Enlaces accesibilidad

Más impuestos a las grandes fortunas y multinacionales: la "revolución" fiscal de Biden difícil de aplicar en otros países

  • Los expertos coinciden en que las reformas fiscales de Biden son complicadas de adaptar a América Latina
  • La UE se encuentra con obstáculos para establecer el tipo mínimo del 15% a las compañías multinacionales

Por
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden

Durante su primer año de mandato, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha puesto en marcha grandes reformas fiscales para afrontar los estragos de la pandemia y reducir la desigualdad. El demócrata ha protagonizado lo que algunos califican como una “revolución fiscal” que acelera procesos de reforma tributaria tanto internacional como nacional, en América Latina y en la Unión Europea, y que está dirigida a recaudar impuestos para invertir en planes económicos millonarios.

“En esta Administración se está intentando avanzar en un acuerdo de fiscalidad internacional, de cómo, quiénes y cuánto tienen que tributar en el ámbito internacional, con independencia de dónde tienen la matriz”, afirma a RTVE.es el director de Política Exterior de la Fundación Alternativas, Vicente Palacio. “Las propuestas de Biden van dirigidas a subir del 21 al 28 por ciento la presión fiscal media para grandes empresas. No sube a lo que fue antes, pero sería un incremento suficiente para generar recursos para financiar el gasto público, infraestructuras, gasto social…”, asevera.

En 2017, el presidente republicano Donald Trump logró la aprobación de la mayor rebaja de impuestos en tres décadas, un recorte que beneficiaba sobre todo a las empresas y al que los demócratas se opusieron por el efecto en la desigualdad y las cuentas públicas.

Palacio recalca que el presidente estadounidense está dando pasos no sólo en Estados Unidos, sino también influyendo a nivel global para que haya cambios en la fiscalidad. “Las multinacionales tendrán que someterse a una serie de reglas. Por ejemplo, el tipo mínimo del 15 por ciento para sociedades, es decir, para que tributen todas las sociedades, las grandes empresas tributen un mínimo del 15 por ciento, sobre beneficios. Esto tiene la virtualidad de desincentivar los paraísos fiscales y crear un sistema tributario más justo”, explica el director de Política Exterior de la Fundación Alternativas. “Es una doble revolución doméstica y global y el impacto es lo que está por ver”, añade.

En octubre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) alcanzó un acuerdo internacional con 136 países para aplicar una fiscalidad mínima para las multinacionales. El objetivo del pacto es lograr que las compañías con ingresos superiores a los 750 millones de euros anuales paguen un impuesto mínimo del 15%. Sin embargo, el tipo mínimo se encuentra con obstáculos en la Unión Europea, ya que algunos países del bloque critican que se avance dejando a un lado la tasa digital global, así como el calendario de aplicación de la medida, que se pretende que entre en vigor el 1 de enero de 2023.

Para Dalmario Morán, consultor internacional especializado en Reforma Tributaria en América Latina, la revolución de Biden “no es una revolución fiscal”, según señala en un coloquio organizado por la Fundación Alternativas. “Es una contrarreforma porque si uno lo mira más a largo plazo, la reforma de Biden, ese énfasis en volver a reforzar los impuestos directos, sobre todo sobre las empresas, viene a torcer una tendencia a la baja que se daba a nivel internacional y, por supuesto, en Estados Unidos agravada en la gestión del Gobierno de Trump”, explica.

Planes económicos que podrían beneficiar a América Latina

Cuando asumió el cargo, el mandatario demócrata se comprometió a aliviar el impacto de la pandemia con un plan de estímulo económico de 1,9 billones de dólares. Después Biden se comprometió a un plan de inversión infraestructura de 2,3 billones de dólares. Se estima que ambos paquetes podrían generar 1,5 millones de puestos de trabajo, algo que puede beneficiar en gran medida a América Latina.

El plan de infraestructura del líder demócrata está centrado en “mejorar y reparar la infraestructura de Estados Unidos”, según explica en el coloquio la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina, Alicia Bárcena. “Lo presentó como un cambio fundamental al pensamiento económico. Se aleja del enfoque de pequeño Gobierno y además habla de una reducción de impuestos importantes”, detalla.

Biden presenta un plan de estímulo de 1,9 billones de dólares para reflotar la economía y frenar el impacto de la pandemia

Bárcena destaca además que la mayor parte de las inversiones propuestas se destinaría al “transporte y la comunidad”. “Esta parte de la reforma es para generar empleo y aquí viene una parte que puede ser importante para la economía de América Latina y el Caribe. Aquí es donde entra mucho trabajo migrante, porque mucho del trabajo de la construcción en Estados Unidos está en mano de los migrantes”, recalca Bárcena, quien ha añadido que los beneficios también podrían llegar “de las importaciones de países de nuestra región porque hay en este momento un problema de cadenas de suministro”.

Sin embargo, según Palacio, “la mayor parte de los beneficios o de los efectos positivos que se generarían se harían en países con economías ricas y no tanto en América Latina”.

Además, los expertos coinciden en que los países de América Latina no pueden tener estímulos fiscales similares a los aplicados en Estados Unidos. “América Latina ha tenido oleadas de reformas tributarias que han seguido siempre lo que ha pasado en el mundo desarrollado. Por ejemplo, la tendencia de largo plazo de reducción de las tasas marginales máximas tanto en personas físicas como en sociedades también se vio reflejada en los sistemas tributarios de América Latina. Los sistemas tributarios fueron acomodándose a esas tendencias”, explica Morán.

Desigualdades más profundas

Las reformas del presidente estadounidense también van dirigidas a “reducir la desigualdad y cambiar el patrón de crecimiento que había estado muy basado en la desigualdad y la precariedad de las clases medias”, según detalla Palacio.

Durante la pandemia, las desigualdades se han profundizado en países desarrollados y en vías de desarrollo. “La comunidad internacional buscaba cierta convergencia económica y hoy estamos en plena divergencia en donde realmente las asimetrías se profundizan”, indica Alicia Bárcena.

“Creo que es muy importante contar que en América Latina, una de las regiones más impactadas por el COVID-19, se han profundizado estas asimetrías no solamente de América Latina hacia el mundo, sino al interior de América Latina”, afirma Bárcena. “EEUU ha dado muestras de una gran heterodoxia económica en tanto que nuestros países de América Latina siguen estancados en una ortodoxia económica respondiendo con muchos instrumentos ortodoxos, mientras la administración Biden está impulsando estos paquetes de gran calado que no cabe duda que ponen a la economía estadunidense en otro nivel”, asevera.