Enlaces accesibilidad

Inmunoterapia contra la adicción a las drogas: el impulso de las vacunas más allá del coronavirus

  • Prevenir la adicción a las drogas gracias a una vacuna es una idea científica que lleva décadas gestándose
  • Pero es ahora, impulsada por la pandemia, cuando ha comenzado a dar los pasos más firmes para materializarse

Por
Las vacunas experimentales buscan que el cerebro no encuentre estímulos ante el efecto de las drogas.
Las vacunas experimentales buscan que el cerebro no encuentre estímulos ante el efecto de las drogas.

¿Qué ocurriría si la adicción a las drogas se pudiese prevenir gracias a una vacuna, igual que sucede con muchas enfermedades infecciosas? ¿Si, con un pinchazo, los adictos se volviesen inmunes, y ya no solo dejasen de sufrir el síndrome de abstinencia, sino que su cerebro tampoco encontrase el menor estímulo ante el efecto de las drogas? Se trata de una idea que se gestó por primera vez en la década de 1970, pero es ahora, impulsada por el auge de las investigaciones científicas contra la COVID-19, cuando la inmunoterapia ha comenzado a dar los primeros frutos para conseguirlo.

La biotecnológica InterveXion, en colaboración con la Universidad de Arkansas, ya está ensayando en seres humanos la efectividad de un anticuerpo contra la adicción a las metanfetaminas. Y otra compañía norteamericana, Cessation Therapeutics, también iniciará en breve los ensayos clínicos de su tratamiento contra el carfentanilo, un opioide sintético muy potente. Pero aún queda mucho camino por delante. En el mejor de los casos, aunque la fase clínica de ambos concluyese con éxito, ninguno podría estar comercializado antes de 2025. Y eso, contando con que puedan superar satisfactoriamente los ensayos en humanos, la verdadera prueba de fuego de cualquier medicamento antes de su comercialización.

"Normalmente, es en el salto de animales a personas donde se quedan un montón de vacunas", explica a RTVE.es Matilde Cañelles, investigadora del CSIC y experta en inmunología, quien recuerda que "hay muchas vacunas que parece que han funcionado en animales, en ratones y después en macacos, y luego cuando se prueban en personas ves que no sirven".

Evitar el acceso de la droga al cerebro

Hasta ahora, de manera general, la adicción a las drogas se trata con psicoterapia y con farmacología, que evita la unión de las sustancias psicoactivas a los receptores del cerebro, pero no se impide que estas accedan al propio cerebro. Aquí es donde está la clave de los nuevos tratamientos aún en fase experimental, que actúan como cortafuegos entre la droga y el cerebro, por lo que no solo podrían servir para tratar las sobredosis de drogas, sino también para prevenir sus efectos neurotóxicos.

Debido a su minúsculo tamaño, las moléculas de droga pueden cruzar con relativa facilidad la barrera hematoencefálica, que es una red que actúa como coraza del cerebro, también a nivel inmunológico. Una vez superado este obstáculo, las moléculas consiguen unirse a los receptores específicos, y en ese momento es cuando se desata la tormenta psicoactiva, que actúa sobre el sistema nervioso central. Pero si se consigue bloquear el acceso al cerebro, el efecto de las drogas resulta estéril.

La inmunoterapia aplicada al tratamiento de las adicciones se basa en un principio muy simple: el anticuerpo se adhiere al antígeno (en este caso, al estupefaciente) y forman una molécula de gran tamaño, que no puede atravesar la barrera hematoencefálica. Al no poder acceder al cerebro, desaparecen sus efectos psicoactivos, ya que permanece únicamente en el torrente sanguíneo, desde donde será transportada a los riñones y al hígado para su posterior eliminación.

"En principio, con el método que están utilizando, y si realmente funciona su vacuna, se podría prevenir la adicción", valora Matilde Cañelles, quien también encuentra limitaciones: "No se podrán generar directamente en nuestro organismo, ya que son sintéticas, por lo que no se va a poder hacer una vacuna de ARN o de ADN. Entonces, cualquier vacuna contra las drogas quizá se quede restringida a la técnica que se vaya a utilizar para producir estas vacunas".

Investigaciones durante décadas, pero sin éxito

Desde que se comenzó a investigar el uso de vacunas contra las drogas, ha habido numerosos estudios de este tipo. Se ha ensayado la inmunización pasiva - cuando una persona recibe anticuerpos en lugar de producirlos en su sistema inmunitario- en sustancias como la cocaína, la metanfetamina o la nicotina. También, la inmunización activa -los anticuerpos son producidos por el sistema inmune de la persona- para cocaína, heroína, metanfetamina o nicotina. Sin embargo, estos tratamientos no han pasado de ser prometedoras herramientas terapéuticas, ya que se han estrellado una y otra vez en la fase experimental.

Matilde Cañelles (CSIC): Con la pandemia, las vacunas se han puesto un poco de moda y los inversores se están fijando más en ellas.

Además, los ensayos clínicos son costosos, y como ocurre tantas veces en ciencia, la falta de financiación ha lastrado el desarrollo de estas investigaciones. Pero la pandemia ha propiciado la puesta en valor de la investigación científica, y su efecto contagio se ha extendido más allá del coronavirus. "Las investigación de vacunas contra las drogas lleva en marcha muchísimo tiempo, pero yo creo que se ha reactivado ahora porque con la pandemia las vacunas se han puesto un poco de moda y los inversores se están fijando más en ellas", considera Matilde Cañelles.

"El COVID ha puesto el foco y muchas esperanzas no solo en las vacunas, sino también en técnicas como la inmunoterapia, que es un campo bastante reciente", prosigue esta investigadora, quien recalca que "la ciencia, nos guste o no, también funciona mucho por modas".

M. Cañelles: "La ciencia, nos guste o no, también funciona mucho por modas"

Entonces, si no han faltado investigaciones desde hace décadas, ¿por qué ninguna de ellas ha superado la fase preclínica hasta ahora? Cañelles lo tiene muy claro: por intereses económicos. "Es un poco crudo, pero es por lo mismo que no se creó una vacuna contra el ébola hasta que no se tuvo miedo de que se extendiera por todo el mundo y se convirtiera en pandemia. Porque no hay un interés económico en algo que se atribuye a personas marginales, como es el caso de la droga", opina, aludiendo así a un nuevo factor que ha podido contribuir a una falta de estímulos en el desarrollo de estas vacunas: "Que se asocie el consumo de drogas a gente marginal es algo que también puede influir en que se haya invertido menos, es inevitable".

Inmunoterapia contra la nicotina

Pero no todas las drogas se asocian a marginalidad. El tabaco, por ejemplo, es una de las más extendidas en el mundo, y encontrar un tratamiento para prevenir su adicción podría convertirse no solo un remedio que mejorase la vida de millones de personas, sino también en un filón económico. La inmunoterapia contra la nicotina lleva ofreciendo resultados esperanzadores desde la década de 1990, pero sin ninguna certeza hasta el momento. Aunque si los ensayos clínicos de InterveXion y Cessation finalizan con éxito, esta misma tecnología podría aplicarse para combatir también el tabaquismo.

"Si las vacunas funcionaran para el tema de las drogas, teóricamente debería funcionar también para la nicotina", cree Matilde Cañelles, aunque también insta a no dejarse llevar por un exceso de optimismo, ya que "no hay que olvidar que a veces intentas hacer una vacuna, y no sale de ninguna manera, sin que se sepa muy bien por qué es". "Simplemente, sucede que técnicamente es imposible, como ocurre con la del sida. Hay un montón de enfermedades con las que no se ha podido hacer una vacuna, por mucho que se ha intentado", advierte esta científica.