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Memoria Histórica

La UMU incorpora los retratos de dos rectores marginados por sus ideas republicanas durante el franquismo

  • Ambos catedráticos presidieron la Universidad durante la Guerra Civil
  • Los retratos han sido pintados por alumnos de la Universidad de Murcia

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La UMU incorpora los retratos de dos rectores, marginados por sus ideas republicanas

La Universidad de Murcia completa su galería de rectores con la incorporación de los retratos de dos profesores de la facultad de Derecho que dirigieron la institución durante la Guerra Civil. Su mandato quedó oculto por el régimen franquista al acabar la contienda por su condición de republicanos.

Se trata de los rectores Laureano Sánchez Gallego y Manuel Pérez Xambó. Laureano Sánchez Gallego murió en el exilio y Manuel Pérez Xambó fue condenado a pena de muerte pero se libró por una casualidad: había escondido en su casa a quien, años después, llegó a ser obispo de Astorga. Sus retratos han sido pintados por dos alumnos de la Universidad de Murcia.

Sánchez Gallego fue rector durante doce meses

Laureano Sánchez Gallego fue nombrado rector en noviembre de 1936 y fue cesado justo un año después. Con la Universidad cerrada por la contienda, se las ingenió para realizar actividades de extensión universitaria, crear el Bachillerato Abreviado de Obreros y auspiciar las Milicias de la Cultura, con las que se pretendía luchar contra el analfabetismo.

Fue militante del PSOE y su amor por la enseñanza siempre fue su seña de identidad. Murió exiliado en Tijuana (México) y su tumba sigue siendo lugar de peregrinación el día del maestro

Pérez Xambó estuvo en la cárcel por sus ideas

Manuel Pérez Xambó fue el sucesor de Sánchez Gallego y su mandato se prolongó hasta marzo de 1939, cuando presentó su dimisión. Formaba parte de la alta sociedad murciana. Era socio del Casino, practicaba el esgrima y fue presidente de Izquierda Republicana de Murcia. Detenido por las tropas franquistas, se tuvo que someter a un proceso sumarísimo por haber dirigido la Universidad en tiempos de guerra.

Su defensa fue que lo había sido porque era el único profesor que quedaba en ella, ya que los demás estaban agregados a otras universidades o estaban privados de libertad. Fue condenado a pena de muerte, pero pudo salvarse debido a una coincidencia, aunque fue condenado a 12 años de prisión. Finalmente salió de prisión en 1940. Diecisiete años después se reincorporó a la plantilla de la Diputación y vivió en Murcia hasta su muerte en 1962.