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Genocidio: término legal complejo y de aplicación cuestionada en Ucrania

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Una residente de Bucha camina con su familia entre la maquinaria militar rusa destruida con el sello VerificaRTVE
Una residente de Bucha camina con su familia entre la maquinaria militar rusa destruida

La guerra de Ucrania ha generado una discusión sobre si los horrores vividos por los civiles merecen calificarse o no como “genocidio”. El presidente de EE.UU., Joe Biden, cree que sí, pero el de Francia, Emmanuel Macron, prefiere evitar esta palabra. Te explicamos cómo define el derecho internacional el genocidio y qué episodios históricos se han calificado como tal.

El presidente de EE.UU., Joe Biden, utilizó el término “genocidio”en un acto el pasado 12 de abril para referirse a lo ocurrido en Ucrania. Con respecto a la subida de los precios, declaró que “no deberían depender de si un dictador declara una guerra y perpetra un genocidio a medio mundo de distancia”. A Emmanuel Macron, presidente de Francia, le preguntaron por la cuestión, y respondió que “Rusia ha desatado unilateralmente la guerra más brutal” pero que no creía que “las escaladas verbales sirvan a esta causa” y prefiere ser “cuidadoso con estos términos”.

De genocidio ha hablado hasta Vladimir Putin, que defiende que su intervención militar ha sido para evitar este crimen. El presidente de Rusia alude a la presunta violencia sistemática ejercida contra la población prorrusa del Donbás, idea que no refrenda ninguna organización internacional de peso.

Definiciones legales de genocidio

El término “genocidio” lo emplea por primera vez Raphael Lenkin en 1944 en su libro El Dominio del Eje en la Europa Ocupada, en referencia a la persecución del régimen nazi al pueblo judío. El propio autor lo califica como “un nuevo término y una nueva concepción para la destrucción de las naciones” (página 79). Entiende esta nueva forma de llamar a una práctica antigua como “la destrucción de una nación o grupo étnico”, perpetrado más específicamente “contra un grupo nacional como una entidad”.

La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de las Naciones Unidas firmada en 1949 califica el genocidio como “un delito de derecho internacional”. Recoge que se considerará como tal cualquiera de las siguientes acciones “con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”:

  • Matanza de miembros del grupo
  • Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo
  • Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial
  • Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo
  • Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo
Documental del genocidio en Camboya

Dirigido contra grupos

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998 adopta la misma definición del término. Recoge la competencia de juzgar “los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto”. Considera que estos son el genocidio, los crímenes de lesa humanidad (“ataque generalizado o sistemático contra una población civil”) y los crímenes de guerra (infracciones graves de los derechos humanos durante un conflicto armado). También se refiere al crimen de agresión (cuando teniendo el control político o militar se planifica o realiza un acto de agresión que suponga una violación de la Carta de las Naciones Unidas). Son definiciones que no siempre marcan un límite claro entre un tipo de crimen u otro, según distintas páginas web de la ONU que hemos consultado.

Ninguna de estas definiciones asocia el concepto de genocidio al número de víctimas per se. Por tanto genocidio no es, según su definición legal, un crimen a gran escala. Pero sí es un crimen que tiene intención de destruir total o parcialmente no a personas tomadas individualmente, sino a grupos (las cursivas son nuestras). La expresión “con la intención de destruir (a un grupo)” es motivo de controversia y para la que Amnistía Internacional aclara que “es crucial y, al mismo tiempo, con frecuencia muy difícil encontrar pruebas claras de los motivos y las intenciones detrás de los actos” (pág. 2).

Matices legales

Jonathan Leader Maynard, profesor de Política Internacional en el King’s College de Londres y especializado en las “formas de violencia contra los civiles” como el genocidio, escribió en su cuenta de Twitter sobre Ucrania: “Es demasiado pronto para llegar a conclusiones claras”. Leader explica que habría que determinar si se trata de un esfuerzo intencionado de eliminar a un pueblo por su nacionalidad o etnia.

