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Trump se desinfla en el segundo debate republicano

  • El magnate, líder en los sondeos, dominó la conversación pero recibió ataques
  • Salió mal parado en enfrentamientos con Jeb Bush y Carly Fiorina
  • Asegura que EE.UU. "es un país en el que hablamos inglés, no español"

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Segundo debate de los candidatos republicanos en la carrera presidencial de los Estados Unidos

El empuje de Donald Trump se ha desinflado este miércoles en el segundo y largo debate de aspirantes republicanos a la Casa Blanca celebrado en el mausoleo de Ronald Reagan en el que, a pesar de dominar parte de la conversación, su argumentario brilló por su ausencia en materias domésticas.

El magnate, líder en los sondeos, ha salido mal parado en rifirrafes con el exgobernador de Florida Jeb Bush, en relación con la gestión de su hermano, el expresidente George W. Bush, y con la exdirectora ejecutiva de Hewlett Packard (HP), Carly Fiorina, respecto a sus comentarios frívolos sobre las mujeres.

Trump ha concentrado los ataques de la mayoría de sus rivales, que no dudaron en afirmar que no está preparado para ser presidente de EE.UU., y que es un ególatra que solo cree en sí mismo, en palabras de George Pataki y Bobby Jindal, respectivamente.

Además, el empresario ha afirmado que Estados Unidos es un país "en el que hablamos inglés, no español" . Trump ha insistido así en una crítica que ya hizo al pasado 2 de septiembre a Bush, uno de sus principales rivales, por expresarse en español, que domina perfectamente, durante la campaña.

Fiorina, contra sus comentarios sobre las mujeres

Fiorina ha calificado a Trump de "maravilloso animador" y mostró su confianza en que "el sentido común" de los votantes pongan a Trump en su sitio. "Creo que todas las mujeres en este país hemos escuchado muy claramente lo que Trump ha dicho", ha manifestado la única fémina en la contienda en respuesta a las formas con que el magnate inmobiliario trata a las mujeres.

Fiorina ha salido muy reforzada de este debate a pesar de que, según Trump, no debería haber participado dado su falta de apoyos.

Según el último sondeo de CBS y The New York Times, Trump cuenta con un 27% de los apoyos de las bases republicanas, seguido por el médico Ben Carson (23%) y el exgobernador de Florida Jeb Bush (6%), mientras que Fiorina cuenta con un 4%.

"Creo que eres una mujer hermosa", ha respondido Trump a Fiorina en un cruce de declaraciones.

La segunda parte del debate incluyó a Trump, Carson, Bush, Fiorina, Scott Walker, los senadores por Texas, Florida y Kentucky Ted Cruz, Marco Rubio y Rand Paul, respectivamente, los gobernadores de Nueva Jersey, Chris Christie, y Ohio, John Kasich, y el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee, quien denominó al grupo como el "A-Team", como la serie de televisión de la década 1980, y a Trump "Mr. T".

Trump insiste en construir un gran muro en la frontera con México

En materia migratoria los precandidatos coincidieron en la necesidad de frenar la entrada ilegal de personas en EE.UU. y Trump insistió en su idea de construir un gran muro en la frontera con México, un plan cuestionado por ineficaz por Bush, Rubio, Christie y Carson, quien sí se ha mostrado abierto a la deportación masiva propuesta por Trump.

Carson ha apuntado que escucharía a quien pusiera sobre la mesa una estrategia viable para realizar esas deportaciones, aunque afirmó no cree que algo semejante sea posible.

"Mi mujer es méxico-estadounidense y quiere que se asegure la frontera", ha indicado Bush, que consideró que en materia migratoria el país está en "una encrucijada" en la que hay que elegir entre la vía "optimista" de Ronald Reagan (reforma migratoria que amnistió a millones de inmigrantes irregulares en los años 80) o "la de Donald Trump, que dice que todo está mal".

Trump ha responsabilizado a la gestión del expresidente George W. Bush de que Barack Obama llegara al despacho oval, lo que no ha sentado bien en la audiencia, que ha aplaudido a Jeb Bush cuando respondió que su hermano protegió a EE.UU.

El acercamiento de la Administración de Obama a Irán y el acuerdo nuclear con el país de los ayatolás fue muy criticado por los republicanos, que mostraron su predilección por endurecer la política exterior de EE.UU. en Oriente Medio, así como con Rusia.