Enlaces accesibilidad

¿Tiene salvación la industria española del cómic?

  • Javier Marquina y Rosa Codina publican Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea
  • Más noticias sobre cómic e ilustración en El Cómic en RTVE.es

Por
Detalle de la portada de 'Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea'
Detalle de la portada de 'Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea'

Este viernes comienza un nuevo Cómic Barcelona, dónde se reunirán autores, editoriales y aficionados. Un gran acontecimiento que no oculta los graves problemas a los que se enfrentan los autores españoles, que muchas veces se ven obligados a tirar la toalla y dedicarse a otra cosa. El guionista Javier Marquina (Abraxas) y la dibujante Rosa Codina (Rompepistas), ya se acercaron al tema en el fanzine Como hacer un cómic sin tener ni puta idea y ahora y ahora lo desarrollan en el imprescindible Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea (ECC Ediciones), una obra tan divertida como esclarecedora, que abre un necesario debate sobre la industria del cómic español.

Y para empezar, preguntamos a Javier Marqiuna ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta ahora mismo el cómic español? "¡Empezamos fuerte! Problemas hay muchos, pero creo que uno de los principales es el exceso de publicaciones. Una avalancha que no se corresponde en absoluto con el número de lectores. Más de 4.500 títulos en un mercado con el español, en el que, así a ojo, la mayoría de las obras no debe vender más de 500 ejemplares es una locura que no solo no beneficia al lector, en contra de lo que podría parecer, sino que perjudica gravemente al autor".

"Cuanto más se publica, menos duran los títulos en la sección de “novedades” -añade el guionista-, y muchos cómics se mueren antes de nacer. Es como una trituradora que solo busca producir, pero sin cuidar en absoluto lo que produce. Solo importa la cantidad, y muchos títulos de calidad contrastada apenas son visibles. Así es muy difícil sobrevivir, sobre todo para los que quieren empezar en el mundo del cómic y, de manera inocente, se plantean poder vivir de ello".

Página de 'Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea'

¿Tienen solución estos problemas?

Preguntamos a Javier si esos problemas tienen solución: ¿Espero que sí, pero suelo ser pesimista. Lo primero que habría que hacer es conseguir más lectores para nuestros cómics, lo que revertiría en más clientes y, por tanto, en más ventas, que al final sería más ingresos para los autores. Hay mucho que cambiar, porque estamos en un sistema poco transparente en el que no sabemos lo que vendemos, a quién se lo vendemos y dónde se lo vendemos. Es como tratar de jugar a béisbol con los ojos vendados. Podremos acertar a golpear la bola, pero una de cada 1.000 veces. También estaría bien que los títulos recibieran más cariño por parte de editores, distribuidores e incluso libreros, pero como decía antes, si tienes 90 novedades a la semana, eso es casi imposible de asumir o de conseguir. No hay espacio ni tiempo material para mimar un producto con una rotación tan loca".

Pero... ¿Cómo se consiguen nuevos lectores? Preguntamos a Rosa Codina si deberíamos replantearnos los cómics que estamos haciendo para enfocarlos más a la gente joven o ntroducirlos en los colegios. "Bueno, creo que actualmente ya se está haciendo mucho cómic juvenil tanto aquí como fuera. De grandísima calidad. Y me consta que en las bibliotecas, (que hacen una labor excelente) de muchos colegios se pueden leer. pero es obvio que queda trabajo por hacer. A los críos a veces se les obliga a leer unos clásicos, que, con todo el respeto del mundo, para ellos son un tostón. Si estuviera en mis manos… pues pondría una asignatura de lenguaje del cómic, y sí, que desde pequeños estuvieran más rodeados de cómic dentro de la clase. Pero no sé, algo que les entrara más por los ojos, que les viciara. Pero no está en mis manos, yo solo soy la que dibuja, así que…".

El actual éxito del manga ha hecho que muchsa editoriales y autores se vuelquen en él. Por eso preguntamos a Rosa si cree que hay algún género que pueda atraer a más lectores: "Creo que todos los que trabajamos en un proyecto le metemos ganas y hacemos lo posible para que llegue al máximo de gente posible. Pero también te digo otra cosa: Si sé que los cómics que hablan de, por ejemplo, la guerra civil, venden mucho… ¿Por qué no lo hago? Pues porque ahora mismo no es mi rollo, porque no puedo o no quiero. Y porque está claro también que cada uno tiene sus gustos y su público… ¿qué hacemos, nos ponemos todos los autores a hacer cómics de lo mismo hasta que se haga un tapón de cómics iguales? Yo no lo haría…" .

