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Cómic

Víctor Santos adapta 'Farenheit 451' a las viñetas: "Desgraciadamente se siguen quemando libros"

  • El valenciano firma una fabulosa adaptación de la obra más conocida de Ray Bradbury
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Viñeta de 'Farenheit 451'
Viñeta de 'Farenheit 451'

El valenciano Víctor Santos (1977) es uno de los dibujantes españoles más internacionales, nominado a varios premios Eisner y autor de Polar, que Netflix transformó en una película de la que ahora se prepara una segunda parte. Un autor al que le encantan los desafíos y que acaba de superar uno de los más complicados a los que se ha enfrentado: llevar a las viñetas Fahrenheit 451 (Planeta Cómic), de Ray Bradbury, una de las obras maestras de la literatura de ciencia ficción.

Una novela distópica que, a pesar de haberse publicado en 1953, según Víctor está más de actualidad que nunca: "No hablamos de países como Qatar o Corea del Norte, sino que, en democracias modernas, como Estados Unidos o Canada, se siguen prohibiendo e incluso quemando libros. Incluido el propio Farenheit 451, que es uno de los libros más prohibidos en los colegios de EE.UU".

"Lo curioso -añade Víctor-, es que no solemos considerar a Bradbury como un autor anticipativo, como puede ser Asimov, porque jugaba más con las alegorías y menos con los avances científicos. Pero releyendo el libro, te das cuenta de que anticipaba cosas como las "fake news", el uso de la información que hace el poder para manipular a la gente... y eso que su única intención era hacer una carta de amor a los libros. Por eso creo que es una novela que está de total actualidad".

Página de 'Farenheit 451'

¿Por qué son tan peligrosos los libros?

En esta respetuosa adaptación nos reencontramos con Guy Montag, un bombero de un futuro distópico cuya misión es quemar libros, que están prohibidos por ser causa de discordia y sufrimiento. Todo cambiará cuando conozca a Clarisse, una enigmática muchacha que le demostrará que la vida existe más allá de las pantallas y la tecnología. Ese encuentro (y un hecho traumático), le harán preguntarse ¿por qué son tan peligrosos los libros? y ¿por qué hay gente que está dispuesta a dar la vida por ellos?

Pero... ¿Tienen los libros poder para cambiar las cosas? "Los que tenemos ese poder somos las personas -asegura Víctor-. Hay una cosa en la que Bradbury insiste mucho y es que los "guardianes de los libros" dicen varias veces que: "cuando estaban los libros tampoco es que se les hiciera mucho caso". El hecho de que haya libros no influye en nada si las personas no tienen una actitud sobre eso. Yo creo que los libros tienen poder, pero ese poder solo lo pueden ejercer las personas con sus decisiones".

Entonces... ¿qué pasa actualmente cuando la gente parece únicamente interesada en series de televisión? "No sé qué decirte -asegura- No creo que sea un tema del vehículo en sí, del medio en el que se transporta la información, sino de la actitud. Y, sobre todo, yo que influye mucho la capacidad de la gente de buscar su propio criterio. A mí lo que me preocupa es que haya gente que se conforme con ver las series de televisión o leer los libros que les dicen que tienen que leer. Que solo vean o lean las cosas que están de moda. O que solo se suscriban a la plataforma que ve todo el mundo".

Página de 'Farenheit 451'

"Creo -continúa-, que vivimos en una época de sobreestimulación sensorial y narrativa, porque tienes un montón de opciones. Algunas más ligeras, otras cargadas de ideología, otras con valores positivos... Lo fundamental es la libertad y la capacidad de la gente para elegir lo que quieren ver. Hay muchísimas cosas interesantes por leer y por ver. Otra cosa es que se imponga el criterio de tres o cuatro empresas gigantescas que nos digan lo que ver y leer. Eso es lo que me da más miedo".

"Por cierto -añade-, que Bradbury también temía la banalización de los contenidos de los medios de comunicación, que es lo que está sucediendo ahora. Actualmente generar contenido por generarlo, sin ningún criterio. Pienso que su miedo entonces sería la televisión, y yo he querido trasladar eso al tema digital y al completo vaciado del contenido de entretenimiento. Y lo que puede suponer eso para una sociedad. Hay otra cosa que sufrimos mucho actualmente, que es la ridiculización de la intelectualidad, el quitarle valor a los científicos y a las carreras de humanidades. Algo que se repite mucho en el libro, que es ¿de qué te sirve saber filosofía si lo que necesitas es apretar tuercas? Por eso creo que el libro también es una crítica a la destrucción de todo lo que sonara a pensamiento intelectual o científico".

Actualmente algunos planes de estudios quieren prescindir de la poesía y las humanidades. Por eso preguntamos a Víctor su opinión: "Las humanidades, la poesía, nos sirven para ser algo más que gente que aprieta tuercas. Mis padres siempre me insistieron para que tuviera una educación. Y no lo decían para que tuviera un trabajo mejor, sino para no ser simplemente un eslabón más en una cadena de montaje. Tenemos que ser seres humanos, no simplemente ser ciudadanos y consumidroes. Y para eso, la cultura y la educación, las humanidades y la poesía son imprescindibles".

