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Mafia y desahucios persiguen el León de Oro veneciano

  • La película Anime Nere de Francesco Munzi desmitifica a la mafia calabresa
  • Andrew Garfield (Spiderman) protagoniza un drama sobre desahucios
  • Fuera de concurso, Peter Bogdanovich regresa con She's funny that way

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Ramin Bahrani posa en Venecia con los actores Shannon y Garfield en la presentación de "99 homes"
Ramin Bahrani posa en Venecia con los actores Shannon y Garfield en la presentación de "99 homes"

Una década después de debutar en la Mostra de Venecia con Saimir (2004), el director italiano Franceso Munzi regresa, esta vez a la sección oficial, con Anime Nere (2014), un drama que trata de "desmitificar" a la mafia calabresa, más conocida como 'Ndrangheta.

"La realidad en la gran pantalla es a veces excesiva y yo quería normalizar, ser simple, mostrar a esta familia como una familia cualquiera, con elementos en común a cualquiera de nosotros", ha señalado este viernes el realizador en rueda de prensa.

Basada "en una novela de Gioacchino Criaco sobre la 'Ndrangheta, Anime Nere cuenta aparentemente el enfrentamiento entre dos clanes, pero la verdadera lucha está en el interior de esa familia de tres hermanos y sus distintas maneras de ver la vida.

Con precedentes cinematográficos de tanto peso como Gomorra (Matteo Garrone, 2008) o El padrino (Coppola, 1972), Munzi ha admitido que le preocupaba hallar su originalidad. "Pero la encontré en la fidelidad a la novela, y en la especial naturaleza del lugar del rodaje", Africo (sur de Italia), centro neurálgico de la 'Ndrangheta.

Anime Nere es una de las tres películas italianas que compiten este año por el León de Oro, junto a "Hungry Hearts", de Saverio Costanzo y Giovane Favoloso, de Mario Martone.

El desahucio, destruye una vida y construye un guión

99 Homes (2014) comienza a quemarropa con la imagen de un suicidio, un desahuciado sin horizonte que decide quitarse de en medio. Y ese comienzo sintetiza lo que la película aspira a ser, un puñetazo en el estómago que obligue al público a reaccionar.

Andrew Garfield cambia las mallas de Spiderman por el mono de albañil este largometraje. Dirigido por el estadounidense Ramin Bahrani, pone el dedo en la llaga de los desahucios y la corrupción inmobiliaria que afloraron en Estados Unidos con el estallido de la crisis financiera.

La cinta, que cuenta con el siempre inquietante Michael Shannon (Boardwalk Empire, 2010, El hombre de acero, 2013) en el papel de agente inmobiliario sin escrúpulos, ha tenido una buena acogida en el Festival de Venecia, donde competirá por el León de Oro.

"Este tipo de corrupción, en el que los criminales tratan cara a cara con los gobernantes, no ocurre sólo en Estados Unidos, se está haciendo sistémica en todo el mundo", ha declarado un combativo Bahrani en rueda de prensa. "En 1979 comenzó una progresiva desregularización destinada a beneficiar a los extremadamente ricos. Tanto demócratas como republicanos han contribuido a ello y ahí el origen de la crisis financiera, que luego extendió sus tentáculos por todo el mundo", ha recordado.

Pero "las cosas pueden empezar a cambiar. El arte es más poderoso que el dinero", ha afirmado el realizador de origen iraní. Tanto él como Shannon y Garfield pasaron varias semanas en Florida -símbolo del desplome hipotecario- investigando y hablando con los afectados para llevar a buen término este drama sobre un hombre corriente (Garfield) que de un día para otro ve como el banco se queda con su casa.

La paradoja del destino es que el mismo tiburón que lo ha expulsado (Shannon, como Rick Carver) es quien le ofrece la oportunidad de recuperar su vivienda, eso sí, trabajando para él. "La pregunta clave que para mí plantea esta película es: ¿puedes sacrificar tu vida para tratar de cambiar un sistema que sabes que es inhumano?", ha señalado Garfield, que se entrevistó tanto con afectados como con agentes inmobiliarios para preparar el papel.

Y fuera de concurso, la nostalgia de Peter Bogdanovich

En la década de los 70 fue uno de los realizadores estrella de la última edad dorada de Hollywood, pero la filmografía (y la vida) de Peter Bogdanovich (Nueva York, 1939) han conocido altibajos. El Festival de Venecia ha acogido este viernes su regreso a lo grande con la comedia She's funny that way (Ella es divertida así, 2014).

Owen Wilson, Imogen Poots y Jennifer Aniston brillan en un guión escrito entre el propio Bogdanovich y su mujer, Louise Stratten, y que permaneció durante más de 15 años en un cajón debido a la repentina muerte de quien iba a ser su protagonista, John Ritter. "Cuando conocí a Owen vi algo mágico en él, y decidí que podría recuperar el proyecto con él como protagonista", ha explicado este viernes el director neoyorquino en rueda de prensa, acompañado por el propio Wilson.

La película cuenta con Wes Anderson y Noah Baumbach como productores ejecutivos y un cameo de Quentin Tarantino que fue aplaudido rabiosamente durante la exhibición de la cinta, fuera de concurso.

Todo un ajuste de cuentas generacional con el autor de grandes títulos como La última película (1971), Qué me pasa doctor (1972) o Luna de papel (1973), que le situaron en la cresta de la ola de lo que se llamó el "Nuevo Hollywood", junto a nombres como Francis Ford Coppola o William Friedkin.

Con guiños a la comedia de enredo del Hollywood de los años 30, a El pecado de Cluny Brown (1946), de Ernst Lubitsch, y a la propia biografía de Bogdanovich, She's funny that way cuenta la historia de un director de Broadway (Wilson) que se encapricha de una prostituta (Poots) y le ayuda a comenzar su carrera como actriz.

"La risa del público es el mejor regalo para un director", ha afirmado este viernes el también crítico de cine y periodista, famoso por sus entrevistas y perfiles de las grandes estrellas del Hollywood clásico. Hoy en Venecia Bogdanovich no ocultó cierta nostalgia hacia los viejos tiempos. "No me gusta morder la mano que no me da de comer", bromeó, "pero desafortunadamente Hollywood ha ido en la mala dirección con tantas precuelas, secuelas y superhéroes". "Los grandes días de Hollywood, de Lubitsch, de Howard Hawks, ya no están con nosotros. Es deprimente y decadente", ha lamentado.