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Argentina

Las Abuelas de la Plaza de Mayo identifican al "nieto 132" robado por la dictadura argentina

  • "Esperamos que el 2023 nos reciba con muchos más encuentros", ha señalado la organización
  • La organización de Derechos Humanos argentina sigue buscando a cerca de 300 personas

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La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto (d).
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto (d).

Las Abuelas de Plaza de Mayo, que desde hace 45 años buscan a niños apropiados ilegalmente durante la última dictadura argentina (1976-1983), han renovado su esperanza de hallar a los cerca de 300 nietos que siguen buscando al concretar dos nuevas identificaciones en solo una semana.

Tras anunciar el pasado jueves la identificación del "nieto 131" tras tres años y medio sin búsquedas resueltas, las Abuelas han informado este miércoles de que han logrado restituir sus verdadera identidad a otro nieto, el 132.

Un hombre de la norteña provincia de Tucumán

Se trata de un hombre de la norteña provincia de Tucumán que en 2004 había iniciado la búsqueda de su identidad, después de que sus hermanos de crianza, tras la muerte de sus padres, le revelaron que no era hijo biológico de estos y le entregaron su documento de identidad original.

Tras un largo proceso, durante la mañana de este miércoles un juzgado de Tucumán le confirmó que no es hijo de la familia que lo crió como propio en Tucumán, sino de Mercedes del Valle Morales, detenida y desaparecida por el régimen militar en 1976, y de un hombre cuya identidad se desconoce.

Mercedes del Valle Morales trabajaba en la finca propiedad de la familia de crianza del "nieto 132".

Con 21 años, fue secuestrada junto a parte de su familia, el 20 de mayo de 1976 en la localidad tucumana de Monteros y su hijo, de apenas 9 meses, estaba el día del operativo en el que también secuestraron a sus abuelos, Toribia Romero de Morales y José Ramón Morales.

Cuatro días después secuestraron a sus tíos José Silvano Morales, Juan Ceferino Morales y Julio César Morales, todos desaparecidos.

Fue una tía abuela materna, Máxima Rita Romero de Morales, quien, con el retorno de la democracia en 1983, denunció la desaparición de toda la familia.

Gracias a estudios de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos, en 2008 el nieto pudo constatar que Mercedes del Valle Morales era su madre, como figuraba en su DNI.

Tiempo después el Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar los restos de Mercedes en el Cementerio Norte de Tucumán.

Búsqueda del padre

Al joven aún le faltaba constatar si quien le inscribió como hijo propio era verdaderamente su padre.

Dado que el hombre ya había fallecido, la filiación solo podía comprobarse o descartarse mediante una exhumación del cuerpo del supuesto padre, lo que requirió de la intervención judicial.

Una imagen del nieto 132 en una videollamada durante la rueda de prensa.

Finalmente las pruebas de ADN arrojaron que el joven no es hijo de quien lo crió y le confirmó este miércoles "que efectivamente fue víctima de sustracción, ocultamiento y sustitución de identidad en el marco del terrorismo de Estado", han informado las Abuelas de Plaza de Mayo en un comunicado.

"La causa seguirá abierta para continuar con la investigación sobre el papá del nuevo nieto", ha indicado la organización.

Renovadas esperanzas

El anuncio de este miércoles se suma al del jueves 22 de diciembre, la identificación del "nieto 131", un hijo de desaparecidos por el régimen militar.

Las Abuelas han señalado que, a pesar del dolor que trae cada una de esta historias, siguen "celebrando la vida" con la alegría que les da la "conquista de la verdad" y han renovado sus esperanzas de "un 2023 con más encuentros, con más verdades e identidades".

Estas mujeres son conscientes de que el tiempo no se detiene y que ya han tenido que despedir a compañeras que murieron sin lograr el buscado abrazo con sus nietos, unos 300 hombres y mujeres que hoy rondan los 45 años.

No obstante, rescatan una lucha que no ceja y que en los últimos cuatro años -dos de ellos en pandemia- incluyó el análisis de casos de unas 2.000 personas con dudas sobre su identidad que se acercaron a las Abuelas y de cerca de otros 400 tramitados en la Justicia.