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Conflicto China-Taiwán

Siete décadas de tensión en el estrecho de Formosa: ¿qué pasa entre China y Taiwán?

  • Vídeo Digital de RTVE.es estrena 'Entre Fronteras', un formato para explicar los conflictos de este siglo
  • Los protagonistas de este primer episodio son China y Taiwán

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El conflicto entre China y Taiwán, explicado: ¿podría empezar una nueva guerra?

La tensión entre China y Taiwán acapara titulares y preocupa a la comunidad internacional, que teme la posibilidad de un nuevo conflicto armado en el planeta.

La última crisis ocurrió el pasado abril cuando la presidenta de la isla, Tsai Ing-wen, se reunió con Kevin McCarthy, el líder de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. China vio este gesto como una provocación y respondió con maniobras militares y el bloqueo de la isla.

Una guerra civil ''inconclusa''

Sin embargo, estos ''juegos de guerra'' son algo frecuente en la zona desde hace décadas. El enfrentamiento entre los dos territorios se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando China estaba inmersa en una guerra civil (1927-1949) entre nacionalistas, encabezados por el presidente Chiang Kai-Shek, y comunistas, liderados por Mao Zetung.

Tras perder la guerra, el presidente nacionalista y un millón y medio de seguidores se exiliaron a la isla de Taiwán, a unos 180 km. Allí, Chiang impuso una dictadura y estableció la República de China. Mientras tanto, en el continente se fundó la República Popular de China (RPC), liderada por el Partido Comunista.

Para ambos bandos, Taiwán era parte de China. La diferencia estaba en cuál era el gobierno legítimo: el del Partido Comunista en Pekín o el existente en Taiwán.

El tercero en discordia: Estados Unidos

Durante muchos años Taipéi fue el único gobierno reconocido por la comunidad internacional, pero esto dio un giro cuando en los años 60 empezó a debilitarse la alianza entre China y la URSS. Las diferencias ideológicas dieron una oportunidad para que Pekín y Estados Unidos acercaran posturas.

En 1971, la ONU expulsó de su asiento a la China nacionalista en favor de la comunista y en 1979, Jimmy Carter, rompió oficialmente con Taiwán para reconocer a Pekín.

Sin embargo, Washington siguió apoyando económica y militarmente a la isla. Para ello, el Congreso estadounidense aprobó la 'Taiwan Relations Act', una ley que, como explica a RTVE.es Mario Esteban, investigador del Instituto Elcano, ''compromete a Estados Unidos a la defensa de la isla''.

Desde entonces, EE.UU. sigue una política de ''ambigüedad estratégica'' que ''consiste en no afirmar con rotundidad si Estados Unidos va a acudir al auxilio militar de Taiwán frente a un ataque de China" con el objetivo de ''disuadir a los dos'' de un futuro enfrentamiento.

Taiwán: isla autogobernada sin reconocimiento oficial

En los años 60 y bajo el paraguas norteamericano, Taiwán empezó a crecer. El desarrollo económico, una amplia clase media y el nuevo entorno internacional impulsaron una apertura política en la isla.

Surgieron nuevos partidos como el PDP (Partido Democrático Progresista), en 1987 acabó la ley marcial y, nueve años después, se celebraron las primeras elecciones democráticas.

La llegada de la democracia influyó en el nacimiento de una nueva identidad nacional. Según la última encuesta realizada por la Universidad Nacional de Chengdu de Taiwán, en 1992 solo un 17,6% de la población se consideraba ''taiwanesa''; tres décadas más tarde, son mayoría, mientras que el número de aquellos que se sienten únicamente ''chinos'' ha caído hasta el 2,7%.

El apoyo a la independencia también ha aumentado entre sus 23 millones de habitantes, aunque solo un grupo pequeño ''está a favor de empujar ya hacia la independencia porque son conscientes de que habría una respuesta muy contundente desde Pekín'', aclara Mario Esteban.

Para Shiany Pérez-Cheng, analista política en The Institute for Statecraft, que la mayoría de los taiwaneses prefieran mantener el statu quo se debe, principalmente, a que ya sienten que son un Estado independiente: ''Tenemos nuestras fuerzas armadas, nuestro mercado bursátil, nuestra propia divisa y votamos en elecciones efectivamente competitivas y democráticas. Es una cuestión identitaria, de orgullo por ser democracia, que separa mucho de lo que es la China Popular'', señala la analista.

Aunque, en la práctica, Taiwán actúe como si fuera un Estado soberano, solo es reconocido diplomáticamente por 13 países, la mayoría pequeñas naciones insulares a las que proporciona ayuda al desarrollo. Una de las razones de este escaso reconocimiento es que China rechaza las relaciones diplomáticas con todos aquellos que reconocen la independencia de Taipéi.

Enemigos íntimos

La relación entre Taiwán y China no siempre ha sido tan tirante. Entre 1992 y 2016 retomaron el contacto y los dos vecinos se convirtieron en importantes socios comerciales. Este acercamiento alcanzó su mejor momento durante el gobierno del taiwanés Ma Ying-jeou, del Partido Nacionalista Kuomintang (KMT), que apuesta por acercarse al gigante asiático.

Esta buena sintonía se frenó en 2014, cuando estallaron las protestas estudiantiles del Movimiento Girasol contra la creciente influencia china en la economía taiwanesa. En 2016, se puso fin a cualquier posibilidad de reunificación con la llegada al poder de Tsai Ing-wen, del PDP, formación defensora de la independencia de Taiwán.

A todo esto se suma la escalada retórica de las autoridades chinas, que siempre han considerado a Taiwán una ''provincia rebelde'' que debe reunificarse con sus compatriotas continentales. ''Debemos resolver la situación de Taiwán y avanzar de modo inquebrantable en la reunificación de la patria", advirtió Xi Jinping al asumir su tercer mandato en marzo.

¿Es posible que China invada la isla?

La presión de China no se limita a ejercicios militares con fuego real o a sobrevolar el espacio aéreo de la isla. Pekín ha tomado otras medidas, como sancionar el comercio de determinados productos taiwaneses, restringir el turismo o intentar reducir su presencia internacional.

A pesar de la creciente tensión, los expertos tampoco creen que el gobierno chino vaya a intentar tomar la isla por la fuerza. ''China utiliza la amenaza del uso de la fuerza como herramienta de presión política, pero lanzar realmente una agresión militar contra Taiwán está completamente fuera de la agenda de las autoridades, porque tendría un coste tremendo y unas posibilidades de éxito muy dudosas'', asegura Esteban.

La solución al conflicto también parece algo improbable a corto plazo. ''La fórmula tradicionalmente propuesta por China es la de un país, dos sistemas, que siempre ha sido rechazada en Taiwán, especialmente después de ver lo que ha sucedido con Hong Kong'' señala el investigador.

''Si tú eres un taiwanés y tienes determinadas libertades civiles, determinados derechos políticos, ¿por qué vas a aceptar vivir en un régimen político que limita estos derechos y libertades? Por otro lado, para el Partido Comunista, es políticamente inaceptable reconocer la independencia de Taiwán'', sentencia Esteban.