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Virus del Ébola

4.000 huérfanos por el ébola se enfrentan al miedo y la desconfianza de sus comunidades en África

  • Sus familias y comunidades les rechazan por miedo a la infección
  • Las ONG piden ayuda para darles atención a largo plazo
  • Especial: Crisis del ébola

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Un trabajador sanitario atiende a un niño en el centro de tratamiento contra el ébola de Kenama, en Sierra Leona
Un trabajador sanitario atiende a un niño en el centro de tratamiento contra el ébola de Kenama, en Sierra Leona

Como todas las lacras que sufre África (la malnutrición, la pobreza, la guerra), la epidemia de ébola en África Occidental también se está cebando con los más débiles: los niños.

Según Unicef, cinco millones de niños se han visto afectados de alguna manera en los tres países más golpeados por el brote: Guinea, Liberia y Sierra Leona. La peor parte se la llevan los "huérfanos del ébola", aquellos que han perdido a alguno de sus progenitores por la enfermedad, y que sufren el rechazo del entorno por temor a la infección. La agencia de la ONU para la infancia cifra su número en unos 4.000.

Además de luchar por sobrevivir en un contexto en el que casi 5.000 personas han muerto a causa de la enfermedad, muchos de estos niños sufren un daño añadido: sus familiares más lejanos o sus comunidades no les acogen, al contrario, les rechazan, por ignorancia y miedo a contraer la enfermedad.

Estigmatizados por la enfermedad

Yolanda Romero, responsable de Comunicación de Unicef en Sierra Leona, pone como ejemplo el caso de Paul Tamba, un niño de 6 años acogido en Kailahun tras haber sido rechazado por su familia por el mero hecho de haber sobrevivido a sus padres, muertos por el virus; o de nueve hermanos de un distrito rural abandonados por su propio padre. "Eran hijos del mismo padre y dos madres. Una de ellas falleció por ébola y el padre los abandonó con la otra madre", explica a RTVE.es.

Solo en Sierra Leona, Unicef calcula que el 22% de los infectados son menores de 18 años y la cifra de huérfanos se acerca al millar.

"El miedo a la enfermedad es tan fuerte que sobrepasa al impulso a cuidar a un niño vulnerable", explica a RTVE.es Dan Stewart, coordinador de Comunicación de Save the Children en el mismo país.

"A algunos de ellos se les ha prohibido volver a sus aldeas - añade - Otros han sido aislados por sus comunidades, la gente se aleja de ellos en los lugares públicos, como las fuentes de agua. En Kailahun, me contaron que algunas personas arrojaban piedras a los niños de las aldeas vecinas cuando se acercaban mucho, porque tienen miedo de los extraños". La ONG gestiona un centro de atención en esta localidad, que acoge a 50 niños.

La desconfianza dificulta el arduo trabajo de reunir a estos niños con sus familias y sus comunidades. Para disipar los temores y los mitos asociados al ébola, Save the Children ha formado a 1.000 "agentes comunitarios", 220 de ellos niños.

Sin comida, sin juguetes y sin escuela

Las ONG que trabajan sobre el terreno están sobrepasadas ante la emergencia sanitaria. "La situación es muy mala, los niños están sufriendo mucho y están traumatizados", asegura, en declaraciones telefónicas a RTVE.es Olatungie Emmnanuel Ekundayo Woode, director de Aldeas Infantiles en Sierra Leona.

Esta organización no gubernamental gestiona tres de estos hogares para niños en el país: en Freetown (la capital), Makeni y Bo. En ellos viven permanentemente 321 niños, pero además Aldeas Infantiles está dando apoyo a otros 542 huérfanos recogidos en refugios del Ministerio de Bienestar Social del país.

"Necesitamos comida, ropa, material médico... de todo. Y también juguetes. Los niños están traumatizados y necesitan que les alegren, poder sentirse felices" dice Woode. El responsable de Aldeas Infantiles asegura que el Gobierno nacional no puede gestionar solo el problema sin la ayuda de la comunidad internacional.

"Alimentos,atención médica, atención psicosocial, es lo más acuciante", insisten desde Unicef, que ha puesto en marcha un sistema de reunificación familiar por el que se rastrean los rígenes del niño y se localizan a sus parientes. A ellos se les entrega un "kit de reunificación" con mantas, material de cocina, y ropa.

En medio del caos, la radio se ha convertido en un instrumento muy valioso. Las autoridades retransmiten mensajes, en ocasiones en forma de canciones, para informar de la realidad de la enfermedad, de sus síntomas y los protocolos a seguir, y disipar muchos de los mitos populares.

La radio retransmite también programas educativos: dos millones de niños se han quedado sin colegio en Sierra Leona debido a la emergencia nacional. Si la situación persiste, los menores pueden ser pasto de la explotación laboral, según alerta UNICEF.

Un futuro incierto

La epidemia marcará la vida de estos niños y supondrá un revés más para la infancia africana. El alto número de huérfanos será una carga económica para países que se encuentran entre los más pobres del mundo y cuyos sistemas sanitarios son muy deficientes.

"El brote epidémico no ha hecho más que empeorar una situación que para la infancia de Sierra Leona ya era difícil. Y lo peor es que se han perdido los avances de la última década", lamenta Yolanda Romero.

"Estos niños se enfrentan a un futuro duro - reconoce Dan Stewart - tanto para sobreponerse a su pérdida como para combatir el miedo y la estigmatización en sus pueblos. Pero me he encontrado con niños que se están recuperando, y que están volviendo a ser aceptados poco a poco por sus comunidades".

Para las ONG consultadas, la actuación pasa por reforzar la cooperación internacional y ampliar su cobertura.

"Tras la crisis - dice Olantungie Woode - haremos dos cosas: en primer lugar, animaremos a que la familia vuelva a hacerse cargo de los niños, con todo el apoyo económico necesario; en segundo lugar, para los niños que no tengan familiares, intentaremos que entren en nuestras casas. Para eso tendremos que construir dos o tres casas más en cada aldea".