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Los embalses llegan al verano con el menor volumen de agua de la última década

  • Los pantanos dedicados al consumo humano están al 47,3% de su capacidad, 28% menos que la media del decenio
  • No solo se debe a la falta de lluvias, sino a la creciente demanda, que sume a España en una escasez hídrica estructural

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Un grupo de personas en un pequeño islote del pantano de Alloz, en Navarra.
Un grupo de personas en un pequeño islote del pantano de Alloz, en Navarra, en una imagen del 15 de abril.

Este 1 de junio arranca el verano meteorológico, el período del año más cálido en el hemisferio norte, que se extenderá los próximos tres meses. Es la época en la que se registran normalmente los días más calurosos del año y de menos lluvias. Y España llega a él en una situación hidrológica preocupante, la peor de la última década.

Los embalses peninsulares de uso consuntivo (es decir, los destinados al consumo humano) contienen 18.317 hectómetros cúbicos de agua (hm³), cuando la media de la última década es de 25.400. Es decir, están un 28% por debajo de la media. El año hidrológico empezó con las reservas en mínimos y la falta de lluvias durante meses ha empeorado el problema.

Así, las reservas de agua están por debajo de la mitad de su capacidad, al 47,3%, cuando lo normal es que encarasen la temporada veraniega y las principales cosechas con casi dos tercios de su volumen disponible (65,7%). La situación actual es claramente peor que la del año pasado, cuando los pantanos estaban por estas fechas al 58% de su capacidad. De un año para otro, son casi 2.500 hm³ disponibles menos para toda la demanda de consumo.

En un país con la diversidad meteorológica de España, no todas las cuencas hidrográficas están en la misma situación. La mayor escasez se encuentra en la mitad sur de la península, en las cuencas de los ríos Guadalquivir y Guadiana, cuyos embalses se encuentran con menos de un tercio de su volumen, cuando en la última década han estado de promedio por encima del 60%.

De las cuencas del centro y sur de la península, solo la del Júcar y la mediterránea andaluza se encuentran a un nivel mayor que en la misma semana del año anterior, debida a la cantidad excepcional de precipitaciones de esta primavera.

En España hay 371 embalses, de los cuales 278 son de uso consuntivo (el resto se emplean para la producción de energía eléctrica). De estos, 153 (el 55%) tiene ahora menos volumen de agua que en la media de los últimos cinco años. La mayoría de ellos se encuentra en Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, en las cuencas del Guadalquivir, Guadalete-Barbate y Guadiana.

Por su tamaño, destaca en el mapa el embalse de La Serena, en Badajoz, el mayor de toda España y el tercero más grande de Europa. Con una capacidad de 3.219 hm³, podría cubrir las necesidades de Extremadura durante más de 30 años. Sin embargo, ahora mismo alberga 510 hectómetros cúbicos y no llega al 16% de su capacidad, 21 puntos menos que en la media del último lustro. Es cierto que en la misma fecha del año pasado ya estuvo en una situación similar, al 17,2% de su capacidad, pero está lejos de su media de los últimos cinco años, que ronda el 40%, y del 61% que acumulaba hace diez años.

El embalse de La Serena, en el cauce del río Zújar, almacena y regula el agua para una superficie de casi 14.000 hectáreas de cultivo en las comarcas de La Serena y La Siberia. También abastece de agua a poblaciones cercanas, y se aprovecha asimismo para producir energía hidroeléctrica, ya que cuenta con una central de Endesa con una potencia instalada de 25,1 MW.

La situación de este gran pantano refleja el estado general de la cuenca del Guadiana, la más castigada de España por la sequía, al 31% de su capacidad, con 2.965 hectómetros cúbicos de agua, 739 menos que hace un año. Y es una situación común a muchos otros de los más grandes del país.

Lluvias un 22% por debajo de lo normal

Los embalses están medio vacíos porque España está pagando las consecuencias de un otoño e invierno extraordinariamente secos, mitigados por las lluvias de marzo y abril. Desde que empezó el 1 de octubre el año hidrológico, las lluvias acumuladas han sido un 22% menos de lo normal. Hasta el 24 de mayo se recogieron 393 litros por metro cuadrado en el conjunto de España, cuando lo normal habrían sido 515, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Las precipitaciones acumuladas se encuentran por debajo de sus valores normales en especial en el tercio oeste peninsular, la mitad occidental y litoral sur de Andalucía, Cataluña, así como en las islas Canarias. En cambio, hay áreas entre Almería, Murcia y Granada, junto con puntos del litoral de Valencia y Alicante, donde las precipitaciones doblan el valor medio del periodo 1981-2010.