"Además los lectores no son (no somos!) Tontos, no vamos a meterlos a todos en un pack -añade la dibujante-. Qué es para mi lo que hace que un cómic tenga éxito? Que la historia sea buena, que me llegue, que me toque la patata, ¿no? Y que haya estado bien publicitado para que la gente se entere de que existe y luego ya que lo lean".

Página de 'Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea'

Los paupérrrimos sueldos de los autores

Actualmente hay una polémica por el porcentaje de los autores, tanto en España como en otros países como Francia. Pedimos a Javier Marqquina que nos explique cuáles son esos porcentajes: "Los autores, ahora mismo, recibimos entre un 10 y un 12 por cierto del PVP sin IVA de cada cómic que vendemos. Hay excepciones, pero suele abundar más el 10% que cifras superiores. Es decir, si el cómic vale 20€, los autores reciben unos 2€ por ejemplar vendido. Si vendes 500 ejemplares, las cuentas están claras, y aunque están los anticipos que adelantan los derechos de la primera edición, como las tiradas medias están entre los 750 o 1000 ejemplares, lo que ganamos es pura miseria".

"A veces -añade Marquina-, el adelanto ni siquiera cubre la primera edición integra. Un desastre. Trabajamos por cantidades ridículas, a veces cercanas a la explotación. Es cierto que se quiere conseguir que los autores reciban el 15% en concepto de derechos, y aunque esta es una reivindicación importante, creo que también es fundamental conjugarla con un aumento de ventas, a través de campañas de marketing reales y de inersión en cada uno de los títulos, algo que ayude a vender más ejemplares. Sería un combo de mayor porcentaje y más ventas, algo que, hoy por hoy, pinta complicado".

Hay quien dice que otra solución podría ser conseguir que los cómics españoles se exporten fuera y se puedan convertir en licencias de cine, videojuegos... como han hecho grandes editoriales americanas como Marvel y DC Comics "¿Queremos eso de verdad? ¿Queremos convertir la industria del cómic en Hollywood? No lo sé, la verdad. Tengo muchas dudas sobre esto. Al final, yo solo soy una dibujante que quiere poder trabajar de esto dignamente…" -asegura Rosa-.

Página de 'Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea'

¿4.500 títulos al año es una locura?

Lo que está claro es que en una industria del cómic tan pequeña como la española 4.500 títulos anuales pueden parecer una locura. Preguntamos a Javier Marquina por qué se editan tantos cómics: "El sistema de distribución favorece (quizá decir obliga es demasiado fuerte) el flujo incesante de novedades. Muchos de los pagos se realizan a cuenta con novedades, generando un flujo incesante, un círculo vicioso en el que las librerías y las editoriales pagan con cómics en vez de con dinero en metálico. Cada vez que se devuelven los tebeos que no se venden, en vez de abonar con dinero, se paga con las novedades del mes, por lo que las editoriales están obligadas muchas veces a generar cómics sin parar, porque parar significa la quiebra. También es habitual que las grandes editoriales inunden el mercado de títulos para ahogar a los demás. Los lineales de las librerías tienen un espacio limitado, y el espacio que ocupo yo no lo ocupan los demás. Y ya se sabe, lo que no se ve, no se vende".

Otra de las cosas que critican los autores es que no se hagan públicas las cifras de ventas de ejemplares, como sí ocurre en otros países como Estados Unidos. "En cuanto a la opacidad, es algo que no me cabe en la cabeza -afirma Javier-. Yo he llegado a pensar que es por pura vergüenza, porque si dijeran lo que venden algunos de las cosas que publican, las cifras serían bochornosas. Todas las demás opciones para esta falta de transparencia giran en torno a lo que los autores deben cobrar, por lo que prefiero pensar que todo el mundo es bueno, honrado y justo y la causa real es, como decía, la vergüenza torera".

Página de 'Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea'

El manga arrasa entre los jóvenes lectores

Estos últimos años estamos viviendo un éxito apoteósico del manga entre los lectores jóvenes de todo el mundo. Preguntamos a Javier a qué se debe: "Yo creo que es un conjunto de cosas. No solo una. La industria del manga (y estos sí que son una industria) juega con un bloque de factores que domina a la perfección. Tratan todo tipo de temas, lo hace sin ningún tipo de complejo y utilizan una mezcla casi perfecta que une el anime (las series de dibujos animados) con el merchandising y el propio manga".