"Aunque la tecnología no es mala ni todos los libros son buenos. Puedes tener un Mein Kampf jodiendote la vida. Son medios. Lo importante son las personas que están detrás de esos medios. Hace años para mí era impensable que iba a poder estar difundiendo mi trabajo por todo el mundo gracias a esa tecnología. O tener reuniones con gente de cualquier país por videoconferencia. La tecnología solo es una herramienta que tenemos que usar con inteligencia".

Página de 'Farenheit 451'

"Bradbury temía que se quemaran libros en el futuro"

Preguntamos a Víctor si cree que Bradbury pensaba que en 2022 seguiríamos quemando libros. "Escribió Farenheit 451 durante el Mccartismo, la Caza de Brujas y todo eso. Por eso imagino que quiso hacer una advertencia llevada al extremo, igual que 1984 (George Orwell, 1947) era una advertencia contra los regímenes totalitarios y la manipulación. Por eso no sé si Bradbury se lo esperaba, pero obviamente lo temía. Si no, no habría escrito este libro. Tristemente esos temores se han confirmado en según qué sitios".

Otro tema que Bradbury adelantaba es la pasividad actual de mucha gente ante problemas y temas fundamentales. "Hay una cosa en la que Bradbury también insiste mucho -asegura Víctor Santos- y es en que el hombre tiene el conocimiento para dar un paso adelante, pero tiene miedo de dar ese paso. Es algo que le pasa a Faber en la novela. Yo creo que tenemos miedo a ser los primeros en dar ese paso y que la gente que nos sigue no lo dé, dejándonos solos en primera línea. Teniendo las redes sociales, esa capacidad de organización de la gente ha aumentado muchísimo, pero parece que también nuestra pasividad. Pero ese miedo a ser los primeros en dar el paso es muy humano".

Otro tema al que Bradbury se adelantaba en Farenheit 451 es, según Víctor: "Que ese vaciado intelectual de la gente crea también relaciones más superficiales. Eso lo muestra mucho el personaje de Clarisse. Hay una cosa que me encanta, y es que cada personaje del libro te muestra un aspecto del problema general. Clarisse es un personaje muy profundo y, precisamente por eso, la tachan de antisocial. Ella dice que es muy social, pero que cuando intenta charlar con la gente, las personas solo de cosas insulsas que le impiden conectar con ellos a nivel humano. Esa necesidad de contactar unos con otros, es uno de los temas más importantes de la novela, que se suele olvidar. Y con lo que está acabando la superficialidad de las relaciones actuales".

Página de 'Farenheit 451'

Una estupenda adaptación

Víctor Santos es uno de los mejores narradores del medio y por eso, aunque intenta ser muy fiel a la novela, el cómic tiene su propio y reconocible estilo. "Me puse una regla fundamental: que no fuera un "copia y pega" del libro. Por eso, aunque me encanta la prosa de Bradbury, he querido contar con imágenes todo lo que he podido, porque el cómic es un medio fundamentalmente visual que tiene sus propias herramientas. Obviamente, mantengo los diálogos de Bradbury en la medida de lo posible, pero intento que parezca que la historia fue concebida originariamente como un cómic. Que no parezca una adaptación sino una obra original, que sea una obra que se sostenga por sí misma".

Víctor es un maestro del cómic Noir y sus páginas se suelen caracterizar por su dinamismo. Le preguntamos cómo ha adaptado su estilo a esta novela: "Hay momentos de peligro, como el ataque del sabueso, pero sí que es verdad que es muy diferente a lo que suelo hacer. Por eso he intentado hacer un cómic narrativamente accesible para un público que no haya leído mis cómics o que incluso no sea lector habitual de tebeos. Además, la historia pide un tratamiento muy diferente. No puedo hacer esos encuadres agresivos, esa narrativa basada en el movimiento, sino que que tiene que ser algo mucho más reposado para que para que brille la prosa. Sobre todo, he buscado que no todo sean bustos parlantes y sea emocionante de leer. Y que sea accesible para los que no sean lectores habituales de cómics".

Víctor también es un enamorado del blanco y negro, pero ha preferido hacer esta adaptación a color: "Para mí el blanco y negro tiene ese punto íntimo, como de hecho en casa, que conecta al creador con el lector. Pero el color es una herramienta muy potente en el cómic, sobre todo a nivel emocional. Porque te permite transmitir las emociones de los personajes de una forma muy sencilla y hacerlas llegar al lector de una forma casi inconsciente, ya que el lector capta inmediatamente el tono de la escena y la emoción. El cómic no necesita ser realista o naturalista al mostrar el color. Y por eso puedes jugar con gamas de colores muy irreales, pero que emocionalmente transmitan mucho. Por eso he intentado usar una gama no tan estridente como la que suelo utilizar. Es un poco más apagada, sobre todo cuando describo la sociedad opresiva en la que viven los personajes. Y cuando salen a las afueras de la ciudad, al aire libre, el color se vuelve luminoso. Son detalles muy sencillos pero que funcionan muy bien porque el lector capta enseguida la emoción".

