tarde. La decisión del PSOE de que fuera el diputado y exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, el que interviniera en lugar del propio presidente del Gobierno o en lugar de su portavoz, Patxi López, descolocó a un grupo 'popular', que no ha ocultado su malestar con gritos de "¡cobarde, cobarde!" dirigidos a Sánchez. Feijóo contaba con que fuera López, pero no con un diputado socialista sentado en la cuarta fila del grupo y ha acusado al PSOE de alcanzar el "cénit del despropósito" e intentar "dinamitar" su investidura.

El secreto se mantuvo hasta el último momento; ni siquiera todos los diputados socialistas sabían del golpe de efecto que tenía guardado Sánchez, al que el candidato 'popular' ha acusado de no querer debatir cuando en campaña le pidió hasta "seis debates". Puente subió a la tribuna y durante alrededor de 40 minutos -ante las quejas de los 'populares' por sobrepasar la media hora que tenía con pataletas incluidas- hizo una intervención digna, según Feijóo, del "club de la comedia". La Cámara Baja se convirtió entonces en un "patio de colegio", según la presidenta Armengol.

Puente, con un estilo ácido -acidísimo-, siguió el guion que tenía escrito subrayado en fluorescente rosa arrancando los aplausos entusiastas de la bancada socialista -al final de su intervención fue aplaudido hasta por la ministra Irene Montero, de Podemos- hablando a Feijóo de "ganador a ganador" de las elecciones para recordarle que no gobierna el más votado en las urnas sino el que más apoyos tiene en el Congreso. Acusó a Feijóo de tener "menos memoria" que Dori, el pez de Buscando a Nemo y recordó su foto con el narcotraficante Marcial Dorado ante la evidente incomodidad del líder 'popular' mencionando el libro de Fariña. Ni media mención a una posible amnistía.

Pocos pinganillos y pantallas como en la ópera

Las lenguas cooficiales no llegaron hasta mediada la tarde, con la tribuna de invitados ya más vacía. Ayuso, que tras el discurso de Feijóo abandonó el Congreso no sin antes dar al menos cuatro canutazos a la prensa, se excusó diciendo que tenía trabajo. "Mucha plancha, pero de otro tipo", explicó a los periodistas en alusión a la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, que en campaña reconoció que le relaja quitar las arrugas a la ropa.

Los otros idiomas del Estado los usaron los dos portavoces catalanes: Gabriel Rufián, de ERC, en su primera intervención, y Miriam Nogueras en exclusividad, y puntualmente algunos de los portavoces de Sumar (Marta Lois, el gallego y Aina Vidal, el catalán). Los pinganillos estaban preparados en cada escaño desde primera hora, pero son pocos los diputados que los usan, muy pocos, apenas se cuentan con los dedos de la mano. O los debates no iban a ser tal torre de Babel o después de casi siete horas de debate hay cansancio entre sus señorías.

Dos pantallas a ambos lados del hemiciclo transcriben de todas formas las intervenciones. Feijóo se ha referido a ellas como "karaokes" aunque recuerdan más a las que se colocan en los teatros de ópera para traducir las letras de las composiciones musicales. Quienes no prescinden de los pinganillos son los taquígrafos y estenotipistas, que registran todo lo que se dice en el hemiciclo.

Feijóo, a medida que avanzaba la tarde, fue recuperando el tono y la retranca gallega -usó de transición su cara a cara con Vox- después de que el PSOE le cambiara el paso. De esta forma convirtió la no intervención de Sánchez en una oportunidad para arremeter contra él por no querer "responder" sobre la amnistía de la que habló claramente con Enrique Santiago (Sumar), Rufián y Nogueras. "El diputado en silencio, que no para de mirar el móvil", llegó a decir del presidente del Gobierno en funciones Feijóo.

El candidato optó por responder a los dos portavoces catalanes para evidenciar que no deberían, en su opinión, tener grupo propio y afear a los socialistas que les prestaran diputados para que los tuvieran.

Este miércoles por la mañana, intervendrán el resto de los grupos y será la primera votación. Si no hay más giros de guion, Feijóo obtendrá solo 172 votos, cuatro menos de los que necesita: los 137 del PP, los 33 de Vox y los dos de UPN y CC. El telón bajará hasta el tercer y último acto del viernes, cuando se repetirá la votación y donde, salvo sorpresa inesperada, Feijóo no alcanzará el apoyo de la Cámara.