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Semana del libro

Desconfinar a las escritoras del siglo XX

  • Elena Fortún y Luisa Carnés son ejemplos de autoras cuya figura y obras se recuperan en los últimos años
  • Durante décadas, escritoras de comienzos del siglo XX han permanecido olvidadas o silenciadas

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Reedición de las obras de Magda Donato y Luisa Carnés
Reedición de las obras de Magda Donato y Luisa Carnés

Cada vez se leen más nombres de mujer en las estanterías de las librerías y no sólo en la sección de novedades, sino también en forma de reediciones. El mundo editorial parece responder a una demanda creciente, de una mayoría de lectoras, que busca voces femeninas hasta hace unos años confinadas en el encierro del olvido. La autoconciencia de las mujeres impulsada por el movimiento feminista también contribuye al esfuerzo de recuperar a las autoras ninguneadas o acalladas por el machismo en la historia reciente de España.

Uno de los ejemplos más claros es el creciente interés por las llamadas Sinsombrero, las autoras de la Generación del 27 a las que sus propios compañeros prestaron escasa atención y que vivieron la posguerra en el exilio o confinadas a temáticas apropiadas para la "nueva España" que se impuso tras la guerra civil.

24 horas - En algún lugar de la historia: Elena Fortún, la otra 'Celia' - Escuchar ahora

El exilio interior

Es el caso de Elena Fortún, la madre de la popular serie Celia. La reciente aparición de obra inédita suya ha dado una vuelta a la imagen que se tenía de ella. Las investigadoras María Jesús Fraga, Nuria Capdevila-Argüelles y Marisol Dorao sacaron a la luz su relación epistolar con otras autoras, un episodio desconocido de las aventuras de la niña Celia (Celia en la revolución) y un libro de tintes autobiográficos, Oculto Sendero, que nos ofrecía una nueva imagen de la identidad y la personalidad literaria de Encarnación Aragoneses, como se llamaba realmente Elena Fortún.

Elena Fortún, autora de la serie

Elena Fortún, autora de la serie "Celia" cropper

Ella se quedó en España y suavizó su mensaje y su temática para poder trabajar. Otras escritoras más jóvenes, como Carmen Laforet, vivieron la contradicción de crecer en un mundo en el que se consideraban a sí mismas seres extraños que nunca encajaron del todo.

"Las cartas de Carmen Laforet y Elena Fortún demuestran que las autoras de la posguerra buscaban la referencia de las escritoras de antes de la guerra que habían sido olvidadas, y se miraban en ellas", afirma María del Mar Mañas Martínez, profesora titular de Literatura Española de la Universidad Complutense de Madrid. "No sabemos si la situación de las escritoras hubiera sido muy distinta de no haberse producido la guerra civil -añade Mañas- porque el machismo que rodeaba a estas mujeres era muy pesado y hubiera seguido condicionando su historia y su reconocimiento".

Las Sinsombrero

Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, María Teresa León, Concha Méndez... son muchos sus nombres, pero tampoco antes de la guerra ocuparon el lugar que hubieran merecido entre sus compañeros de afanes literarios. Ellos, los grandes de la Generación del 27, compartieron con ellas reuniones y amistad, proyectos y fotografías, pero las ningunearon y olvidaron después.

En los últimos años se está reeditando la obra de algunas de ellas. La figura que ha emergido con más fuerza de las tinieblas del olvido es la de Luisa Carnés. Su novela, Tea Rooms, escrita en 1934 y descatalogada durante décadas, es de una soprendente modernidad. Retrata el trabajo de una joven madrileña en una pastelería de lujo, en un ambiente opresivo de opulencia engañosa que ni la protagonista ni sus compañeras compartirán jamás.

Las escritoras confinadas salen a la luz

Tea Rooms es una joya rara: aporta a la novela social, habitualmente masculina y de lenguaje realista, una visión femenina y un estilo osadamente vanguardista. "Las Sinsombrero por lo general pertenecen a la burguesía. Luisa Carnés era una sinsombrero sombrerera, una obrera que trabajó desde los 12 años en un taller de costura y que expresa su experiencia vital con audacia. No teme abordar contenidos sociales y políticos y asuntos que afectaban directamente a las mujeres como el aborto, pero que eran tabú en la literatura de la época", afirma María del Mar Mañas.

Escritoras y periodistas

No sólo se reedita la obra de autoras de ficción, también la de mujeres periodistas. Una de las primeras que se recuperó con la democracia fue la figura de Carmen de Burgos. Autora de más de un centenar de novelas, relatos, ensayos y libros de viajes, de traducciones y miles de artículos, Colombine sí fue muy famosa en las primeras décadas del siglo XX, pero su obra se prohibió durante el franquismo.

Biografía de Carmen de Burgos, Colombine

Biografía de Carmen de Burgos, Colombine cropper

Feminista activa y primera corresponsal de guerra de España, su figura multifacética ha sido reivindicada como pionera del periodismo gracias a la labor de la Asociación de la Prensa de su Almería natal y recuperada por investigaciones universitarias.

Y no es la única. Ya no es necesario ir a una hemeroteca para leer los Reportajes vividos de Magda Donato. Nuevos lectores y lectoras descubren ahora que esta periodista, llamada realmente Carmen Eva Nelken, ya practicaba el conocido como "periodismo Gonzo" en los años 30 y se introducía de incógnito en cárceles de mujeres, asilos para mendigos y manicomios para conocer de primera mano la realidad de lo que allí ocurría. Los nombres de Josefina Carabias, Matilde Cherner, Sofía Casanova, Consuelo Álvarez Pool o Isabel Oyarzábal empiezan a ser de nuevo conocidos como lo fueron en su época.

El vacío clamoroso que existía hasta hace poco en los libros de historia y en el imaginario colectivo está empezando a llenarse.