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Fútbol, pasaportes y protocolos FIFA

  • La selección de fútbol se enfrenta a la Federación de Fútbol de Kósovo: España no lo reconoce como Estado independiente
  • Las Mañanas de RNE analiza las claves políticas de este partido para la clasificación para el mundial de Catar

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Entrenamiento en el estadio de La Cartuja de Sevilla
Entrenamiento en el estadio de La Cartuja de Sevilla

En casa de Faruk Skenderi, kosovar residente en Madrid, la afición está dividida ante el partido de esta noche. Él anima a la selección de fútbol de su país, pero su hijo de ocho años viste la roja. «Él ha nacido aquí, es español, y ya me ha avisado: ‘Papá, el miércoles estamos en contra’». Los Qukovci, sin embargo, están a una con Kósovo desde Palafrugell, en Girona. «Si no ganamos, esperemos que no nos metan muchos», bromean las hermanas Gentiana y Ardita. Ellas llegaron a España como refugiadas de guerra cuando tenían uno y dos años, respectivamente.

No pueden recordar el conflicto de Kósovo, pero sus padres sí les han contado su huida a través de Macedonia para instalarse en Cataluña, apoyados por Cruz Roja. Desde la infancia han conocido, como Faruk, los inconvenientes de vivir en un país que no reconoce su lugar de procedencia como Estado independiente.

Gentiana trabaja en un despacho de administración de fincas y Ardita es auxiliar de enfermería y voluntaria de Cruz Roja RNE

«En mi documentación española pone: país de origen, no reconocido; nacionalidad, desconocida», lamenta el padre de los Skenderi. Los kosovares han visto todo tipo de alternativas en ese espacio en blanco de los formularios administrativos. «En cualquier documento, como el carnet de conducir, te ponen ‘Serbia’. Y no es Serbia, es Kósovo», puntualiza Gentiana Qukovci. «En el contrato de trabajo, por ejemplo, también te pueden poner Albania o antigua Yugoslavia», añade su hermana Ardita. Más que una anécdota, es un problema.

El pasaporte kosovar no tiene validez en España. «Cuando fui con el abogado y los papeles a solicitar el permiso de residencia, me lo denegaron por la única razón de que tengo un pasaporte no reconocido», recuerda Faruk, quien aún no ha conseguido la nacionalidad española tras una década en nuestro país. Las hermanas Qukovci afirman que entre sus compatriotas es habitual volar a Francia o a Portugal —que sí reconocen a Kósovo— para entrar después por carretera en territorio español, y evitar así problemas en los controles aeroportuarios.

Gentiana trabaja en un despacho de administración de fincas y Ardita es auxiliar de enfermería y voluntaria de Cruz Roja. Ambas han conseguido ya el pasaporte español, pero Faruk, que tiene su propio negocio de reparación de teléfonos y ordenadores en el centro de Madrid, aún sigue esperando la nacionalidad.

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La república más joven de Europa

Este verano van a cumplirse treinta años de las guerras que desintegraron Yugoslavia, una serie de conflictos que culminan en Kósovo, pero cuyo preludio puede escucharse también en esta misma latitud a finales de los años ochenta. Slobodan Milosevic lidera entonces la más poderosa de la seis repúblicas yugoslavas: Serbia, en la que se integraba la provincia autónoma kosovar. Para tratar de justificar la titularidad serbia sobre este territorio, Milosevic pronuncia un histórico discurso en Kósovo, aprovechando el 600 aniversario de una batalla medieval —librada precisamente en este lugar— que los serbios aún identifican hoy como mito fundacional de su nación.

"Slobodan Milosevic instrumentalizó ese mito cuando emerge el nacionalismo en la crisis de fragmentación de Yugoslavia para reunir a la población serbia bajo su liderazgo. Es un mito instrumentalizado para la unión nacional", sostiene el consultor especializado en los balcanes, Miguel Roán. Aquel 28 de junio de 1989 hacía ya años que la identidad serbia era minoritaria en Kósovo, frente a una mayoría de origen albanés. La investigadora del Real Instituto Elcano, Mira Milosevich, recuerda que los albanokosovares exigían ya desde los años setenta una mayor autonomía respecto a Serbia: «La combinación del discurso nacionalista de Milosevic con el nacionalismo albanokosovar es una mezcla explosiva en la que empiezan a empeorar mucho las relaciones».

Tras la guerra en Eslovenia, Croacia y Bosnia, también Kósovo trata de independizarse de lo que queda de Yugoslavia a finales de los noventa —ya solamente Serbia y Montenegro—. Este último enfrentamiento deviene en conflicto internacional con la intervención de la OTAN, que bombardea posiciones serbias, ataca también Belgrado, y fuerza a Milosevic a capitular. El fuego cesa con una resolución de la ONU que no contempla la aparición de un nuevo Estado, pero el parlamento kosovar termina declarando su autodeterminación casi una década después, el 17 de febrero de 2008.

Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Kosovo | Reconocimiento internacional: ¿Por qué hay países, como España, que no lo reconocen? - Escuchar ahora

¿Por qué España no reconoce Kósovo?

Estados Unidos lideró la campaña de la Alianza Atlántica y se ha mantenido siempre como el principal promotor de Kósovo, seguido por el Reino Unido. La gran mayoría de socios de la Unión Europea también lo reconocen como Estado independiente, con Alemania al frente. «Para estos países, bajo el argumento pseudojurídico de la responsabilidad de proteger, un territorio que estaba siendo asolado por los paramilitares serbios tenía la legitimidad de declarar su independencia», explica la profesora de la Universidad Complutense, Ruth Ferrero. Este bloque cuenta a su favor con una resolución no vinculante dictaminada en 2010 por la Corte Internacional de Justicia de La Haya en la que se admite excepcionalmente la posibilidad legal de esa autodeterminación.

Faruk tiene su propio negocio de reparación de teléfonos y ordenadores en el centro de Madrid RNE

Rusia y China, que vetan la admisión de Kósovo en Naciones Unidas, son las principales potencias que rechazan el reconocimiento del país. Cinco países de la UE se oponen también a reconocerlo como Estado independiente: entre ellos, el más estricto es España. «Plantean que una independencia de tipo unilateral no puede ser legitimada por la comunidad internacional», continúa Ferrero. Este grupo mantiene que no está justificada la excepcionalidad del caso, que únicamente las seis repúblicas de Yugoslavia tenían derecho a la autodeterminación, y que la resolución de la ONU con la que finaliza la guerra de Kósovo enfatiza que debe respetarse el principio de integridad territorial que prevalece en las relaciones internacionales.

«Más papistas que el papa»

Sí existiría, sin embargo, una única posibilidad de que nuestro país termine reconociendo Kósovo: que Serbia también lo haga. Lo solía expresar con elocuencia el exjefe de la diplomacia española, Josep Borrell. «No vamos a ser más papistas que el papa», decía quien hoy es alto representante de la UE para Asuntos Exteriores. "Si hay un pacto aceptable para Serbia, por qué no va a ser aceptable también para España: este es el leitmotiv de la diplomacia española", aclara la profesora Ruth Ferrero.

Entonces, ¿qué posibilidades habría de que Serbia llegue a reconocer Kósovo como Estado independiente? Las opciones a corto plazo son muy remotas, según Miguel Roán, debido a que los gobiernos de Belgrado y Prístina no encuentran incentivos suficientes para normalizar sus relaciones, ni ante su propia opinión pública, ni ante la hipótesis —demasiado débil, por el momento— de un futuro ingreso de ambos en la Unión Europea. «Sería importante apostar por soluciones creativas como un proceso de transición para ese reconocimiento, no necesariamente en términos de Estado, pero sí en forma de acuerdos políticos, económicos y sociales», propone el consultor.

Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Kosovo | Kosovares en España - ¿Qué consecuencias implica el no reconocimiento de España? - Escuchar ahora

La corbata de la FIFA

Aunque pueda parecer paradójico, no tiene por qué haber ninguna contradicción en que la selección kosovar de fútbol dispute partidos oficiales contra la española. «El fútbol es el fútbol y las reglas del fútbol las fija la FIFA», ha resumido este martes la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Lo ilustra con el siguiente ejemplo la investigadora principal del Real Instituto Elcano, Mira Milosevich: "Si España quiere repetir su gran éxito de 2010, tiene que acatar las reglas. Es como un caballero en un club inglés: no se puede entrar sin corbata".

Acerca de esa corbata, fuentes diplomáticas detallan a RNE que cuando el bombo emparejó a la Federación de Fútbol de Kósovo con España, se trasladaron una serie de consignas al Consejo Superior de Deportes: banderas, himnos, símbolos, etcétera, debían seguir, sencillamente, los protocolos FIFA —el club inglés, en este caso, del que España y Kósovo forman parte—. Aceptar esos códigos, como el saludo entre los capitanes vistiendo el uniforme de sus países, no implica necesariamente ningún cambio sustancial en la posición española respecto a la independencia kosovar. La selección kosovar, de hecho, se enfrenta a otros dos países que no lo reconocen, Grecia y Georgia, en este mismo grupo de clasificación para el mundial de Catar. Son cosas del sorteo, pero sí es habitual, en este y otros contextos, que la cultura o el deporte destaquen en vanguardia de la política.