"También es cierto que no todo el manga vende -añade el guionista-, y su sistema de producción se parece más al esclavismo que otra cosa, pero ahora mismo están ganando la batalla, y el manga está copando los mercados con una política incontestable. Cada vez se lee más manga, cada vez se publica más manga y cada vez se vende más manga. No todo funciona, pero lo que funciona, arrasa. ¿Estrategias a copiar? Supongo que al final es cuestión de conectar con el lector, y si supiera como hacerlo de forma efectiva, ahora sería millonario".

Portada de 'Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea'

Un cómic que nace de sus propias experiencias

Destacar ese equilibro de los autores para conseguir un tebeo muy divertido, pero muy aclarador respecto a la industria del cómic. Lo cierto es que, conseguir los datos que manejas, desgraciadamente, no les ha resultado complicado: "En mi caso, viviéndolo. Este cómic nace de la propia experiencia. No dejo de ser un fanático del tebeo que se pone a guionizar con toda la ilusión del mundo, y cuando empieza a ver cómo funciona el sistema, y a ver que cobra menos que un niño que cose zapatillas en Bangladesh, sufre una de esas “hostias de realidad” que te saltan cuatro piños y te dejan la boca rota. Podríamos decir que es un cómic basado en hechos reales".

Algo con lo que está de acuerdo Rosa: "Supongo que me he documentado viviéndolo en primera persona. Cuando publicas por primera vez y te metes en el mundillo pues te van pasando cosas. Buenas y malas, eh? Experiencias al final".

En cuanto a su estilo de dibujo para este trabajo, Rosa nos comenta: "La verdad es que cuando dibujo siempre tengo un estilo. Quiero decir, no elijo, dibujo como sé. Me ha gustado muchísimo retratarnos. Dibujarme a mi es lo más fácil del mundo porque me tengo muy cerca y porque soy bastante personaje, y dibujar a Marquina pues igual, no sé si él lo sabe pero cuando habla gesticula y pone mil caras. Me he visto mil vídeos y fotos suyas, para pillar su esencia y poderla dibujar. !Parecía una fan de los Backstreet Boys o algo así! Ha sido divertido. Y quería que se viera divertido, por eso, y como en el cómic salimos nosotros todo el rato, he intentado que no se viera monótono y me he centrado en nuestras caras, expresiones, gestos y eso".

Página de 'Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea'

Entonces... ¿Por qué siguen haciendo cómics?

A pesar de todos estos inconvenientes, Javier y Rosa nunca se han planteado dejar de hacer cómics y tiene varios proyectos: "Soy una contradicción en mí mismo. Al ser guionista y bastante prolífico, parezco omnipresente en el mercado. La verdad es que hago lo que puedo. Gracias a mi propia editorial, Inuit, que ahora mismo está siendo distribuida por ECC, he publicado Apocalipsis Yokai en octubre, Ilsa un spin off de mi personaje Abraxas en febrero, este Como salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea ahora en marzo y acaba de terminar una campaña de crowdfunding para financiar un cómic sobre la vida de Miguel Servet que saldrá en junio. Casi nada. Antes de que termine el año quiero sacar un western sobrenatural y un conjunto de historias sobre cierto bárbaro bastante conocido, además del segundo volumen de un fanzine que mezcla sexo y violencia cuyo primer volumen estoy repartiendo bajo mano ahora mismo. Lo que te decía. Prolífico".

En cuanto a Rosa: "Ahora mismo estoy con un proyecto muy guay con La Cúpula y con otro que acabamos de empezar y con el que queremos meter un pie en Francia, a ver qué pasa…"

Y no podíamos terminar sin preguntar a Rosa y a Javier por qué siguen haciendo cómics, a pesar de todos esos inconvenientes. "Pues por una misma razón que se puede explicar de dos maneras diferentes -contesta Javier Marquina-. La razón más bella y romántica sería porque amo este medio con pasión y no me he sentido jamás más realizado que escribiendo tebeos. La menos romántica y probablemente más real, es que sigo haciendo cómics contra viento y marea, currando mil horas al día y ganando cuatro duros porque soy profundamente gilipollas".

"¡PORQUE SOMOS GILIPOLLAS! (ríe Rosa Codina) Ya lo decimos en el cómic. A ver, sinceramente, porque nos encanta hacer cómics. He estado a punto de dejarlo varias veces por temas económicos pero… es que no puedo dejar de dibujar. Y voy a seguir luchando por poder seguir dibujando y poder ganarme la vida con ello".

Este fin de semana Javier y Rosa estarán firmado en Cómic Barcelona, como otras decenas de autores que hacen cómics casi por amor al arte. Nuestra más sincera admiración y agradecimiento para todos ellos.

Página de 'Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea'