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La difícil travesía de los migrantes para homologar títulos: "Llevo tres años trabajando en todo menos en odontología"

  • El proceso de homologación tarda, de media, entre seis meses y dos años
  • Un 25% de los migrantes denuncian trabas a la hora de entrar en el mercado laboral

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Una mujer limpiando un pomo de una puerta
Las más perjudicadas por la burocracia de la homologación son, en su mayoría, mujeres

"Vine en busca de una vida mejor y llevo tres años trabajando en todo menos en odontología". Camila estudió odontología en su país, Honduras. Un año después de acabar la carrera, la situación económica y política en su país la llevó a emigrar.

En España pensaba empezar una nueva vida y trabajar en lo que siempre había soñado. Como muchos migrantes, no creía que la homologación de su título universitario paralizaría su vida como lo está haciendo. Pero se equivocó. Como camarera o limpiando casas ha tratado de salir adelante esperando una homologación que no llega.

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"Lo más frustrante es tener una formación y por problemas de burocracia verte obligado a trabajar en condiciones inhumanas", explica en una entrevista a RTVE.es.

En la situación de Camila hay muchos migrantes. Concretamente, más de 40.000 personas están atrapadas en los trámites administrativos y en los últimos años, la situación, lejos de mejorar, ha empeorado. De hecho, en 2022 las solicitudes han aumentado en un 65%.

Para muchos supone demasiado económicamente

Actualmente, en España hay dos procesos para regularizar los títulos: la homologación y la convalidación. A través del primero de ellos se reconocen los estudios cursados en el extranjero para poder ejercer la profesión en España mientras que la convalidación se hace cuando se quieren continuar o finalizar los estudios en centros españoles.

La mayoría de migrantes depende de la homologación y no solo se encuentra ante un procedimiento largo, si no también costoso para ellos. La solicitud requiere el abono de una tasa que generalmente ronda los 150€.

Puede no parecer gran cosa, pero cuando le tienes que sumar los gastos que te permiten salir adelante es mucho

"A simple vista puede no parecer gran cosa, pero cuando le tienes que sumar los gastos que te permiten salir adelante es mucho", relata la hondureña que recuerda que cuando llegó a España le costaba llegar a fin de mes "aun gastando lo mínimo posible".

Para Delmy también suponía y supone un desembolso importante de dinero. Es licenciada en Derecho en El Salvador, pero no ha podido ejercer en España y ha trabajado "como empleada de hogar y como camarera, lo que saliera", explica a RTVE.es. Empleos que "no tienen un salario extremadamente bueno", matiza.

Durante los diez años que lleva en la península su prioridad ha sido su familia, mantener a sus dos hijos y enviar dinero a sus familiares. "Entre mis hijos y yo es obvio que van a estudiar ellos y yo lo que quiero es que se gradúen y salgan adelante", cuenta Delmy.

No pierde la fe, de hecho le encantaría llegar a ejercer, pero sabe que no es fácil y menos siendo cabeza de familia: "Lastimosamente a veces tienes que poner por delante otras prioridades que, en este caso, son mis hijos", sentencia.

Un palo emocional, físico y mental

Buscar trabajo no es una tarea sencilla. Cuando a eso le sumas la frustración de estar obligado a buscarlo en sectores que no tienen nada que ver con lo que estudiaste se convierte en un varapalo emocional, físico y mental.

Ximena llegó desde Colombia hace poco más de un año. Allí era enfermera y aquí no puede ejercer por no tener el título homologado. Su situación es "bastante delicada" en el plano personal.

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Esto la ha llevado a trabajar en un restaurante como auxiliar de cocina, contratada "cuatro horas", trabaja "más de diez", lamenta la injusticia. Y ahora mismo no sabe qué será de ella en un futuro.

Su expediente, después de medio año sigue "en estudio", cuenta a RTVE.es. Su espera está dentro de la media, pero aun así la está consumiendo. Tuvo "ansiedad" y estuvo "medicada ante la impotencia" que le produce la situación.

Numerosas historias detrás de cada expediente

"Detrás de los números somos personas con historias, no solo expedientes", cuenta a RTVE.es Milagro. Su historia es la viva imagen de esa frase. Es psicóloga graduada en Venezuela y tiene reconocida una discapacidad del 75%. No puede trabajar de la misma forma que lo hacen otros mientras esperan la homologación.

"Eso me ha dificultado muchísimo mi día a día, porque yo dentro de mis habilidades, como psicóloga puedo trabajar, es lo que he sido en gran parte de mi vida, es cómo puedo trabajar sin ser una carga para nadie", explica resignada.

Milagro solo quiere volver a trabajar, a su cargo tiene a sus padres de 86 años y no puede permitirse "el lujo de derrumbarse" pero reconoce que "la situación económica aprieta bastante" cuando no debería. Ella podría "trabajar como psicóloga por cuenta propia y vivir de forma más holgada", pero lo único que encuentra son obstáculos. Obstáculos del Ministerio y del Colegio de Psicólogos.

Y los únicos afectados no son los universitarios. Teresa era auxiliar de enfermería en Bolivia, un título de formación profesional que tampoco ha podido homologar. Su difícil situación familiar, con niños pequeños y sin círculo de apoyo la llevó a trabajar como empleada doméstica e interna.

"Tenía que arreglar los papeles en Bolivia, pero no tenía quien me ayudara y yo no podía volver", cuenta a RTVE.es. Ahora, ha perdido la fe y la esperanza. "Estoy cansada", reconoce durante una de las pocas pausas que hace en sus casi 24 horas de jornada como interna.

Tiene asumido que no hay opción dada la necesidad que tiene de mantener a sus hijos y de mantenerse a sí misma, pero no deja atrás la gran frustración que lleva arrastrando durante años.

Trato inhumano por parte de la administración

La larga espera para homologar o convalidar títulos no es la única traba que se encuentran los migrantes a la hora de entrar en el mercado laboral español. En nuestro país, un 25% de migrantes denuncian algún tipo de dificultad a la hora de acceder al mercado, según un estudio de Eurostat. Pero eso no es todo. Se suma "lo que implica migrar y adaptarse al país de acogida", explica a RTVE.es José María Casas, psicólogo y portavoz del Movimiento Psicólogos Migrantes, formado por más de 1.200 psicólogos de 24 países.

Las mujeres son las que más perciben esas complicaciones, dado que también tienden a estar más formadas, según el mismo informe de Eurostat. Dato que constata el portavoz, afirmando que hay una cuestión de género bastante fuerte en los colectivos más afectados por la homologación.

No nos ven como personas, nos ven como simples expedientes

En lo que coinciden la mayoría es en el trato inhumano que reciben por parte de las administraciones: "No nos ven como personas, nos ven como simples expedientes y hay muchos compañeros en tratamiento farmacológico con depresión, ansiedad e incluso con enfermedades físicas preexistentes que se agravaron con problemas de sueño ante esta situación", explica Casas.

Trabas y obstáculos que acaban truncando la carrera de muchas personas que pelearon para reconducir su vida laboral con la esperanza de poder volver a trabajar de lo que un día soñaron.