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Tiroteo en Texas

El Ejército de EE.UU reconoce que un error en sus bases de datos permitió al asesino de Texas comprar armas

  • El historial de maltrato de Kelley no fue registrado en la fuerza aérea
  • De haberlo hecho, el tirador no hubiera tenido acceso a la compra de armas
  • La autopsia revela que el atacante de Texas se suicidó
  • Diez heridos siguen en estado crítico y cuatro, graves

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El Ejército de EE.UU. no notificó una condena al tirador de Texas que le habría impedido comprar armas

La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha reconocido este lunes que no informó de forma debida sobre el registro criminal del autor de la masacre en una iglesia de Sutherland Springs (Texas) al Centro Nacional de Información sobre Criminales, la base de datos de criminales.

Devin Kelle, fue condenado en 2012 por una corte militar con dos cargos de violencia doméstica hacia su mujer y su hijastro. Sin embargo, esa información no fue introducida en la base de datos, según ha admitido la fuerza aérea. De haberlo hecho, Kelley no habría tenido acceso a la venta de armas, ya que es ilegal vender o dar una pistola a alguien que ha sido condenado de violencia doméstica contra un cónyuge o un hijo.

"La fuerza aérea está revisando cómo se manejó el registro criminal del expiloto Devin P. Kelley desde su condena en 2012", ha asegurado la portavoz Ann Stefanek. Kelley mató el domingo a 26 personas en una iglesia en Texas, presuntamente motivado por una disputa familiar en la que estaría involucrada su suegra.

Fotografías difundidas por la Policía del autor de la matanza de Texas
Fotografías difundidas por la Policía de Devin Kelley

Fotografías difundidas por la Policía del autor de la matanza de Texas AFP

Según ha revelado la autopsia, el autor del tiroteo recibió dos disparos de un vecino cuando huía. Los resultados del estudio forense han determinado que el tiro que él mismo se descerrajó en la cabeza fue mortal, cerrando así una de las incógnitas del suceso.

Centenares de balas y 15 cartuchos

Según las pesquisas policiales, Kelley mató a dos personas fuera de la parroquia y a 23 dentro del recinto, y un niño murió víctima de las heridas en un centro médico local poco después del ataque. Los investigadores han recogido de la escena del crimen centenares de balas y 15 cartuchos con rondas de 30 proyectiles cada una, lo que corrobora la violencia del peor tiroteo en la historia de Texas.

Si se tiene en cuenta lo relatado por los testigos, pocas fueron las personas que salieron indemnes del ataque, ya que, como cada domingo, la iglesia estaba llena con medio centenar de personas. De los veinte heridos, diez permanecen en estado crítico y cuatro están graves.