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Francia

Miles de franceses vuelven a las calles en un último intento de frenar la reforma de las pensiones de Macron

  • Es la octava jornada de huelga desde el pasado mes de enero contra la propuesta del presidente francés
  • Si bien Macron ha decidido seguir adelante y los legisladores de las cámaras baja y alta buscan un texto de compromiso

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Continúa la huelga contra las reformas de Macron

Los manifestantes han vuelto a las calles este miércoles por toda Francia en un último intento desesperado por convencer a los legisladores de que no respalden el proyecto de reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron, que retrasaría dos años la edad de jubilación, hasta los 64 años.

Una amplia alianza de sindicatos ha llamado a los trabajadores a unirse al octavo día de manifestaciones en todo el país desde mediados de enero, si bien el número de manifestantes convocados ha caído respecto a la última convocatoria similar del 7 de marzo.

Según la central CGT, en esta octava jornada de movilizaciones fueron 1,7 millones en todo el país, frente a los 3,5 millones de personas de hace ocho días. En París, la misma fuente calculó 450.000 participantes, frente a los 700.000 del 7 de marzo.

Como sucede en este tipo de manifestaciones, las autoridades oficiales dieron cifras mucho más bajas y la Prefectura de Policía estimó la asistencia en la capital francesa en 37.000 personas, frente a las 81.000 del 7 de marzo.

A pesar de la reacción, Macron ha seguido adelante con su plan. El proyecto de ley de pensiones pasó durante la mañana de este miércoles a una comisión parlamentaria mixta en la que los legisladores de las cámaras baja y alta buscaban un texto de compromiso, que finalmente han conseguido.

El jueves se celebrará previsiblemente la votación final en el Senado y la Asamblea Nacional.

Descontento de los sindicatos

Los sindicatos franceses han lanzado en la calle el "último grito" para intentar evitar que los parlamentarios aprueben la reforma de las pensiones y han advertido que el descontento no acabará con la aprobación y que seguirán movilizados.

El secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, primer sindicato del país), Laurent Berger, ha explicado al comienzo de la manifestación en París que es "la última expresión del mundo del trabajo para decir a los parlamentarios que no voten esta reforma".

"Es el último grito del mundo sindical", ha subrayado Berger, después de reconocer que nunca cuestionará la legitimidad del voto definitivo del Parlamento, que con gran probabilidad se producirá mañana.

En busca de un texto definitivo

Funcionarios del partido gobernante han reconocido que los números son ajustados y los legisladores del partido conservador Les Republicains (LR) y los grupos centristas dijeron que estaban siendo cortejados por los ministros con la esperanza de convencerles de que votaran a favor de los cambios.

No debería ser demasiado difícil obtener la aprobación del Senado, ya que está dominado por LR, pero las cosas serán más complicadas en la Asamblea Nacional.

Berger ha pedido a los parlamentarios que cuando vayan a votar tengan en cuenta lo que ocurre en sus circunscripciones, en alusión a las manifestaciones que este miércoles se han convocado por todo el país en la octava jornada de movilización, y a la opinión muy mayoritariamente contraria a la reforma que ponen en evidencia todas las encuestas.

El secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT, segunda central francesa), Philippe Martínez, advirtió de que el recurso al 49.3 sería "lo peor de lo peor" y haría "vacilar la democracia" por no tener en cuenta "lo que pasa en la calle".

"Si votan a favor de esta reforma, no creo que las cosas vayan a ir bien, porque vemos que los trabajadores están en contra de esta reforma. La gente está harta", ha contado Yvonnick Dauve, soldador y sindicalista de Ancenis-Saint-Gereon, en una marcha en el oeste de Francia.

El sistema de pensiones francés, uno de los más generosos

Macron y su gobierno afirman que los cambios en el sistema de pensiones, uno de los más generosos entre los países industrializados, son necesarios para mantener el presupuesto de pensiones en números negros. Sin embargo, lo que está en juego para el presidente no son solo las ganancias financieras, sino también sus credenciales reformistas.

"En la Asamblea Nacional, no habrá una votación fácil, ni cundirá el pánico", ha declarado el portavoz del Gobierno, Olivier Veran, a la emisora de radio Europe 1.

Legisladores de todos los bandos han explicado a Reuters que altos ministros o sus equipos han llamado a legisladores de Les Républicains (LR) y centristas para intentar convencerles de que apoyen la reforma, a veces ofreciendo a cambio favores para sus circunscripciones.

Sylvain Maillard, diputado del campo de Macron, ha explicado que era "normal" que hubiera conversaciones entre el Gobierno y los legisladores.

"No es necesariamente el ministro quien llama primero. Puede haber un diputado que esté dudando (sobre su voto), que hable con un ministro, que tenga algunos problemas a nivel local. Un ministro puede ayudar", ha declarado a Reuters. A la pregunta de si eso no era ético, Maillard ha respondido: "El diputado hace su trabajo, impulsa expedientes para su circunscripción, también fue elegido para eso".

Numerosos sectores secundan la huelga

Las huelgas parciales se hicieron sentir aunque, como en anteriores convocatorias, el país estuvo lejos de paralizarse. La circulación de trenes, de transportes públicos y el tráfico aéreo, sobre todo el del aeropuerto parisino de Orly, resultó afectada.

Más de 7.000 toneladas de basura se han acumulado en París, donde los basureros municipales han prolongado su huelga por segunda semana consecutiva.

El sector energético francés también se ha visto afectado y se han prolongado los bloqueos en cuatro terminales de gas natural licuado (GNL), según han informado Elengy, filial de Engie, y fuentes comerciales.

El suministro eléctrico francés se vio reducido por la huelga, y las refinerías también se vieron afectadas.