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Guerra en Ucrania

La estación central de Kiev, un punto en el que se cruzan aquellos que vuelven a casa y los que huyen

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Muchos de los ucranianos que se marcharon de sus casas vuelven al país a celebrar la Pascua

La melodía de un compositor ucraniano suena en los altavoces de la estación central de la capital de Ucrania, Kiev, para dar la bienvenida a un tren procedente de Varsovia. Una escena que parece sacada de una película, pero no lo es.

Después de 10 meses de guerra, muchos de quienes se marcharon de sus casas han decidido volver al país para celebrar la Pascua, pero otros aprovechan las vacaciones para huir de la guerra y alejarse de las largas oleadas de ataques que ha traido el nuevo año.

El Gobierno ucraniano prevé que Rusia continuará los ataques masivos con drones para causar agotamiento a la población, desgastar las defensas antiaéreas del país y destruir el sistema energético. "Tenemos información de que Rusia planea ataques prolongados con drones Shahed", ha afirmado el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Los que vuelven para quedarse

A la estación central de Kiev llegan Irina y Yulia, dos hermanas que se fueron a Bélgica para huir de la guerra en su país. Sin embargo, las ganas de ver a los suyos les ha podido más que el miedo y, por ello, han vuelto a su país para quedarse.

"Es muy difícil vivir en el extranjero solas, sin tu familia, sin tus amigos", asegura una de ellas. "Lo primero que haré será abrazar a mis padres y después tomar una buena sopa", señala la hermana mayor.

Rusia no cesa sus ataques en Año Nuevo y vuelve a bombardear infraestructuras

Las líneas ferroviarias han sido cruciales para trasladar a cientos de miles de ucranianos a Europa. Fue uno de los primeros mandatos de Zelenski y no han dejado de funcionar en los diez meses de invasión rusa.

Huir para "no tener que escuchar las explosiones"

En el andén de enfrente de la estación, otros esperan el tren que les saque de la guerra, al menos durante unos días. Su destino es el mismo: Varsovia.

Anna, una niña de 13 años, se aferra a su hermano mayor, que tiene que quedarse por la ley marcial y además es voluntario en el Ejército. "Mi madre y mi hermana regresan a Viena para alejarse de las bombas y no tener que escuchar las explosiones", cuenta.