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Jóvenes solidarios en tiempos de covid

  • Estudiantes del IES Augusto González de Linares, en Santander, tiran de ingenio para seguir desarrollando sus acciones solidarias
  • Atienden a niños de familias desfavorecidas y personas mayores que viven en una cercana residencia

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Alumnos del grupo Solinar, junto a los equipos informáticos que se rifan
Alumnos del grupo Solinar, junto a los equipos informáticos que se rifan

A menudo, y especialmente desde que la llegada de la COVID-19 trastocó nuestras vidas, se asocia juventud y adolescencia a actitudes egoístas e individualistas. Las imágenes de fiestas clandestinas y de altercados callejeros en protesta por las medidas sanitarias han contribuido a conformar esa imagen, pero sería injusto colgar el sambenito a todo el colectivo. Una buena muestra de que la solidaridad no entiende de franjas de edad la encontramos en Santander. Allí, un grupo de chicos y chicas, estudiantes del Instituto Augusto González de Linares, dedican parte de su tiempo fuera del aula a ayudar a los más vulnerables.

Bajo el nombre de Solinar –acrónimo que aúna solidaridad y el nombre del centro educativo–, el grupo comenzó a operar hace siete años. Fue, como recuerda su coordinadora, Silvia Fernández, a propuesta de la oenegé Jóvenes y Desarrollo. «Comenzaron siete alumnos y ya son más de 50», afirma.

Sus acciones tienen dos beneficiarios fundamentales: los niños de familias desfavorecidas y las personas mayores que viven en una cercana residencia. A los primeros les regalan juguetes todos los años el día de Reyes Magos. A algunos se les da una segunda vida reparándolos y limpiándolos. Otros los compran con el dinero que obtienen de la venta de bizcocho y galletas por la comunidad educativa de la zona. Incluso se disfrazan de Melchor, Gaspar y Baltasar para que la experiencia sea todavía más inolvidable para los pequeños.

Es una satisfacción muy grande ver cómo los señores mayores se alegran al vernos

Su labor en la residencia consiste en visitar a los abuelos y realizar con ellos actividades que van desde juegos hasta bailes o pasear con ellos si el tiempo acompaña. «Es una satisfacción muy grande ver cómo los señores mayores se alegran al vernos», explica Cristina, una de las jóvenes participantes de Solinar. Lo mismo opina su compañero Rigoberto, quien califica de «muy gratificante» la labor solidaria que realiza el grupo.

Soluciones en tiempo de pandemia

Todo iba sobre la marcha hasta que se declaró la alerta sanitaria por el coronavirus hace un año. El confinamiento y las restricciones que se impusieron para reducir los contactos sociales hacían imposible llevar a cabo las actividades habituales de Solinar. Como cuenta Silvia, «no podíamos juntarnos con los niños y, evidentemente, a la residencia de mayores no podíamos ir». Había que poner las cabezas a pensar para encontrar una alternativa. Y llegó. A Lucía, joven integrante del grupo solidario, se le ocurrió organizar una rifa. El reto de hallar una solución espoleó las mentes de los chavales y decidieron involucrar al departamento de Informática del instituto.

Los alumnos de Formación Profesional de esta rama han reacondicionado cuatro equipos informáticos –dos portátiles y dos de sobremesa–, que serán los premios del sorteo. Todos ellos están expuestos en la entrada del centro, cada uno dentro de una vitrina. Llaman la atención por su vistosidad: algunos hasta tienen luces LED.

Dan, alumno de FP de Sistemas Microinformáticos, explica cómo han reconstruido los equipos: «Hemos utilizado piezas de otros ordenadores en desuso que, de otro modo, se habrían desechado; pero también hemos comprado algunas que no teníamos». En paralelo, han creado una página web (https://solinar.aglinformatica.es/) como soporte virtual de la rifa. Para participar hay que dirigirse al instituto, ubicado en el barrio santanderino de Peñacastillo, y adquirir tantas papeletas como se desee por el precio de un euro cada una. «Cuantas más se compren, más oportunidades hay de ganar», ilustra Frutos, profesor del departamento. Las participaciones se validan a través de la web y el sistema envía al usuario un mensaje de confirmación.

Las papeletas están a la venta hasta el 25 de marzo. En Solinar confían en que la iniciativa tenga la mayor difusión posible. Todo lo que se recaude se destinará a tres organizaciones benéficas de Santander: la Cocina Económica, el Banco de Alimentos y Cáritas. Los chavales consideran que su pertenencia al grupo les ha dotado de unos valores que no siempre se aprenden en clase. Lucía, que ha llegado a representar a Solinar en encuentros nacionales con otros centros educativos, afirma sentirse «muy enriquecida» con su experiencia no solo por ayudar a los demás, sino por «saber trabajar en equipo».

La pandemia no ha podido con el espíritu solidario de este grupo de jóvenes que ha sabido reinventarse en unos tiempos en los que las redes de apoyo social son más importantes que nunca.

Reportaje de RNE en Cantabria: