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El caso de Gabriel se trató como "secuestro" porque "no había nada que dijera que estuviera muerto"

  • Así lo han asegurado varios agentes que vigilaron a Quezada y que realizaron la reconstrucción
  • Ha sido en la cuarta jornada del juicio contra Ana Julia Quezada, la autora confesa del crimen

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Quezada defendió que la muerte de Gabriel fue un accidente pero los agentes no la creyeron

Un Guardia Civil de de la Unidad de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa (UCO) ha asegurado este jueves que se desplazó un gran equipo de personal desde Madrid a Almería para la búsqueda de Gabriel, porque se consideró un caso de "especial dificultad", por lo que se dedicaron muchos recursos, al barajarse que fuera un "secuestro" con "un niño vivo", ya que "no había nada que les dijera que estuviera muerto".

"En pocas investigaciones hemos usado tantos recursos. [...] No se planteó como un homicidio. Si hubiera sido así, no habríamos empleado tantísimos recursos como en esta investigación", ha explicado el agente en la cuarta jornada en la Audiencia Provincial de Almería del juicio contra contra Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del pequeño.

En la sesión de este jueves, varios agentes tanto de la Comandancia de Almería, como de la UCO, procedentes de Madrid, que participaron en el seguimiento y vigilancia de Quezada, así como en la reconstrucción del crimen, han declarado como testigos y, en algunos casos, también como peritos.

De aquellos días de intensa búsqueda, este guardia civil ha explicado que buscaban "esa llamada, esa comunicación de la posible persona que tuviera retenido a Gabriel, para poder iniciar la localización del niño", pero que "nunca llegó solicitud de dinero" alguna. También ha resaltado que parecía que Quezada buscaba cobrar la recompensa que los padres de Gabriel plantearon. "Es macabro, pero parece que iba por ahí la cosa", pero los investigadores observaron que la acusada era "la que animaba a la familia a ofrecer más dinero".

Seguimientos a la acusada

Tal y como este miércoles ya relataron otros testigos, la investigación comenzó a centrarse en Ana Julia Quezada a partir del 2 y 3 de marzo. Entonces empezaron a vigilarla más intensamente y se le llegó a instalar un micrófono en el coche que "grababa cuando se detectaba movimiento" en el mismo, ha relatado otro guardia civil.

Incluso el día que se deshizo de las ropas del niño en Retamar, la estuvieron siguiendo hasta allí, aunque entonces no supieron el motivo real por el que Quezada se había desplazado y solo lo descubrieron una vez detenida, cuando confesó que había tirado en ese municipio las prendas del pequeño, que fueron recuperadas tras comprobar "uno a uno" los contenedores de vidrio de la ruta que había realizado aquel día.

"La mañana del 5 de marzo se nos avisó de que la acusada se había puesto en movimiento y que iba sola. Hicimos un seguimiento. Ella le dijo a la familia que iba a Campohermoso a tomar un café con un familiar, pero atravesó a velocidad alta Campohermoso, fue a Retamar, callejeando sin sentido, entendemos que se perdió y luevo volvió a gran velocidad a Campohermoso", ha relatado otro agente.

Esos seguimientos a la acusada permitieron a los investigadores que descubrieran finalmente el día 11 de marzo dónde tenía a Gabriel oculto, aunque en ningún momento pensaron que fuera a estar muerto.

Un agente que realizó desde 400 metros de distancia el reportaje fotográfico de la acusada en la finca de Rodalquilar ha explicado que vio cómo sacaba un bulto de un agujero, lo envolvía en una manta y lo introducía con dificultad en el maletero. "El cuerpo se le escurre y es cuando vemos bien que es el niño", ha afirmado. Mientras introducía al pequeño en el coche, el micrófono del coche grabó también a la acusada diciendo "ahora a llevárselo de aquí" y cómo "se autoanimaba diciéndose 'Ana, no vas a ir la cárcel'", ha relatado otro guardia civil.

No tenía medicamentos para suicidarse

Cuando fue finalmente detenida en Vícar y le leyeron sus derechos, Quezada dijo "muy bien", pero luego empezó a decir "Ángel, te quiero mucho, te quiero mucho, quiero a Gabriel, mi perro está dentro del coche", según uno de los agentes que estuvo presente en la detención.

Las declaraciones de los guardias civiles han desmentido que Ana Julia Quezada pensara suicidarse, como confesó el segundo día del juicio, pues en el bolso tan solo llevaba unos blísters de relajantes muscular y algún tranquilizante, y en la casa de Vícar, cuando la registraron tras la detención, no se requisó "ningún medicamento".

Tras ser detenida, confirmaron que en el maletero estaba el cuerpo del menor envuelto en una manta, que tenía arena, al igual que Quezada en las manos y en su sudadera.

Sobre su comportamiento durante la investigación, los agentes han relatado que detectaron varias mentiras de la acusada sobre aspectos que no tenían relevancia en la investigación, y que les pareció también extraño. "Desde el primer momento, notamos que oculta ciertas verdades sobre su persona, que nos despertó extrañeza. Se le pregunta sobre asuntos personales y miente, no tiene sentido", ha advertido otro agente.

Asimismo han desvelado que tampoco esos días de búsqueda dio "explicaciones lógicas" del tiempo que había pasado en la finca de Rodalquilar el día de la desaparición o lo que había ido hacer "cuando sabíamos por el movimiento de los repetidores de teléfono que había estado allí".

Frotó la camiseta para mancharla

También este jueves se ha hablado de la camiseta de Gabriel, cuya aparición fue el "punto de inflexión" para "priorizar" la investigación sobre Ana Julia Quezada, que tenía una "mancha de barro", que los investigadores consideran que fue provocada por la acusada para aparentar que había estado bajo la lluvia.

"Cuando llego, la camiseta estaba como extendida, bastante visible desde un punto elevado. Creemos que la camiseta se apelmazó y se frotó con el suelo para provocar esa mancha", ha dicho uno de los agentes que realizó la inspección ocular en el lugar en el que apareció, en el barranco de las Águilas.

Sobre el vehículo de la acusada que fue trasladado a la Comandancia de Almería, el agente que se encargó de hacerlo, ha argumentado que se trasladó para realizar la inspección ocular y el levantamiento del cadáver con "garantías de protección, seguridad y privacidad", pues la calle donde se había producido la detención se había llenado de gente.

Asimismo durante el juicio se ha visionado un vídeo con la reconstrucción que hicieron los investigadores de lo ocurrido, en el que Quezada sostiene, como ha hecho siempre, que fue un accidente.

"Nos dice que le había tapado la boca y eso había provocado que falleciera. La misma respuesta que ha ido manteniendo en el tiempo, aunque a nivel policial, como investigadores, no nos cuadraba mucho con la secuencia que cuadraba con el homicidio. [...]. Omitía cualquier episodio que pudiera ir contra ella en plan negativo", ha añadido.

Sin embargo, los agentes se han encargado de subrayar que la finca está "muy aislada", por lo que no es posible observar nada de lo que ocurre dentro "salvo que utilices algún tipo de cámara".

Por otro lado, durante la sesión, la defensa, ejercida por el letrado Esteban Hernández-Thiel, se ha quejado en varios momentos de "indefensión" de la acusada, al no permitirle la presidenta del tribunal alterar el orden de intervención de las partes en los interrogatorios, o repreguntar tras haberlo hecho la acusación particular, por haber planteado sus cuestiones antes.