Lluvias: Porcentaje de la precipitación en el año hidrológico respecto a la media del período 1981-2010.

Porcentaje de la precipitación en el año hidrológico respecto a la media del período 1981-2010. AEMET

Vivimos una época de sequía meteorológica, que no es extraña a nuestro clima mediterráneo, en el que fluctúan los períodos secos y los húmedos. Además, hay una "tendencia a la reducción continuada de las aportaciones de la lluvia y de la escorrentía debido al cambio climático", explica Julia Martínez, directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA), a DatosRTVE. Llueve menos y se conserva menos agua porque se evapora más rápido debido al aumento de la temperatura.

Pero al mismo tiempo vivimos una situación de escasez, motivada por la presión de la creciente demanda de agua. "Un embalse no cambia solamente porque cambien las aportaciones, cambia sobre todo si se modifican los usos y hay un aumento del consumo, y es lo que está ocurriendo en España", añade Martínez. Y se trata, añade, de una "escasez estructural socialmente construida", por el “profundo desequilibrio entre recursos y demanda”, de modo que “da igual que llueva más o llueva menos”, afirma la experta.

Abastecimiento a las ciudades, demandas de uso turístico, industrial y, sobre todo, agrario. Ocho de cada diez litros de agua son consumidos por el regadío. El resto ha de conciliar el resto de las necesidades y además mantener caudales ecológicos para el mantenimiento ambiental.

Los embalses ya no son ahorradores

Embalses en situación poco boyante deben liberar agua para mantener el caudal ecológico y satisfacer las demandas productivas. De esta manera, subraya Martínez, el volumen de los embalses desciende en mayor medida que la propia reducción de las precipitaciones y desaparece así una de sus funciones principales.

Los embalses son como un depósito bancario o como la hormiga de la fábula: acumulan agua en los períodos húmedos para luego administrarla en los años de sequía. "Esa capacidad prácticamente se ha perdido", señala la directora técnica de la FNCA, porque "las aportaciones [de agua] recogidas en un año se gastan en ese mismo año".

Faltan las lluvias y cunde el temor entre los agricultores, y más en un año como este, en el que la perspectiva de una mala cosecha se une a unos costes de producción que se han disparado. La semana pasada, el presidente nacional del sindicato Asaja, Pedro Barato, aseguraba que la cosecha del cereal en el conjunto del país "va a ser mala" y no cubriría los costes, especialmente en las provincias productoras más castigadas por la sequía, como son León, Zamora y Salamanca.

La situación se repite en más comunidades, y los agricultores y ganaderos piden soluciones políticas, económicas e hídricas: rebajar los caudales ecológicos, más desaladoras, permisos para hacer abrevaderos, más regadíos. Mientras, sufren al no vender sus productos porque los de fuera son más baratos y no se les exigen los mismos requisitos de calidad y trazabilidad.

Un antiguo puente emergiendo de las aguas del embalse de Lindoso (Lobios, Ourense), el pasado mes de abril.

Un antiguo puente emergiendo de las aguas del embalse de Lindoso (Lobios, Ourense), el pasado mes de abril, debido a la sequía. EFE

Una "transición hídrica" que reduzca regadíos

Una tensión permanente entre demanda y recursos rodea a la economía del agua y puede ir a más, porque, lejos de contenerse la creación de regadíos, se plantea aumentarlos, como reflejan los borradores de los planes hidrológicos que se tienen que aprobar este año. Es el caso del de la cuenca del Ebro, que plantea "más de 50.000 hectáreas de nuevo regadío" o en el Segura, donde pretenden crear nuevo regadío "mal llamado de interés social", critica la directora técnica de FNCA. Además de los regadíos ilegales que se han consolidado con el tiempo, en las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir, y se unen al exceso de presión sobre los recursos disponibles.

Se hace cada vez más urgente una "transición hídrica", concluye Julia Martínez, "para recuperar ríos, acuíferos, manantiales y humedales, para adaptarnos al cambio climático y para garantizar la demanda". Para ello no basta con aumentar la eficiencia, sino que "hay que asumir que hay que reducir parte del regadío existente" en los territorios donde hay más sobreexplotación hídrica. Todo para garantizar en último término lo más básico, el abastecimiento humano, y no volver a las imágenes de otros veranos de las restricciones de agua cuando las reservas de los embalses tocan fondo.