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Coronavirus

La Casa Blanca ordena llevar mascarilla a sus empleados

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Los asistentes usan mascarillas en la rueda de prensa de la Casa blanca de este lunes
Los asistentes usan mascarillas en la rueda de prensa de la Casa blanca de este lunes

La Casa Blanca ha ordenado este lunes a sus empleados que entren en el Ala Oeste que lleven mascarillas, una norma que no está previsto que se aplique al presidente estadounidense, Donald Trump, o al vicepresidente, Mike Pence.

En un memorándum, se ha alentado al personal a cubrirse el rosto "siempre que no sea posible el distanciamiento social", una medida divulgada después de que se conociera que un asistente personal del presidente, la portavoz de prensa del vicepresidente Mike Pence y una asesora de Ivanka Trump, hija del jefe de Estado, han dado positivo a COVID-19.

Además, tres expertos del equipo de respuesta de la Casa Blanca, entre ellos el principal epidemiólogo del Gobierno de EE.UU.,  el doctor Anthony Fauci, han decidido tomar medidas de distanciamiento social.

Evitar "visitas innecesarias" al Ala Oeste

El Ala Oeste es el apéndice de la residencia presidencial donde se encuentra el Despacho Oval, las oficinas de los principales asesores del mandatario, algunos salones de reuniones y la sala de prensa, además del espacio de trabajo de los periodistas. La mayoría de los empleados de la Casa Blanca trabajan fuera de esta ala, en un gran edificio gris llamado Eisenhower y situado al lado de la histórica mansión.

"A no ser que necesiten entrar de forma perentoria en el Ala Oeste por trabajo, les pedimos respetuosamente que eviten visitas innecesarias", agrega el documento oficial.

La directiva permite que los funcionarios se quiten la mascarilla cuando estén sentados en su escritorio, siempre que su espacio de trabajo les permita mantener una distancia de al menos 1,8 metros con respecto a otros empleados, algo que no siempre es posible en la compacta Ala Oeste.

Según el Washington Post, no se espera que la norma se aplique al propio Trump, quien hasta ahora no ha aparecido nunca en público con mascarilla y ha asegurado que no ve la necesidad de llevarla, dado que le hacen el test de la COVID-19 prácticamente a diario. Tampoco se prevé que afecte a Pence, que este lunes ha paseado por la Casa Blanca sin mascarilla, y no está claro si se exigirá llevarla a todos los que visiten el Despacho Oval.

Las mascarillas se convierten en símbolo del posicionamiento político en EE.UU. frente al coronavirus

Endurecimiento de las medidas de seguridad de la Casa Blanca

Las nuevas directrices reflejan un endurecimiento de los procedimientos ante los temores de que Trump y Pence puedan estar expuestos al virus, pero han atraído aún más escrutinio a la seguridad de la Casa Blanca, que paradójicamente está intentando convencer a los estadounidenses de que es seguro volver a trabajar.

El presidente ha dicho este lunes que no creía que esos casos sugiriesen que el sistema de la Casa Blanca ha fallado. "No sentí ninguna vulnerabilidad en absoluto", ha alegado Trump, añadiendo que sentía que la situación estaba "muy bien" controlada.

Aún así, el presidente ha dicho que discutiría la posibilidad de mantener cierta distancia con Pence por un período de tiempo, tal vez comunicándose con él por teléfono. Pence, por su parte, ha ido a trabajar a la Casa Blanca el lunes, pero no ha asistido a la rueda de prensa del día. Los funcionarios que sí han asistido llevaban máscaras, y los oradores han utilizado un atril diferente al de Trump.

Los propios Trump y Pence han desdeñado en reiteradas ocasiones el uso de mascarilla y ninguno de ellos se ha dejado grabar ni fotografiar con la misma a pesar de que Trump tiene 73 años y Pence, 60, por lo que están incluidos en el grupo de edad que se considera alto riesgo de complicaciones con el coronavirus.

Estados Unidos ha superado este lunes la barrera de las 80.000 muertes con COVID-19, una enfermedad que deja más de 1,3 millones de contagiados en el país más golpeado por la pandemia.