Página de 'Farenheit 451'

Destacar también la portada del cómic, que nos recuerda a las de los años 20 y 30 del Siglo XX. "Quería distanciarme de las portadas que suelo hacer y, a la vez, buscaba ese aspecto propagandístico de esos carteles clásicos. También evocar las portadas de las viejas novelas de ciencia ficción que tanto significaron para mí. Esas portadas de los libros de los años 70 y 80, de colecciones como las de Martínez Roca, que encontraba en librerías de segunda mano".

Preguntamos a Víctor Santos si ha visto la famosa adaptación cinematográfica que François Truffaut dirigió en 1966. "Estaba convencido de que no la había visto y preferí no verla para que no me influyera, ni esa ni la desastrosa adaptación de HBO de hace unos años. Cuando acabé el libro sí quise verla y recordaba cosas, así que la vería de chaval en La 2. Visualmente tiene algunas cosas interesantes, sobre todo los trajes de bomberos. Y creo que la estética setentera le sienta bastante bien. Pero hay cosas que no me gustan, como que el personaje de Clarisse y de la mujer de Montg fueran interpretados por la misma actriz (Julie Christie), porque es una marcianada que no aporta nada a la historia y crea una especie de tensión sexual con Clarisse que queda fuera de lugar, porque en el libro esa relación es casi paterno-filial. Pero comparada con la versión de HBO, la de Truffaut es una obra de arte. No conozco a nadie que la teminase, porque es horrorosa".

Página de 'Farenheit 451'

"El apocalipsis es la forma que tenemos de procesar nuestros miedos"

Llevamos unos años en los que triunfa la ciencia ficción apocalíptica, como The walking Dead o The last of us. "La ficción -asegura Víctor-, es la manera que tenemos de procesar nuestros miedos, nuestros deseos... Por eso en los cincuenta y los 80 hubo esa ciencia ficción basada en el miedo a las catástrofes nucleares. Ahora hay miedo a las pandemias, lo que ha hecho que surja The last of us o el género de zombis. No me parece malo. Creo que cumple la misma función que los cuentos de hadas para los niños en su momento, que los enseñaban a lidiar con los peligros que les esperaban en la vida y no les podías explicar directamente. La ficción apocalíptica es nuestra manera de procesar cosas que pueden ser inabarcables, como la guerra, el cambio climático, el peligro a la guerra nuclear... Cosas que, como individuos, nos resultan muy difíciles de procesar".

Preguntamos a Víctor si la época en la que Bradbury escribió este libro (1953), en pleno Macartismo, tiene algo que ver con la actual: "Creo que también hemos llegado a una especie de nueva moralidad en la que, extrañamente, los extremos políticos se dan la mano. Hay una mojigatería muy opresiva por parte de la extrema derecha, que también tenemos por la parte de la izquierda más radical. Hay cosas geniales como el inclusismo. Por ejemplo, en la novela no se especificaba la raza de Faber y yo lo he hecho afroamericano. Pero hay un excesivo moralismo muy peligroso, que a veces lleva a los propios creadores al miedo a la censura e incluso a la autocensura. Y si la censura es mala, creo que la autocensura mata el arte".

Sobre sus proyectos, Víctor nos comenta: "Ahora publico dos nuevos cómics con Dark Horse en Estados Unidos: Elixir, con Frank J. Barbiere y Ricky Mammone, que es una historia de fantasía juvenil, algo que no había hecho antes. Y en septiembre publico Proyect Monarch, con Michael Avon Oeming, que va sobre la locura esta americana de las conspiraciones. Es una especie de homenaje a Stanley Kubrick, con hombres lagarto, sectas, aterrizajes en la luna... todas esas locuras que les chiflan a los americanos. Y en cuanto a mis proyectos audiovisuales, sigue el proceso de desarrollo de la secuela de Polar, estoy desarrollando una serie de televisión que se llama Motorway, y en marzo estaré en un festival de series, en Francia, para intentar vender esos proyectos. Pero como esas cosas van tan lentas, seguiré centrado en mis cómics".

Preguntamos a Víctor, como autor, qué sentiría si quemasen un cómic suyo: "Me sentaría fatal. Me siento fatal con que se queme cualquier libro e incluso el cómic más horrible que puedas imaginar, incluso los de Rob Liefeld (Deadpool) Yo siempre digo que, si hay una persona que haya empleado tanto tiempo en intentar transmitir algo con un cómic o un libro, ya me parece algo que valorar. Hasta del peor libro se puede aprender algo, aunque sea como no hacer las cosas".

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