Leader Maynard considera que “es extremadamente complicado conseguir datos de calidad” sobre las estrategias e intencionalidad durante un conflicto que sigue en curso y que sin ellos no se puede “concluir que se esté cometiendo un genocidio”. Recomienda que, sin dejar de “subrayar las claras evidencias de las atrocidades cometidas contra los civiles”, vayamos con cuidado a la hora de usar esta palabra, “que tiene un significado legal muy específico”.

Dificultad de jerarquizar

Carrie Walling es profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Albión. Escribe en un artículo para la Asociación Internacional de Académicos del Genocidio que “las definiciones importan en la política”, pero reconoce que este debate puede distraer del asunto. Para evitarlo propone utilizar el término “crímenes masivos atroces”. Explica que “legalmente no hay una jerarquía entre genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra”. Según ella, estas otras tipificaciones son igualmente “impactantes y atroces” y hacer como que solo los genocidios merecen una respuesta quita peso al resto de violencias, “minimiza innecesariamente los casos que los gobiernos se sienten obligados a abordar y perpetúa la idea de que las víctimas de otras atrocidades masivas no merecen una protección igualitaria”.

Sostiene la misma opinión David Simon, profesor de Ciencias Políticas y director del Programa de Estudios sobre Genocidio de la Universidad de Yale. En una entrevista para Radio Free Europe afirma que forma parte del imaginario colectivo pensar que el genocidio se encuentra en la cúspide jerárquica de los crímenes, pero que esto no es así. “No hay una jerarquía establecida escrita en la ley”, explica Simon. Existen procesamientos jurídicos tanto por crímenes de guerra como por genocidio.

Otros casos de genocidio

El genocidio no es un crimen moderno. La Resolución 96 de la ONU de 1946 (un año después del fin de la segunda guerra mundial) expresa: “Numerosos casos de estos crímenes de genocidido han sucedido cuando grupos raciales, religiosos, políticos y de otro tipo han sido destruidos total o parcialmente”. En la era moderna, contamos con varias sentencias inapelables del TPI pero se debate sobre la consideración como tales de otros ataques muy graves contra ciertos colectivos.

El Holocausto judío, perpetrado por la Alemania nazi en la segunda guerra mundial, es el hecho traumático que inspiró la Convención Internacional para la prevención del crimen de Genocidio. Desde entonces, dos consideraciones de genocidio dictadas por el Tribunal Penal Internacional (TPI) han tenido mucho eco: la matanza de tutsis y hutus moderados en Ruanda en 1996 y el asesinato de 7.000 civiles en Srebrenica (Bosnia) en 1995.

Casos juzgados y sin juzgar

Ponerle la etiqueta legal de “genocidio” a algo es muy complejo, con sentencias a veces llenas de recovecos. Por ejemplo, en el caso de Srebrenica, el TPI absolvió a Serbia de la autoría pero sentenció que “violó su obligación de prevenirlo”. Sin juicio internacional está el caso histórico del asesinato de 1,5 millones de armenios en 1915. Atribuido a Turquía, este país se niega a reconocerlo. Ya lo consideran genocidio 30 países entre los que no está España y en 2021 EE.UU. tomó la decisión de reconocerlo también.

Como reconoce Naciones Unidas (página 2 de esta nota explicativa), en algunos casos se ha optado por procesar como genocidas a individuos específicos, dejando pendientes juicios o decisiones finales más complejas. Es lo que ha ocurrido con otro conocido episodio histórico con millones de muertos, el de la matanza a manos de los Jemeres Rojos en Camboya (década de 1970) y el de los crímenes cometidos por todas las partes enfrentadas en Darfur (Sudán, 2002).

Hasta la fecha, ningún organismo oficial ha reconocido la guerra en Ucrania como genocidio. En el sitio web del observador Genocide Watch, coordinador de una alianza internacional contra este crimen formada por cien organizaciones de unos 30 países, tampoco vemos una alerta relacionada. Según se explica, esta “se declara cuando hay señales de etapas tempranas en el proceso genocida”. Las diez etapas que la alianza considera son: clasificación, simbolización, discriminación, deshumanización, organización, polarización, preparación, persecución, exterminio y negación.