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Objetivo Igualdad

Urbanismo feminista: proyectos de ciudades más humanas

  • Pretende cambiar la prioridad a necesidades como los cuidados o las actividades comunitarias
  • La Nueva Bauhaus europea recoge gran parte de los planteamientos del urbanismo feminista
  • "Urbanismo feminista", en Objetivo Igualdad, sábado 11h en La2 y domingo 14:30h en Canal 24 horas

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Personas con distintas edades y movilidad disfrutando de un parque urbano
Personas con distintas edades y movilidad disfrutando de un parque urbano

El urbanismo feminista está en nuestras ciudades. En realidad, podría hablarse también de urbanismo inclusivo, porque lo que pretende realmente es poner a las personas, sus necesidades y sus actividades, en el centro. A todas las personas. Por ejemplo, en los planes de urbanismo ya se incluyen habitualmente medidas para facilitar la vida en los espacios públicos a las personas con movilidad reducida, con mayor edad o con algún tipo de discapacidad. Cada vez hay más iniciativas que incluyen esta perspectiva como eje fundamental. Pero esto no ha sido siempre así.

Urbanismo feminista

Las ciudades que tenemos

Para comprender qué es el urbanismo feminista, hay que hablar de cómo se formaron las ciudades occidentales tal y como las conocemos hoy. Según la profesora de urbanismo de la Universidad de Alcalá de Henares, Josenia Hervás y Heras, hay que remontarse a la Revolución Industrial y el nacimiento del liberalismo económico, con el máximo beneficio como único objetivo. Entonces, las viviendas de los obreros se fueron concentrando precariamente en torno a las fábricas o las minas, formando núcleos insalubres en los que proliferaban todo tipo de enfermedades.

Tras la Primera Guerra Mundial, el movimiento de arquitectura de vanguardia conocido como la Bauhaus planeó un cambio completo de paradigma para acabar con aquel infierno urbano y sanear las ciudades. Un cambio que se apoyaba en la zonificación de la ciudad. "La zonificación era dividir los usos de la ciudad de manera que en un sitio se trabajara, en otro se viviera, en otro estuvieran las fábricas, en otros divirtiera la gente... Había que trabajar en un sitio y vivir en otro, que estaban bastante lejos. Teníamos que coger el coche, con mucho tiempo de duración de los trayectos. Todo eso, aparte de que era una pérdida de tiempo, también destrozaba muchas veces las ciudades. De hecho, para facilitar la circulación rápida de los coches había numerosos Scalextric que suponían una herida que dividía las ciudades", explica Josenia Hervás.

Las ciudades estaban zonificadas: en un lugar se trabaja, en otro se estudia, en otro se vive...

La prioridad seguía siendo la economía, el trabajo productivo y se pensaba sólo en las necesidades de un tipo de persona: "Un sujeto estandarizado masculino, hombre blanco, etcétera y todas las actividades vinculadas con el entorno productivo", enumera Blanca Valdivia, del Col.lectiu Punt 6. A los demás se les ignoraba, como demuestra la urbanista Isabela Velázquez con el ejemplo de las llamadas "ciudades dormitorio" que proliferaron en las ampliaciones urbanas del llamado "desarrollismo" de los años sesenta y setenta del siglo XX en España y otros países: "En esos barrios estaban las mujeres que no trabajaban, los abuelos, los niños. Los únicos que salían eran los pobres hombres que iban a trabajar fuera muchas veces en malas condiciones. Sin embargo, toda esa parte de vida de los niños, los abuelos, las mujeres, ni siquiera los considerábamos".

El urbanismo feminista

¿Por qué hablamos de urbanismo feminista? ¿Qué pretende? Para el Col.lectiu Punt 6, busca cambiar las prioridades hacia la diversidad que de personas que viven en los núcleos urbanos: "Obviamente, el urbanismo feminista no es exclusivo de las mujeres. Lo que busca es pensar cuáles son las condiciones materiales, los elementos de diseño, la ubicación que debe tener los espacios en la ciudad para proporcionarnos elementos para hacer todas las actividades que hacemos en nuestro día a día. Lo vinculado con el trabajo productivo, pero también lo vinculado con los cuidados, con las actividades que hacemos personales para nosotras mismas, con las actividades que hacemos comunitarias con un objetivo común cuando nos juntamos con otras personas", afirma Blanca Valdivia.

Pensamos también en los cuidados, las actividades personales o las comunitarias

La arquitecta Josenia Hervás y Heras cree que las mujeres pueden ser un termómetro perfecto para detectar lo que falla en las ciudades: "Si tú ves que una mujer al azar puede perfectamente ir a trabajar, ir a cenar con sus amigas, puede ir a cuidar a su madre, puede hacer la compra... Si puede hacer vida sin ningún problema esa ciudad, es una ciudad en la que todo el mundo puede querer vivir".

