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La población de Bajmut que se resiste a marcharse a pesar de los bombardeos: "Si tengo que morir aquí, moriré"

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La población de Bajmut que se resiste a marcharse a pesar de los bombardeos: "Si tengo que morir aquí, moriré"

Los bombardeos se intensifican en Bajmut, al este de Ucrania, una ciudad vacía en la que no hay nadie en las calles ni en las casas. Cuesta imaginar que aquí antes vivieran 70.000 personas, incluso que hubiera vida, alegría o atascos. Ahora solo se ven algunos soldados y lejos de ruidos de coches o bicicletas, lo que impera es el estruendo de los bombardeos.

En pleno escenario bélico y a diez grados bajo cero, tres vecinos se saludan. Deben de ser los únicos que se atreven a dar un paseo. Alexander nos cuenta que no tiene parientes ni dinero para poder huir a un lugar más seguro. Olga, además, nos remarca que este lugar representa sus raíces: "Nací aquí hace 61 años, mis padres están enterrados aquí y no pienso irme".

Bajmut es ahora el centro de todas las batallas. Día tras otro, se libran los combates más feroces y las tropas rusas intensifican su avance con dos objetivos claros: controlar la región del Donbás y, además, las minas de sal que abastecen al 90% de la población ucraniana.

Los bombardeos rusos llevan días impactando en Bajmut, al sureste de Ucrania, un lugar clave con el que Putin busca controlar las minas de sal y la región del Donbás.

Una población que no quiere marcharse

Seguro que con las prisas de las primeras bombas, alguien dejó olvidada su bicicleta en algún patio de vecinos. Alexandra, sin embargo, es una de las pocas que se ha quedado. Tiene 86 años y vive sola, sin luz ni calefacción, pero se las apaña con una pequeña cocina de leña. Sus hijos viven en el extranjero, pero ella tiene claro que no va a marcharse: "Cómo voy a irme de mi casa, si tengo que morir aquí, moriré".

Alexandra es una veterana activista que, ya en 2014, se manifestaba contra Putin en las calles de Bajmut cuando fue tomada por los prorrusos. "Espero poder vivir lo suficiente para brindar por la derrota de Putin", señala. Sale a decir adiós a este equipo de TVE y, al bajar, el único niño que hemos visto también se despide de nosotros mientras corre con su madre y la artillería ucraniana, en este caso, sigue sonando.

El pasado 6 de enero se produjo, de forma unilateral e impuesta por Rusia, el primer intento de tregua desde que comenzó la guerra en Ucrania. Este alto al fuego, sin embargo, fue rechazado desde el principio desde Kiev, que lo tachó de "propaganda", y, tras su fracaso y la intensificación de los bombardeos en territorio ucraniano desde entonces, crecen las dudas sobre el trasfondo de este movimiento de Vladímir Putin.