Las obras teatrales de capa y espada, de enredos y lances de honor, de damas y caballeros, criados y criadas, aparecidos y soluciones ingeniosas nos traen a la cabeza los nombres de Lope de Vega, Calderón o Tirso de Molina. Pero las damas, además de figurar como protagonistas de estas obras también las escribieron. Es el caso de Ana Caro de Mallén (1590-1646), poeta y dramaturga andaluza coetánea de Cervantes y Góngora y que no les fue a la zaga en ingenio y estilo literario. El Instituto Cervantes comparte con ocasión del día de libro este año de confinamiento su obra Valor, agravio y mujer de forma gratuita.
Ana Caro de Mallén, dramaturga y cronista
Esta obra de teatro está protagonizada por una mujer que no duda en disfrazarse de hombre para defender su honor y sus derechos. Además de teatro y poesía, Ana Caro de Mallén escribía crónicas por encargo.
Ana Caro de Mallén .
En palabras de la filóloga Lola Luna, la principal investigadora de la obra de Caro, fue una "escritora de oficio", una de las primeras periodistas de España, lo que contradice la opinión generalizada de los críticos posteriores a estas autoras barrocas de que eran aficionadas ocasionales. Ana Caro se especializó en la relación de sucesos, la crónica de acontecimientos excepcionales: por ejemplo las celebraciones del Corpus Christi en Sevilla o los festejos con motivo de acontecimientos de relevancia para la monarquía en Madrid.



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¿Por qué habiendo de ser la mujer sujeta al marido por voluntad...
...y sentencia del mismo Dios y habiéndola, en significación...
...de esto, criado de la costilla, y no de hueso derecho,...
...sino encorvado, para dar a entender...
...su perpetua sujeción al hombre...?
No, la mujer hacía de todo, y el hombre no.
Mandar, mucho. (RÍE)
Siendo el marido la cabeza de la mujer,...
...como Cristo de la Iglesia, como san Pablo dice,...
...es triste cosa para el marido que la mujer quiera ser cabeza...
...en su casa, y tiénelo por caso afrentoso y deshonrado,...
...y, por consiguiente, intolerable.
No hay silbos de serpientes ni ojos de basilisco...
...que tanto deban ser temidos como la vista y las palabras...
...de la mujer, porque la malicia de todas las fieras y la ponzoña...
...de todas las serpientes raras veces matan hombres,...
...pero las palabras y los ojos de la mujer, por momentos,...
...los destruyen y degüellan.
El que se pone de propósito escuchar palabras de mujeres,...
...no hace otra cosa sino inclinar la facultad del alma,...
...para que le echen una cadena y quede sujeto y cautivo.
Hermanas, cantad.
De las mujeres sólo podemos alabar la vida de monjas y beatas,...
...por la obediencia que tienen a los confesores,...
...sin cuya voluntad y expreso mandamiento ni dan un paso,...
...ni beben un trago de agua, ni van a una fiesta,...
...por santa que sea, ni tienen un rato de oración con Dios,...
...porque, como buenas súbditas, cumplen lo que mandó...
...san Antonio, que cuantos pasos da el monje y cuantos tragos...
...de agua bebe y cuantas veces ore a Dios, todo sea...
...con la obediencia y dirección de su superior.
Así lo cumplen estas religiosas, tomando orden de la vida...
...de mano de sus confesores y rigiéndose por ellos...
...con tanta puntualidad, que no exceden un punto...
...de lo que se les ordena. Así, como se ve,...
...cantan o bordan, cuidadosamente, nuestros vestidos,...
...con entrega y obediencia.
La Iglesia ha contribuido activamente a la situación...
...de sometimiento en la que se encuentra la mujer.
Directores espirituales, confesores y, en general,...
...toda la literatura encaminada a explicar a la mujer...
...cómo debe comportarse, se empeñaban en imponerle...
...un programa de vida de enclaustramiento,...
...de sumisión, de obediencia. La razón de esto es porque,...
...de hecho, la mujer era alguien que había que controlar.
Realmente, que la mujer pudiera acceder...
...a alguna posición de poder implicaba cierto riesgo...
...de disgregación social. De ahí que la mujer debía estar...
...siempre sometida y bajo la tutela del varón,...
...bien el marido, bien el padre, bien el confesor.
En cualquier caso, siempre sometida.
Un buen ejemplo lo podemos tener en el libro...
...de "La perfecta casada", de Fray Luis de León.
¿De qué manera responde la mujer a esta situación,...
...a esta imposición de un programa de vida? Generalmente, la mujer...
...asumía el papel que se le imponía desde su niñez,...
...y, de hecho, incluso lo reproducía,...
...educando a sus hijas también para comportarse...
...de la misma manera. Ahora bien, hay excepciones...
...en las que algunas mujeres respondían y se rebelaban...
...contra ese papel que se les imponía.
Un ejemplo es María de Zayas.
Por la mañana ya y sin levantarme de la cama en condiciones.
Este hígado tan guapo.
-¡Ay, compañera del alma! -De compañera nada.
-¡Estamos en crisis, compañera! -En crisis, sí.
María de Zayas pretende desengañar a las mujeres...
...frente a los hombres.
Es bien clara la actitud pedagógica que mantiene.
Su obra defiende claramente a la guerra de los sexos.
La mujer debe defenderse de un hombre que no es su compañero,...
...sino un depredador; alguien que la ve como objeto de caza.
Lo que sucede es que este desengaño hay que verlo en el contexto...
...del barroco, de su momento histórico.
Forma parte de un desengaño general en un momento en el que...
...se han quebrado los grandes ideales...
...religiosos, sociopolíticos, etcétera.
-No llores, no llores.
-Papá. Papá.
(LLORA)
Sí, yo veo que es verdad.
Siempre nos han tenido a las mujeres arrimadas a un rincón.
Ellos han sido los favoritos.
Los hombres tienen más posibilidades de estudiar...
...y salir adelante. Y la mujer en la casa.
El catolicismo de la Contrarreforma insistió en que el mundo,...
...el demonio y la carne eran los tres máximos enemigos del hombre.
Es más, encarnó en la mujer el pecado.
Se la hizo culpable y como objeto de deseo se convirtió también...
...en la causa del deseo y del pecado.
De esta manera, el hombre a su vez se sentía menos pecador.
Descargaba parte de su culpa.
Descargaba la causa y el origen de su culpa fuera de él mismo.
Un buen ejemplo de esto lo podemos observar en la solicitación.
La solicitación en confesión es de hecho una agresión a la mujer.
Consiste en la seducción o el intento de incitar a la mujer...
...por parte del confesor, bien con actos o bien con palabras,...
...sexualmente. A pesar ser una agresión directa a la mujer,...
...que incluía violencia física,...
...una de las excusas más habituales de los solicitantes,...
...que fueron procesados por el Tribunal Inquisitorial,...
...es que ellos fueron más bien las víctimas,...
...puesto que era la mujer quien los incitaba.
Por citar un ejemplo, Andrés de Campos,...
...un clérigo de finales del siglo XVI fue procesado como solicitante.
A pesar de que él mismo reconoció haber solicitado a 54 mujeres,...
...su defensa era que ellas habían iniciado la solicitación.
Es más, los inquisidores estaban dispuestos a creer tales excusas.
Hoy podemos contestar perfectamente a esta pregunta...
...y comprendemos que la orquestación antifemenina...
...en el siglo XVII no fue precisamente una moda social,...
...sino que respondía a un intento por preservar el honor masculino.
Estamos hablando de una sociedad en la que para muchos...
...el honor fue más preciado que la propia vida;...
...sencillamente porque aquella sociedad se vertebraba...
...sobre el honor y quien no lo tenía no era absolutamente nadie.
A las mujeres les cupo la desgracia de ser...
...las portadoras del honor masculino.
De lo que se trató en esta sociedad en crisis, fue de endurecer...
...los códigos para garantizar la honestidad en la mujer;...
...y escribir la función familiar que garantizara también ese honor.
En este intento de garantía, se llegó al extremo de justificar...
...la violencia y el homicidio.
Sí, había que respetar.
La defensa que hace María de Zayas de las mujeres es sólo parcial.
Sus discursos, lo que hablan es extraordinariamente agresivo.
Incluso agrede a los maridos, a los padres, a los hijos...
De todos ellos se debe defender la mujer.
Pero a la hora de actuar, sus personajes...
No sabemos mucho de su vida. Sus personajes se quedan cortos.
Después de esos discursos panfletarios, incluso,...
...de defensa de la mujer, actúan de una forma conservadora.
Los hombres castigan, las mujeres son castigadas.
Los finales tienen mucho que ver con las normas sociales,...
...ideológicas y religiosas de su momento.
Ninguno de los personajes de Zayas se sale fuera...
...de las palabras de las formas de actuación correctas de su tiempo.
(GRITA)
¡Borrega, borrega, borrega!
Estas descripciones tristes, de escenarios siniestros,...
...de ahorcados, de naufragios, son propias de las escritora.
Es una fórmula para dejar salida al mundo de lo inconsciente,...
...de los sueños, de los deseos frustrados que,...
...curiosamente, es lo que más gusta a nuestros contemporáneos...
...y es lo que menos gustó en el siglo XIX.
Emilia Pardo Bazán, por ejemplo,...
...le denosta esta afición suya por lo macabro y por lo sexual.
En todo caso, la escritora, en un mundo de contradicciones...
...no sólo sociales e ideológicas, sino también personales,...
...siempre trata de mostrar los afectos del amor y las...
...posibilidades de salida, aunque sean, como hemos comentado,...
...huyendo a un convento, escapándose de la vida,...
...pero intentando siempre educar a las mujeres.
Decir una palabra nueva en un universo de hombres,...
...hablar con una fórmula literaria un poco distinta...
...dentro de una narrativa de género.
Es quizá esta voz personal expresada en un narrador yo,...
...que es casi siempre el que nos cuenta las historias,...
...uno de los aspectos más nuevos de María de Zayas.
Es escritora costumbrista dentro de un género,...
...pero original también con una visión muy diferente,...
...muy nueva y que a las mujeres nos debe gustar.
Fue una gran defensora de las mujeres.
¿Me quieren decir de quién llevamos todo este tiempo hablando?
¿Sabían ustedes que de la tal María de Zayas y Sotomayor...
...no se conoce casi nada, ni tan siquiera su recato?
Créanme si les digo que no fue más que una fracasada en amores,...
...una resentida que, haciéndose pasar por inculta cuando no...
...lo era, arremetió por despecho contra todos los hombres y se...
...aprovecho de la buena voluntad de algunas mujeres.
"¡Oh, dulces hipocrénides hermosas!
Los espinos pangeos aprisa desnudad y de las rosas tejed...
...ricas guirnaldas y trofeos a la inmortal doña María de Zayas,...
que sin pasar a Lesbos ni a las playas del vasto mar Egeo que...
...hoy llora el negro velo de Teseo,...
...a safo gozará Mitilinea, quien ver milagros de mujer desea.
Porque su ingenio, vivamente claro, es tan único y raro...
...que ella sola pudiera no sólo pretender la verde rama para...
...sola ser sol de tu ribera y tú por ella conseguir más fama...
...que Nápoles por Claudia, por Cornelia la sacra Roma...
...y Tebas por Targelia.
Violencias.
Pero ¿esas violencias estaban moralmente justificadas?
La verdad es que muy entrado el siglo XVIII no encontramos...
...ningún teólogo que vaya en contra de esa opinión.
La teología en general no sólo justificó la violencia,...
...sino que exhortó a los varones a ejercer una tutela violenta,...
...puesto que han sido puestos por Dios para tutelar a esos...
...seres, según se pensaba, tan despreciables, tan espureos,...
...tan torcidos como eran las mujeres.
Y se exhortó a la violencia en todos los terrenos.
Es decir, no sólo se trataba ya de prever el adulterio,...
...se trataba incluso de controlar actitudes tan cotidianas como es...
...el salir, divertirse... Pero es más aún.
Incluso el ser porfiada, el discutirle al marido...
...era algo para lo cual también se justificaba la violencia.
Por lo tanto, hay aspectos muy curiosos de los teólogos donde...
...se recogen testimonios de mujeres que dicen:...
..."Padre, mi salvación ha estado en la tunda...
...que me dio mi marido anoche". Pero es curioso también que...
Evidentemente, si se justificó lo menos,...
...también se justificó lo más. Es decir, se justificó el homicidio.
Se justificó el homicidio cuando había que preservar la honestidad.
Es decir, contra el adulterio.
Por lo tanto, lo que nos encontramos en María de Zayas,...
...con peor o con mejor estilo, es algo que desde un punto...
...de vista historiográfico podemos corroborar absolutamente.
María de Zayas levantó acta de lo que fue una situación...
...de violencia contra la mujer a lo largo del siglo XVII.
Sus palabras sonaban a música celestial.
Siguen sin contestar a las preguntas que hemos formulado.
¿Se casó? ¿Fue religiosa? ¿Hizo el amor con varón?
¿Amó platónicamente, como ella decía, a otras mujeres?
¿Por qué han ocultado los datos?
¿Qué importa? María de Zayas amó, conoció la felicidad.
También experimentó la amargura de las desilusiones.
Intentó alcanzar la libertad.
María dejó testimonio claro e imborrable de su vida.
En las novelas de amor está ella, en los desengaños también.
Hay personajes detrás de los que sabiamente supo esconderse;...
...nunca por temor, sino por ganar terreno al escaso territorio en...
...el que en su época los hombres habían encerrado a las mujeres.
María de Zayas y Sotomayor,...
...mujer, escritora y testigo de cargo del Siglo de Oro español.
Otra de estas autoras que recibían importantes encargos era Ana de Castro Egas. "Que sepamos fue autora de una sola obra, pero muy interesante. Le encargaron escribir una biografía de Felipe III ensalzando al rey cuando acababa de morir. No se sabe quién le hizo el encargo, pero lo cierto es que la obra comienza con una serie de poemas de autores reconocidos ensalzando al monarca... y a la autora del libro. Incluso Quevedo escribe alabando a Ana de Castro como escritora", dice Soledad Arredondo, profesoera emérita de la Facultad de Filología de la UCM y experta en el Siglo de Oro. Lope de Vega también escribió sobre ella elogiándola. Juntos promovieron la entrada de mujeres en los círculos literarios y académicos.
Damas y monjas
Ana Caro de Mallén era íntima amiga de otra de las grandes del Siglo de Oro, María de Zayas (1590-1661). Participante en las asambleas de escritores de la época, empezó a escribir -o por lo menos a publicar- ya con 46 años. Era una mujer muy culta e irónica y sus contemporáneos ya la consideraban una gran escritora. Sus Novelas Amorosas y Ejemplares han llegado a llamarse el Decamerón español. En ellas, la noble Lisis pide a un grupo de amigas y amigos que le cuenten historias. Serán las primeras historias en las que mujeres relatan los problemas de las mujeres. María de Zayas defendió en sus obras los derechos de las mujeres -como la necesidad de una educación adecuada-, y arremetió contra la doble moral y los matrimonios concertados.
María de Zayas
La primera y principal de las intelectuales de la época había sido también una noble, Beatriz Galindo, La Latina (1465-1535), maestra de Isabel la Católica y de sus hijos. Pero muchas religiosas de buena cuna aprovecharon la independencia que les daba el claustro en la época para desarrollar sus dotes intelectuales y literarias. Así, Santa Teresa de Ávila (1515-82) es una de las mayores figuras de la cultura hispana en letras y filosofía y madre de la Iglesia.



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Puede resultar sorprendente que una mujer,
en tiempos recios, como eran aquellos,
en una etapa en la que España se está retrayendo sobre sí,
está fuera de la etapa expansiva.
El emperador Carlos ha vuelto a Yuste, se ha refugiado en Yuste,
y todo está dominado por la guerra interna contra los luteranos.
Es extraño y puede resultar extraño que Teresa de Jesús,
una monja,
se convierta en una gran autora literaria.
Nunca pudo soñar
que iba a ser coronada o reconocida como gran escritora.
Pero hay algo mucho más indicativo todavía del valor de su escritura.
Y es que quien prepara la edición de sus obras,
es nada más, y nada menos, que Fray Luis de León.
Este hombre, que no solo de manera teórica, sino de manera práctica
es el gran maestro de la expresión en lengua castellana
de la espiritualidad,
este hombre señala a Teresa de Jesús
como una persona que escribe de manera tan hermosa,
tan absolutamente extraordinaria, que dice textualmente:
"Tal se diría que la mano de Dios le está llevando la escritura".
Es decir,
está en la línea de la interpretación de la inspiración divina,
como quien sopla al oído y escribe.
Es un tiempo peculiar, un tiempo especial.
Es un tiempo ya no solo de místicos,
que supieron expresar su experiencia religiosa,
su experiencia mística tras su vida espiritual.
Pero también para nuestra literatura, para la literatura española,
que encontró estos grandes maestros de las lenguas y de la Lengua.
Y tenemos un Fray Luis de Granada,
tenemos un San Juan de la Cruz,
tenemos una Santa Teresa...
- Bueno, ella, como mística,
podemos decir que es la cabeza de los místicos españoles.
Los místicos españoles son distintos
a los místicos germanos bajomedievales, es decir,
de la última fase de la Edad Media,
que eran místicos de paz, de serenidad.
Los místicos españoles son místicos de pasión,
son místicos de entusiasmo, místicos de llama interior.
Entonces, desde este punto de vista,
no hay místico español más representativo que Teresa de Jesús.
Pues, por aquí empiezan los místicos.
Es quitar todas las interferencias del mundo exterior
y encerrarte en ti mismo, para escucharte en ese silencio interior.
-Los yoguis hablan de un estado llamado pratyahara,
que es "retirada de los sentidos",
y que San Juan de la Cruz dice
"enajenación de todas las cosas exteriores".
Es lo mismo, ¿no?
Todas estas corrientes utilizan diferentes expresiones
pero están hablando de lo mismo, de algo que es muy difícil de hablar,
que es la comunión con Dios en el silencio.
Y esta una corriente viva en todas las confesiones religiosas,
a lo largo de los siglos.
Por lo que a mí respecta, diré que a veces tengo ráfagas
de que esa visión es una visión que no es visión,
pero que llena el corazón de dulzura.
Los grandes místicos, por otro lado, son gente muy sencilla,
hablan con una sencillez espantosa
de algo que es realmente patrimonio de cualquier ser humano,
que es el ser un ser con hambre de divinidad, ¿no?
Y yo creo que lo interpreta bien,
porque en Teresa lo que está aleteando continuamente
es un gran deseo:
a ella no le gusta nada el mundo en el que vive.
Y la gente que no le gusta nada el mundo en el que vive
puede salir por revolución,
pero también puede ser por transposición.
La Mística, a veces, es una transposición de insatisfacciones.
Cernuda interpreta a Teresa desde su propia vivencia heterodoxa
como un gran deseo insatisfecho que se confronta con las realidades.
La personalidad de Santa Teresa de Jesús
era una personalidad auténticamente seductora.
Y este adjetivo lo empleo con total consciencia:
seductora, en el mejor sentido de la palabra.
Seductora, porque sabía atraer a sus posiciones dialécticas
y también espirituales, al interlocutor.
-Trata de desarrollarse con una personalidad en doble vertiente:
en la vertiente de la intimidad y en la vertiente de la integración social
Y yo creo que este es el gran ejemplo,
uno de los grandes ejemplos,
que nos da la personalidad de la monja Teresa de Jesús
que, en ambas vertientes,
era una personalidad de lo que hoy se llama "resiliente",
personalidad que se crece ante la adversidad.
Una de las frases más repetidas,
continuamente repetidas a lo largo de toda la obra de Teresa,
es "Todo pasa";
esto no tiene permanencia.
Buscar los bienes que son estables, Dios no se muda...
Es decir, la vivencia es de tránsito.
Es una vivencia existencialista muy importante.
Ella es una gran existencialista, existencialista en su sentido:
para ella, la existencia es un problema.
Ella tiene unas vivencias muy tremendas de pérdida.
Teresa pierde a la madre con 13 años,
pierde a la familia,
porque todos los hermanos mayores se marchan a las Indias,
el padre se muere a los 43...
El mundo de la realidad le parece insuficiente.
¿Y por qué es insuficiente?
Por lo mismo que en el budismo:
porque no tiene estabilidad,
porque se nos va, porque envejecemos, porque morimos...
Y ella está buscando un enraizamiento,
que es el enraizamiento orante.
Mucho antes de que empiecen a aparecerse
y a hacerse los manifiestos, las visiones.
Esos procesos de búsqueda, creo que han sido poco resaltados;
a mí son los que más me interesan, porque está muy sola.
En un principio, ella habla siempre como de visiones mentales.
Ella dice que sentía la presencia de Dios,
como cuando estás a oscuras y sientes que alguien está a tu lado.
No lo ves, como podemos ver las cosas reales, pero sí sientes esa presencia
-Yo no he tenido ninguna de estas experiencias.
Ya me gustaría, ¿no?
Pero en el evangelio de San Juan se habla constantemente.
Es una visión que Santa Teresa dice exactamente, visión "inteletual",
o sea, visión intelectual.
Una visión de la mente que no es una visión cifrada en una figura,
por lo tanto, a veces habla de visión de la imaginación.
Y San Juan de la Cruz dice:
"Descubre tu presencia y tu figura,
mira que la dolencia de amor que no se cura,
sino con la presencia y la figura".
Pero esa figura ya parece ser que en su experiencia
es una figura trascendida por otra visión
en la que ella experimenta un contacto
con una realidad mucho más viva y más real que la realidad cotidiana
pero, al mismo tiempo, no es visión de la imaginación
ni mucho menos, visión sensorial, visión de los ojos, ¿no?
La alucinación no es un fenómeno tan patológico como muchas veces se cree.
Las alucinaciones, ya sean visuales o auditivas,
es decir, ver cosas que no existen y oír cosas que únicamente oye uno,
son fenómenos que se presentan cuando la persona
se encuentra por dentro arrebatada por la pasión emocional
y por el aislamiento, la soledad, el vacío.
Esto tiene mucha importancia.
-Lo que va a suceder es que Teresa de Jesús,
que desde el año 1538 por lo menos,
cuando su tío en Ortigosa le regala el Abecedario de Osuna,
para Teresa, en un proceso muy largo
de casi 20 0 25 años de introspección solitaria y personal,
los libros habían sido lo que en psicoanálisis se llamaría
el principio de realidad.
Y ella se refiere a los libros.
Al quitarle los libros, la tensión es tan fuerte
que ella dice que Cristo se le aparece y le dice:
"Yo seré para ti libro vivo".
Sea Cristo real, o transposición de Teresa, que se lo imagina como real,
el hecho es que psicológicamente ella tiene un revulsivo.
Y ahora, inmediatamente, a los pocos meses, empiezan las visiones.
Los libros ya no los puede tener, pero vive directamente las visiones.
En 1559, el inquisidor Valdés Salas
lanza un índice que prohíbe los libros de oración en vulgar.
¿Por qué?
Porque la oración se había convertido en una especie de costumbre popular.
Pero, incluso eso se veía peligroso,
porque si tú iniciabas un camino existencial
de introspección meditativa, como puede ser hoy el yoga o el zen,
podías o no admitir el cauce institucional eclesiástico,
que en la Iglesia occidental era el cauce sacramental
y la mediación eclesiástica.
La Iglesia establecida veía con sospecha
los cauces que hoy podríamos llamar de "anarquismo a lo divino",
es decir, las personas que hacían hilo directo con la divinidad
a través de su propia experiencia existencial.
Y entonces Valdés prohíbe los libros en vulgar;
no los de latín,
ya que el latín era la lengua culta del grupo dirigente, los clérigos.
Había muchísimas mujeres que habían sido condenadas por la Inquisición
por "simuladoras", según las llamaban,
y por decir que sufrían estigmas, que tenían visiones,
y después lo único que hacían era engañar, inventárselo todo.
La obsesión de ella es que todas esas visiones no son producto del diablo.
En aquella época se pensaba
que la mujer tenía una inteligencia más débil que el hombre.
Y se pensaba también que la mujer encerraba cierta malignidad
desde la primera mujer, Eva, que cayó en el pecado original.
El resto de las mujeres, desde entonces, tenemos ese estigma.
Ella se esforzó en demostrar
que esas visiones que ella tiene no son engaño del diablo.
Lo que ella necesita es expresar qué siente su alma, qué siente ella.
En toda la literatura española y en la literatura europea,
hasta ese momento, no hay modelos que le puedan servir para ver
cómo se puede hacer la expresión de las vivencias interiores.
Ella dice: "Yo no quiero hablar de teoría.
Yo no sé lo que es la divina unión,
qué diferencia hay entre alma y espíritu...
Eso, los teólogos sabrán expresarlo.
Yo lo que quiero decir es qué siento yo..."
Ella no va a obedecer, en su escritura, en su expresión,
a las normas canónicas establecidas por la retórica.
Ella tendrá que ser también una fundadora,
una recreadora de la retórica.
El libro de la vida no es el primero sobre las explicaciones, digamos,
que ella da sobre su vivencia interior,
porque ella, con anterioridad al Libro de la vida,
había escrito algunas Cuentas de Conciencia.
El Libro de la vida es el libro de una monja, mujer,
que tiene un proceso de introspección que hoy llamaríamos existencialista
que pudiera chocar con los niveles ortodoxos de la Iglesia oficial,
tanto a nivel de fe dogmática, como de costumbres.
Hay muchas visiones, muchas imaginaciones, muchas hablas;
cuestiones que a los teólogos serios de la época
siempre les parecía peligrosas.
El Libro de vida, con tantas intervenciones demoníacas,
con tanto mundo de palabras y de visiones, era sospechoso.
Ella iba a autorizar:
"Han leído estos, han visto estos mis experiencias,
he consultado con ellos, luego es correcto, es legítimo,
no hay nada de herejía, sino que todo va según la doctrina de la Iglesia".
-Además, para eso, ella se blinda porque...
Sea, como algunos dicen, por astucia,
o, sea como yo creo, porque realmente ella se siente insegura.
Entonces, ella necesita un referente,
y el referente es los cauces oficiales teológicos de su época.
Tenemos que perder esa imagen de Santa Teresa
perseguida por la Inquisición, acosada por la Inquisición,
puesto que la Inquisición solamente intervino
para algunas delaciones que hubo de unas monjas, de algún cura,
en Sevilla, y sin nada trascendental.
No pasó a más.
En segundo lugar, el colocar a la Inquisición ya
persiguiendo a doña Teresa de Ahumada hasta en la misma Encarnación,
en el monasterio de la Encarnación, es algo totalmente infundado,
viene bien para la fantasía, viene bien para la imaginación,
pero tiene que quedarse en eso:
en un mundo de fantasías y en un mundo de imaginación.
A Santa Teresa, la Inquisición quiso examinarla,
nada de procesarla, nada de condenarla,
primero en alguno de sus escritos, concretamente en El Libro de la vida,
donde narra esas experiencias, esas visiones, esas revelaciones,
en la que habla de mártires y demás,
y eso la acercaba, según los delatores,
a la herejía que entonces se perseguía más,
que era la de los "alumbrados".
-El "alumbradismo" era un movimiento místico
de interiorización existencialista
por el cual la experiencia particular que tú tenías,
independientemente del cauce sacramental,
del mundo de ese nivel de lo divino,
eso justificaba, salvaba y, por tanto,
podía convertir ser "alumbrado"
en una Iglesia periférica, al margen de las dos cosas importantes:
el cauce sacramental, controlado por los clérigos,
y el cauce moral.
Un "alumbrado" es aquel, de alguna manera, en toda religión,
que tiende a buscar en su experiencia personal
la relación directa con ese otro nivel de realidad
que podemos llamar Dios o nirvana...
No hay que pensar que es una monja iletrada, espontánea...
No, no, no...
Es una monja con mucha preparación.
Tiene una formación literaria y religiosa de lecturas muy buenas.
Por ejemplo, una Vita Christi, un Kempis...
Sobre todo, le van a marcar tres lecturas espirituales:
San Gregorio, San Jerónimo y San Agustín,
o sea, tres grandes de los grandes.
Ha sabido seleccionar muy bien sus lecturas desde siempre.
Quiero insistir en este aspecto
porque, como se habla de un estilo espontáneo y sencillo,
parece como si eso fuera obra
de la inspiración directa del Espíritu Santo, y no es así.
Hay una preparación, una formación y una técnica.
Se habla de Santa Teresa escritora y eso hoy nos parece normal,
pero en su época era una auténtica excepción.
De hecho, la mujer estaba excluida, por el hecho de ser mujer,
del acceso a la cultura, al saber.
Así que eran todas idiotas,
en el sentido etimológico del término idiota:
esto es, carecían de educación.
-Las Confesiones de San Agustín circulaban en latín.
Se tradujeron al castellano en febrero del año 1554.
Y, posiblemente, quince días más tarde ya las tiene Teresa
y las devora.
Cuando Teresa lee el libro de Las Confesiones,
lo lee como un libro "espejo":
"esta no es Agustín, soy yo".
Y le produjo tal impacto que, prácticamente, se puede decir
que es el libro que caldea su conversión.
Y tenía interlocutores variadísimos, como san Juan de la Cruz.
O sea, lo más granado de los espíritus de su época
fueron interlocutores suyos.
Y con ellos tuvo conversaciones a través de la reja del locutorio,
con lo cual su formación fue continua y hasta el último día.
-Sabemos muy bien los libros que leyó.
Los subrayaba, los sabía de memoria,
Eran pocos, pero selectos.
Fue una persona que estuvo en contacto íntimo
con los grandes maestros de la espiritualidad.
Y hay muchas veces que ella dice:
"No sé si leí, u oí..."
Efectivamente, le viene una imagen, le viene un núcleo de expresión
que ella no recuerda si está en los libros, si lo oyó en un sermón...
Pero a ella le vale inmediatamente para tejer una alegoría;
por ejemplo, la alegoría del castillo interior.
No fingía ser rústica.
Ella escribía como hablaban las gentes de Ávila,
las gentes castellanas de su tiempo.
Hablaba de una manera tendida
pero, eso sí, después corregía buscando la expresión.
El padre de Santa Teresa tenía inclinaciones erasmistas.
Y además tenía una buena biblioteca.
Según las ideas de entonces,
la biblioteca contenía, sobre todo, libros de formación, de instrucción.
Las niñas no iban a aprender a colegios.
Como no tuvieran preceptores, no aprendían.
Parece que debió de ser la propia madre de Santa Teresa
la que le enseñó a leer.
-El hogar de doña Teresa de Ahumada, de doña María, su hermana,
de doña Juana y de todos los otros hermanos, hasta once,
era un hogar privilegiado, un hogar excepcional.
Su padre tenía libros.
En su testamento y en la narración de sus bienes
constan algunos de los libros que tenía, cosa rara entonces,
salvo en profesionales como profesores de universidad,
catedráticos de universidad, abogados, curas y demás,
que tenían los libros de su oficio.
Doña Teresa de Ahumada, desde niña, fue una lectora empedernida.
No solo leyó las vidas de santos, que influyen mucho en ella
porque vida de santo que lee, vida de santo que quiere imitar.
Y se pone a hacer ermitas cuando lee santos eremitas, santos ermitaños,
o cuando lee vidas de mártires,
se escapa, dice ella, a tierra de moros,
que esa es otra cuestión de la que habría que hablar mucho,
pero es que leía libros de caballería.
Los libros de caballería entonces estaban proscritos.
Basta con que recordemos el sentido de El Quijote.
Estaban penados también en su lectura.
Dice ella que no estaba tranquila si no tenía un libro nuevo cada día.
Cuando la madre Teresa ya haya fundado conventos
y tenga que dar normas para sus prioras,
una de las cosas que les dice es, "y tengan buenos libros",
y cita ella unos cuantos que se pueden tener y dice:
"Porque el leer es tan importante para el alma,
como el comer para el cuerpo".
Ella ingresa en la Encarnación no buscando la libertad,
sino buscando un refugio contra el casamiento,
porque ella entiende que el casamiento
es la sumisión al varón.
Es ya una protesta femenina,
porque realmente ella es una adelantada
en la defensa de los derechos de la mujer.
Yo diría que es la primera feminista que aparece
en el plano de la Mística y de la Literatura.
Y, entonces, se rebela contra el padre.
-Ella tiene el ejemplo de su madre, que muere con 33 años
y tiene diez hijos en 18 años.
Con lo cual, en aquella época,
el matrimonio era estar debajo de la autoridad de tu marido
y tener un hijo detrás de otro.
Ella se encontró, poco a poco, desilusionada
y esta grave frustración de ser la mejor monja y ser la mejor cristiana
incidió sobre sus genes ciclotímicos,
porque ella tenía un temperamento ciclotímico,
y esto la hizo sucumbir en un grave trastorno depresivo.
Ha vivido sin haber tenido infancia.
Ella,
como consecuencia de ver el acoso inquisitorial que sufría su familia,
se sintió traumatizada,
abandonó las muñecas y los juegos infantiles
por las preocupaciones de adulto.
Y, entonces, era una adulta chiquita ya a los cinco o seis años.
A los seis años fue cuando hizo la primera fuga.
Esto se califica de falsa maduración precoz de la personalidad
de la monja Teresa de Jesús,
y es una base importante
para entender quien había de ser la monja Teresa de Jesús
a lo largo de toda su vida.
El linaje la marcó toda la vida, en cierto sentido,
porque ya impuso una cierta disociación en su personalidad.
Su bisabuelo había sido judío completo
y su bisabuela también.
Luego ya, en la línea paterna,
su abuelo había sido castigado por la Inquisición en Toledo,
precisamente como "criptojudío" o judío secreto.
Y, precisamente por este motivo,
emigró la familia de Teresa de Toledo a Ávila,
porque en Toledo había sido humillado el abuelo.
Entonces en ella se desarrolló una gran vocación cristiana.
Diríamos que tenía la aspiración de ser la mejor cristiana posible.
Pero encontraba dentro de sí
el inconveniente que podía provocar en otras personas,
de que su linaje judío podía ser un impedimento
para ser la mejor cristiana del mundo.
Dentro de ella se formó un antagonismo, en este sentido,
que dio por resultado, elaborar una vocación cristiana auténtica
pero, al mismo tiempo,
sin renunciar del todo a la cultura judía.
Ella tuvo que pasar, en la niñez,
por episodios que, indudablemente, se le tuvieron que quedar grabados.
Entre otros, el pleito que entabló su padre con los tíos de Teresa,
para comprar una hidalguía que equivalía al reconocimiento social
de su prestigio, de su limpieza de sangre;
es decir, que equivalía al resultado de uno de los intentos habituales
por borrar los orígenes.
Eran unos orígenes que hoy día son sobradamente conocidos,
pero han tardado siglos en descubrirse o en redescubrirse.
Descendía de judíos.
En la terminología de aquel tiempo,
habría que decir que Santa Teresa fue judeoconversa, fue conversa.
Esta condición se ocultó tanto, que no se ha logrado saber
hasta muy entrado el siglo XX, hasta 1946, en concreto.
El padre y los tíos de Santa Teresa
pleitearon aquí, en la cancillería de Valladolid.
Aquellos pleitos eran muy caros.
Pleitearon para que les reconociesen la condición de hidalgos.
La familia corrompió a los testigos.
Eran tan evidentes las corrupciones, que la primera tanda de testigos
tuvieron que ser rechazados por el fiscal de la cancillería.
Trajeron otros,
y algunos de ellos declaraban eso, que habían sido confesos
pero que, a pesar de eso, era gente honrada.
Este pleito se descubrió un poco en 1946
y desapareció totalmente de la cancillería.
Venga a ir, una vez y otra vez, y otra vez,
y hasta 40 años más tarde, no apareció.
Y apareció ese pleito, de nuevo, cuando ya no había tantos problemas.
La verdad es que, incluso en el siglo XX,
y después de conocido parte de donde se decía
que habían sido reconciliados, que habían salido en auto de fe,
que el sambenito de que eran conversos judaizados
estaba en una parroquia de Toledo, en Santa Leocadia,
todavía hasta los años 90 había tercianistas,
que son los que se dedican a Santa Teresa,
que aún se resistían a admitir la evidencia.
En la literatura de ella brillan, sobre todo, los personajes judíos.
Los personajes más admirados de ella
eran, realmente, Moisés, David y Salomón.
Yo diría que, entre los tres, su favorito era David,
y aparecía en sus escritos y en sus cartas
y, sin embargo, nadie sospechaba
que esta afición de ella por los grandes personajes bíblicos
podía partir de su simpatía por la cultura judía.
La monja Teresa de Jesús, para entenderla,
hay que entender que era judeoespañola
o, si quieren, hispanohebrea,
y que pertenecía, realmente,
a la religión cristiana y a la cultura judía
y que, desde mi modesto punto de vista,
yo entiendo que son compatibles,
que este es un ejemplo de demostración
de la monja Teresa de Jesús
que nos vale para la cultura presente,
de como la religiosidad cristiana y la cultura judía
pueden ser compatibles.
Ella nos lo ha demostrado.
-Ella elimina toda discriminación.
Es decir, mientras en otros conventos había estatutos de sangre
y si no tenías la sangre limpia no podías entrar,
ella elimina completamente esto en sus conventos.
Ella dice que no tiene que haber discriminación
entre hombres y mujeres
ni entre cristianos nuevos y cristianos viejos.
Hoy en día nos parece de lo más normal,
pero en el siglo XVI era revolucionario y perseguido,
porque era algo que se salía completamente de lo que era habitual.
Ella tenía una enfermedad depresiva completa,
porque tenía tristeza, tenía abatimiento.
Tenía también, con relación a la comunicación con los demás,
sentimiento de soledad, desconfianza,
e, incluso, tenía dificultades para alimentarse y para dormir.
Tenía un trastorno depresivo completo presidido por el sentimiento de culpa
y acompañado de síntomas corporales de lo que hoy llamamos fibromialgia,
y, al mismo tiempo, de síntomas motores
que durante un cierto tiempo se llamaron síntomas histéricos
y que hoy llamamos síntomas disociativos.
Marco Merenciano, Poveda Ariño y López-Ibor, en 1963,
publicaron unos artículos por separado
y además, en un simposium, ellos llegaron a la conclusión
de que no se puede atribuir a Santa Teresa en ningún proceso mental,
porque tenía una mente clara y perfecta, además.
¿Qué era eso del mal de corazón?
El mal de corazón, "morbus cordis", era la epilepsia.
Se manifestó inicialmente a través de episodios poco descritos
que son los iniciales desmayos, hasta que se van acentuando,
y entra en una situación muy grave en la que estuvo a punto de morir
e, incluso, se la amortajó, se abrió la sepultura
y se cantaron responsos,
que fue un estado epiléptico,
en el cual no había intervalos entre las crisis
y entró en un coma profundo, estuvo a punto de morir
y de todo esto tardó tres años en recuperarse.
¿Y qué tipo de epilepsia tenía?
Pues una epilepsia muy singular, única.
Apenas hay diez casos conocidos suficientemente bien
con ese tipo de epilepsia,
y estos episodios han sido estudiados
por un gran escritor y un gran conocedor del alma humana
que era Dostoievski.
Dostoievski padeció, a lo largo de su vida, de estos episodios,
en los cuales un enorme placer, una armonía con el mundo entero,
que por ello daría ella diez años de su vida,
si no su vida entera, así lo decía Dostoievski.
Curiosamente, la santa tiene los mismos episodios
y hasta utiliza los mismos términos verbales.
-Santa Teresa padeció una neurobrucelosis cuya causa
era la enfermedad producida por la infección de brucellas
que se transmite única y exclusivamente por la leche de cabra
y la santa la tomaba de su finca de Gotarrendura
y de ahí viene todo su problema.
El conjunto de convulsiones, con mordeduras de lengua,
el coma profundo de cuatro días,
y el estar encogida hecha un ovillo,
configuran el síndrome meningoencefalítico.
Y no hay ninguna otra conclusión correcta de tipo diagnóstico
más que esta.
San Juan de la Cruz es un grandísimo poeta
y ella es una trovadora popular que hace unos ripios maravillosos,
pero tiene la fuerza, la gracia y el vuelo poético inmenso
que tenía esta mujer, de enorme fuerza y una inspiración increíble.
Ella dice:
"Oh, hermosura, que excedéis
a todas las hermosuras, sin herir dolor hacéis,
sin dolor deshacéis el amor de las criaturas".
Eso está lleno de ripios y es como una cancioncilla popular.
Pero si el psicoanalista Carlos Gustavo Jung
tuviera que analizar eso,
diría que es una expresión clarísima de lo que Jung decía,
la Coniunctio Oppositorum, es decir,
la conjunción de las fuerzas opuestas,
donde la dualidad se trasciende totalmente en otra cosa
que es una unidad que está más allá de esa tensión permanente
en la que vivimos instalados los hombres,
que es un desgarro, sí pero no, no pero sí,
blanco pero negro, ahora lo veo, pero ahora no lo veo...
Y ahí ella lo expresa cuando dice:
"Hermosura que excedéis a todas las hermosuras
sin herir dolor hacéis";
o sea, expresa esa fuerza paradójica del misterio divino
de una forma sencilla y con una poesía bella también,
pero San Juan de la Cruz es un poeta de una magnitud impresionante,
de un orden increíble.
La poesía de San Juan de la Cruz es un vuelo donde se juntan
el dominio y la maestría poética,
el dominio del verbo y la palabra poética,
con la inspiración poderosísima de un místico.
-¿Teresa es poeta?
Pues, hombre, no en la misma calidad que Juan de la Cruz.
Pero hay una misma fuente común para ambos.
Y es que la experiencia mística pide otro lenguaje:
el lenguaje del símbolo, el lenguaje de la poesía, en definitiva.
Teresa dice, en el capítulo XVI de El libro de la vida:
"Yo soy persona que, con no ser poeta,
le acaecía de presto hacer coplas muy sentidas
declarando su pena bien".
Por supuesto, la mejor de todas es "Oh, hermosura, que excedéis...";
ese es el primer gran poema de Teresa.
Otro poema, que también es místico, hablando de este esposorio:
"Cuando el dulce Cazador me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor, mi alma quedó caída.
Y cobrando nueva vida, de tal manera he trocado,
que es mi Amado para mí, y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor, mi alma quedó caída.
Y cobrando nueva vida, de tal manera he trocado,
que es mi Amado para mí, y yo soy para mi Amado.
Tirome con una flecha enherbolada de amor,
y mi alma quedo hecha una con su Criador.
Yo ya no quiero otro amor, pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí, y yo soy para mi Amado".
Este poema, "Mi Amado es para mí, y yo soy para mi Amado",
recrea el Cantar de los Cantares.
Y el tercer poema podría ser el "Vivo sin vivir en mí",
que es la experiencia de San Pablo:
"Ya no vivo yo, vivo de otro que lleva mi vida,
que es el que me guía, vivo sin vivir en mí".
Este poema lo compuso con Juan de la Cruz, al alimón, en la Encarnación.
Se pusieron de acuerdo los dos para escribir un poema.
Teresa de Jesús lo dirige a la vida:
"Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero..."
a esa vida después de la muerte, tan alta vida espero,
"que muero porque no muero".
Juan de la Cruz, sin embargo, lo dirige a la esperanza:
"Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero,
que muero porque no muero".
Pero el poema es común:
ocho estrofas, 59 versos, pero con diferente dirección.
Y el cuarto poema místico, para mí, de Teresa
sería el "Cuan triste, Dios mío, la vida sin ti,
ansiosa de verte, deseo morir",
que refleja precisamente esos deseos vehementes con los que murió.
El éxtasis es el fenómeno místico central.
Por lo menos, el fenómeno místico que pone en comunicación
a la persona mística con el mundo.
Tenía un aspecto exterior, que era el bloqueo total,
el bloqueo de la motilidad,
el bloqueo de los órganos de los sentidos.
Era un mundo exclusivamente interior en el cual ella sentía luego elevarse
volar su espíritu y unirse a Dios.
Eso era la combinación de su éxtasis.
Hay algún éxtasis que, desde luego, nos llama mucho la atención:
El éxtasis de la Transverberación, inmortalizado por Bernini,
en donde ella tiene unas sensaciones
que pueden recordar a lo que es el deleite sexual femenino.
Sus éxtasis no eran fenómenos místicos,
aunque aparte de ello, ella era una gran mística,
pero esos fenómenos eran fenómenos orgánicos,
fenómenos médicos, fenómenos clínicos.
Se caracterizaban todos por una especie de comienzo
que era, generalmente, una luz que invadía todo,
una luz que ella describe como relámpagos,
todo ello revestido siempre de placer.
Después de la luz, había una especie de éxtasis,
en el sentido de parálisis, y ella se quedaba paralizada
como ocurre en el famoso conjunto escultórico de Bernini,
en el cual se ve la mano cayendo allí, paralizada,
con los sentidos anulados a lo exterior.
Y en este momento ella solo tiene atención a lo que va a venir después,
que son alucinaciones.
La mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), autora de poesía, autos sacramentales, teatro y prosa también sorprende todavía hoy por lo avanzado de sus ideas, sobre todo en la defensa de la dignidad y los derechos de las mujeres. Su poema más famoso es en el que arremete contra la doble moral de los hombres, que desprecian a las mujeres por fáciles si les aceptan y las acusan de crueles si les rechazan.
"Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis [...]
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana
pues la que más se recata
si no os admite, es ingrata
y si os admite, es liviana".
Sor Juana Inés de la Cruz cropper
"No fueron muchas, pero pueden ser más de las que hoy conocemos", afirma Soledad Arredondo, "porque no se sabe por ejemplo cuántas participaban en las sociedades literarias; pero sí que hubo escritoras con una gran calidad y otras de menor mérito, igual que entre los varones. En todo caso, la sociedad de su época no les facilitaba el dedicarse a la literatura". Sor María de Ágreda, escritora y consejera de Felipe IV, María de Guevara, que también escribía arbitrios políticos para el gobierno de la época, la prosista Luisa de Padilla... son nombres que también merecen aparecer en los libros de literatura española de las escuelas.