Integrantes del Col.lectiu Punt 6, de urbanismo feminista

Integrantes del Col.lectiu Punt 6, de urbanismo feminista

Roser Casanovas, del Col.lectiu Punt 6, resume sus objetivos en varios ejes de trabajo: "Priorizar los cuidados y las tareas reproductivas en nuestra sociedad y poner la vida cotidiana de las personas en el centro de las decisiones urbanas. En segundo lugar, erradicar las violencias, construir espacios seguros para las mujeres". En tercer lugar pretenden garantizar la participación de las personas en la transformación del entorno, sobre todo las que tradicionalmente no han sido escuchadas. Todo ello, afirman desde este colectivo, debería hacerse de forma transversal con otras disciplinas y conocimientos.

El Col.lectiu Punt 6 está formado por urbanistas, sociólogas y arquitectas que trabajan de forma colaborativa. Toma su nombre de la Ley de barrios de Barcelona que prestaba especial atención a las transformaciones sociales que podía conllevar la configuración físicas de la ciudad. "El punto seis era la equidad de género en el uso de los espacios públicos y los equipamientos y muchos colegas no sabían cómo tenían que cumplir ese punto. A partir de ahí también lo vimos como una oportunidad de repensar desde esta mirada las transformaciones urbanas", recuerda Roser Casanovas

La nueva Bauhaus europea

La nueva Bauhaus europea pretende que la planificación de las ciudades tenga en cuenta nuevos parámetros. ¿Coincide con los planteamientos feministas? Por ejemplo, Josenia Hervás explica que hay partes de las ciudades que son especialmente peligrosas y crean inseguridad en las mujeres, porque la zonificación implica que -por ejemplo una zona de oficinas o un polígono industrial- queden completamente vacías fuera de las horas de uso. Atravesarlas en solitario puede suponer un riesgo para cualquier persona y más para las mujeres, sobre las que se dirige además la violencia sexual.

Esto implica, además, crear una ciudad y respetar el valor de la ciudadanía: "Sentirse participe de una sociedad, ser parte activa de ella", añade esta arquitecta, para la que las ciudades deben ser policéntricas: "Esto significa que en todos los barrios todo el mundo pueda tener lugares donde se sientan cómodos".

Las ciudades deben ser policéntricas, que todos los barrios sean cómodos para sus habitantes

La urbanista Isabela Velázquez Valoria explica que las nuevas estrategias pasan por hacer una de las líneas de trabajo de este urbanismo del siglo XXI es la ciudad de los 15 minutos: "La propuesta de la ciudad de los 15 minutos es todo lo contrario a la zonificación. Vamos a poner todo lo suficientemente próximo como para que, aunque tengas 80 años, puedas tener las cosas cerca porque lo tienes cerca de casa o que el sitio donde trabajas, el médico, esté a 15 minutos de tu vivienda. Con lo cual, puedes ir andando, no tienes que coger el coche, puedes ir en bicicleta. Es otro concepto diferente", explica Isabela Velázquez.

Un concepto que también defiende el aumento de zonas verdes y la sostenibilidad de las ciudades para frenar el cambio climático. No se trata de construir más, porque las ciudades ya están ahí, sino de repensar y transformar lo construido, nos explican. Como dice Josenia Hervás, se trata de utilizar mucho el prefijo re-: rehabilitar, reformar, reacondicionar, reutilizar. ..

Mujeres en el urbanismo y la arquitectura

El trabajo de las mujeres en arquitectura y urbanismo no es nuevo, pero sí que ha estado invisibilizado como en otros colectivos profesionales. Precisamente a recuperar la figura de alguna de ellas se ha dedicado Josenia Hervás, autora de Las mujeres de la Bauhaus, fruto de su tesis doctoral: "Cuando yo empecé la tesis pensaba que ninguna se había graduado como arquitecta, nunca había visto en ningún libro que existieran arquitectas en la Bauhaus. Empecé un camino a ver si encontraba algo y cual fue mi sorpresa cuando comprobé que realmente había arquitectas. Hay que rescatar a estas precursoras que ahora vamos a poner en valor con la nueva Bauhaus europea", explica.

"Las mujeres de la Bauhaus", de Josenia Hervás Heras cropper

Josenia Hervás recuerda a otras referentes de la arquitectura como Carmen Espegel o Carme Pinós: "Tenemos un compromiso todas las urbanistas y los urbanistas y las arquitectas y los arquitectos de poner en valor a muchísimas mujeres que no solamente desde las disciplina de la arquitectura sino desde otras disciplinas trabajaron para que la ciudadanía se sintiera realmente integrada".

Arquitectas y urbanistas están al frente de este compromiso. Ellas llevan colaborando y asociándose desde los años 70 del siglo XX. cuando se reunían mujeres de diferentes especialidades, como recuerda Isabela Velázquez: "Empezamos a plantear cosas desde la práctica y nada más empezar surgieron colectivos de arquitectas y más especialidades en muchos sitios: el colectivo Urbanas en Pamplona, el Suburban en Sevilla, en Euskadi surgieron muchísimos colectivos, Punt Six en Barcelona... Empezamos todas a trabajar en paralelo, fue muy interesante porque esa mirada sobre la ciudad la logramos trasladar a textos y luego poco a poco se han ido incorporando a los estudios profesionales". Una mirada feminista sobre la ciudad que impregna cada vez más los planes y los proyectos del urbanismo moderno.