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BioNTech rediseña su vacuna de ARN mensajero para combatir la esclerosis múltiple, con resultados positivos

  • Aún en fase preclínica, ha conseguido suprimir esta enfermedad autoinmune en modelos animales
  • El fármaco experimental se basa la actual vacuna contra la COVID-19 desarrollada junto con Pfizer

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La tecnología de ARN mensajero podría resultar muy útil para desarrollar vacunas contra enfermedades autoinmunes.
La tecnología de ARN mensajero podría resultar muy útil para desarrollar vacunas contra enfermedades autoinmunes.

La farmacéutica alemana BioNTech ha hecho públicos los primeros datos de una vacuna experimental indicada para tratar enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple. El nuevo fármaco, aún en fase preclínica, se basaría en la actual vacuna contra la COVID-19 de ARN mensajero (ARNm) que ha desarrollado junto con Pfizer. En un estudio publicado en la revista Science, la empresa indica que ya ha probado el candidato a vacuna en "complejos modelos de esclerosis múltiple en ratones", en los que se ha detectado la supresión de la enfermedad.

En estos animales, la vacuna retrasó la aparición y redujo la gravedad de la enfermedad sin mostrar síntomas evidentes de inmunosupresión general, lo que supondría una ventaja sustancial con respecto a los tratamientos que se emplean en la actualidad, cuyos efectos secundarios pueden suponer un mayor riesgo de infecciones debido precisamente a esa inmunosupresión.

BioNTech, que está colaborando en este proyecto con el Centro Médico Universitario de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (Alemania), ha indicado que se trata de la primera aplicación de su tecnología de ARNm para conseguir la inmunomodulación específica de antígenos de enfermedades autoinmunes. En este tipo de afecciones, el sistema inmunológico deja de funcionar correctamente y ataca a tejidos o células sanas del cuerpo. Por ejemplo, en el caso de la esclerosis múltiple, destruye la vaina protectora de mielina que recubre las fibras nerviosas, con lo que interrumpe la capacidad de transmitir señales entre las células nerviosas y los tejidos, lo que causa una amplia variedad de síntomas neurológicos, sensoriales y motores.

Resultados muy esperanzadores

En todos los modelos de ratón investigados, que presentaban la conocida como "encefalomielitis autoinmune experimental", la vacuna "pudo prevenir la enfermedad sintomática o, en ratones con enfermedad en etapa temprana, redujo la progresión de la enfermedad y restauró las funciones motoras", según ha informado la propia farmacéutica.

La vacuna se basa en la tecnología de ácidos ribonucleicos mensajeros (ARNm), con la que se puede inyectar en el organismo humano las instrucciones o moléculas que inducen a las células a producir unas determinadas proteínas que servirán como antígenos para estimular correctamente al sistema inmune. ​En el caso de la vacuna contra la COVID-19, estas instrucciones se utilizan para producir la proteína S (del ingles spike, "punta" o "espiga") del virus SARS-CoV-2, la llave que utiliza para acceder a la célula e infectarla.

La empresa alemana destaca que la candidata a vacuna "no suprimió las respuestas inmunitarias funcionales contra otros antígenos distintos de la mielina" razón por la cual se abordó "uno de los desafíos clave en el tratamiento autoinmune en los estudios preclínicos, la inducción de una supresión inmunológica sistémica inespecífica".

La enfermedad "de las mil caras"

A la esclerosis múltiple se la conoce como la enfermedad "de las mil caras", porque se presenta en cada persona con síntomas que pueden ser muy diferentes, lo que dificulta su diagnóstico, aunque entre los más comunes están la fatiga, el hormigueo, los espasmos musculares, la falta de sensibilidad o el adormecimiento de las extremidades. Estos síntomas pueden ser leves o severos, según las áreas del sistema nervioso central afectadas y la magnitud del brote; y durar días, semanas o meses y después continuar con períodos de reducción o ausencia de síntomas.

La esclerosis múltiple afecta a alrededor de 50.000 personas solo en España, y se manifiesta principalmente entre los 20 y 40 años. La población femenina es mucho más propensa a padecerla que la masculina, ya que tres de cada cuatro pacientes son mujeres.