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Guerra en Ucrania

Rusia reduce en un 40 por ciento el gas que circula por el gasoducto Nord Stream

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Imagen de archivo: sede de la filial de Gazprom en Alemania. REUTERS/Fabrizio Bensch
Imagen de archivo: sede de la filial de Gazprom en Alemania.

La empresa gasística rusa Gazprom ha anunciado este martes que reducirá en un 40 % el volumen de gas que suministra al resto de Europa por el gasoducto Nord Stream debido a la demora de las reparaciones por parte de la empresa alemana Siemens, que se ha sumado a las sanciones contra Rusia por la guerra de Ucrania.

"En estos momentos garantizamos un nivel de suministros de gas por el gasoducto Nord Stream de hasta 100 millones de metros cúbicos diarios", en lugar de los 167 millones de metros cúbicos de gas diarios planificados, ha informado la empresa en su canal de Telegram.

Según Gazprom, "la compañía Siemens no entregó a tiempo los equipos de bombeo reparados, se superaron los plazos de servicio técnico y se detectaron fallos técnicos en los motores". En estos momentos el número de bombas se ha reducido a tres, lo que afecta el volumen de gas que se puede transferir.

El grupo tecnológico e industrial alemán Siemens anunció a mediados de mayo su salida del mercado ruso como resultado de la guerra en Ucrania y comenzó a suspender sus operaciones y actividades industriales. Según la empresa, las sanciones internacionales y las posibles contramedidas afectan a sus actividades en Rusia, especialmente los servicios ferroviarios y de mantenimiento.

El presidente y consejero delegado de Siemens, Roland Busch, dijo que la empresa tomó la decisión de "poner fin de forma ordenada a sus actividades en Rusia", donde están presentes desde hace casi 170 años.

Desde el comienzo de la guerra de Ucrania, Gazprom ha interrumpido el suministro de gas a Polonia, Bulgaria, Finlandia y Países Bajos por no pagar en rublos. Además, el flujo de gas ruso que llega a Europa oriental y occidental a través de Ucrania se ha reducido por la guerra.

Países europeos como las repúblicas bálticas, Eslovaquia, República Checa, Bulgaria, Polonia y Alemania son muy dependientes del gas ruso, lo que el Kremlin utiliza como un arma de presión.