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Batalla judicial final por el Pissarro del Thyssen que fue expoliado por los nazis

  • La familia judía Cassirer adquirió el cuadro del pintor en 1898
  • La obra lleva expuesta en el Museo Thyssen de Madrid desde 1992

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Imagen del cuadro 'Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia' de Pissarro, reclamado al Thyssen
Imagen del cuadro 'Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia' de Pissarro, reclamado al Thyssen

Tras 17 años de batalla judicial para determinar la propiedad de un cuadro del pintor franco-danés Camille Pissarro, el Tribunal Supremo de Estados Unidos - que equivale al Constitucional en España - revisará el caso. La obra, Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, había sido comprada por la familia judía Cassirer, pero fue expoliada por los nazis en 1939 y desde 1992 se expone en el Museo Thyssen de Madrid.

Los herederos de la familia Cassirer llevan desde 2002 reclamando la propiedad de la obra, pero la Fundación Thyssen ha salido en todos los pleitos victoriosa. Tras ser noticia durante casi dos décadas, la vista oral de este martes podría cerrar definitivamente el caso o reabrirlo por completo.

El objetivo de esta es determinar si se debe aplicar la ley española, tal y como se ha estado haciendo hasta la fecha, o si debe prevalecer la ley del estado de California, que es donde residen los Cassirer y donde han presentado su demanda.

En el caso de que se aplicara la ley estadounidense, las posibilidades de que la familia judía ganara aumentarían considerablemente. Se estima que a finales de junio de este año se determinará si el cuadro finalmente pertenece a los Cassirer o a la Fundación Thyssen.

La historia del cuadro

Pertenece a una serie de 15 obras que el artista impresionista Camille Pissarro pintó desde la ventana de un hotel en París en el invierno de 1897 y 1898. La familia judía Cassirer adquirió la obra como parte de su colección de arte - de ahí que aún queden restos del sello de la familia en su revés -, pero durante la Segunda Guerra Mundial les fue sustraída.

Según la familia, los nazis obligaron a Lilly Cassirer a vender la obra por 360 dólares (316 euros) a cambio de no enviarla a los campos de concentración y conseguir un permiso para abandonar el país. El cuadro llegó a Estados Unidos en 1951 y durante 25 años pasó por las manos de varios coleccionistas.

Fue en la galería de arte de Nueva York de Stephen Hahn donde el barón Thyssen compró en 1976 la obra por 275.000 dólares (241.300 euros) y la añadió a su colección privada de 775 obras. Posteriormente, vendería la colección al gobierno español y el cuadro se exhibiría desde 1992 en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Actualmente la obra está valorada en unos 27 millones de euros.

La batalla por su propiedad

Tras la guerra, Lilly Cassirer reclamó en 1958 al gobierno federal alemán la propiedad de la obra. Se reconoció a Cassirer como su propietaria legal y se la indemnizó con 120.000 marcos (61.355 euros) como compensación. El cuadro había desaparecido y su pista se había perdido.

Sin embargo, en el año 2000, Claude Cassirer, nieto de Lilly, descubrió que el cuadro estaba expuesto en el Museo Thyssen de Madrid y que había sido adquirido por el estado español. Dos años más tarde empezó la lucha por recuperarlo.

En 2002 la familia Cassirer reclamó la propiedad de la obra en España, pero fracasó. En 2005 decidieron demandar a la Fundación Thyssen, pero esta vez lo harían en California (Estados Unidos). Sin embargo, hasta ahora, los diferentes juzgados y cortes de apelaciones han fallado a favor de la fundación, pues han llegado a la conclusión de que no sabían que el cuadro había sido expoliado.

Es más, en 2020, la justicia de Estados Unidos ratificó, por segunda vez, que el Museo Thyssen era el dueño legítimo de la obra de Pisarro. No obstante, la familia judía recurrió el caso y este finalmente se ha convertido en uno de los pocos recursos que llegan al Tribunal Supremo del país. Sin embargo, la sentencia no se podrá recurrir y será la última oportunidad de recuperarlo.

Un caso sujeto a la interpretación

En un primer momento, la familia se acogió a una de las cláusulas de la Ley de Inmunidad de Soberanía Extranjera para seguir defendiendo su derecho.

La susodicha ley fue aprobada en 1976 con la intención de otorgar inmunidad a los estados extranjeros ante los tribunales de Estados Unidos. Sin embargo, contempla una serie de excepciones, entre ellas, una cláusula de expropiación.

Según la ley, el país podría perder su derecho a inmunidad en el caso de haber adquirido un derecho de propiedad como consecuencia de una violación de Derecho Internacional. No obstante, hasta ahora solo se ha aplicado el derecho español.

En 2020, según la ley española, el caso había prescrito, pues el cuadro ya llevaba expuesto ocho años para cuando la familia reclamó su propiedad por primera vez. Sin embargo, la Corte Suprema ha admitido a trámite el recurso con el fin de determinar si se debe aplicar la ley estatal o federal estadounidense o la española.

El dilema está en la interpretación de la situación, así en el Código Civil español, si alguien adquiere una obra de buena fe se convierte en su dueño al cabo de tres años, mientras que, en el caso de adquirirlo con mala intención, por ejemplo, sabiendo que ha sido expoliado por los nazis, tendría que esperar seis años para que fuera legalmente el propietario. Por otro lado, también se establece en el código que aquellas personas que han robado un bien o han encubierto un robo no pueden convertirse en sus propietarios hasta que haya prescrito.

Por lo tanto, aquí la cuestión no es otra que si el barón conocía o no que era un cuadro que había sido expoliado por la Alemania nazi. Esta podría ser la última baza de los Cassirer para recuperar la obra, pero todo dependerá de la ley que el Tribunal Supremo de Estados Unidos decida que se debe aplicar.