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La Gran Familia, el "prestigioso" albergue mexicano de la infamia

  • Los niños confiesan que eran víctimas de abusos y eran obligados a mendigar
  • Se calcula que al menos 4.000 niños han vivido en el lugar durante décadas
  • Los administradores recibieron ayudas públicas federales e internacionales
  • La fundadora y ocho responsables se encuentran detenidos

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La Gran Familia, el "prestigioso" albergue mexicano de la infamia

Rosa del Carmen Verduzco permanece detenida bajo las fuerzas federales mexicanas. Fue internada en un hospital por crisis nerviosa. Pero no está sola. Le acompañan ocho responsables de la casa hogar “La Gran Familia” en la ciudad de Zamora, del estado de Michoacán. Durante cuatro décadas se ocuparon del cuidado de más de 4.000 niños. Les educaron y también abusaron de ellos en un ambiente insalubre, según ha denunciado la Fiscalía General.

El albergue social “contaba con prestigio” y “recibió ayuda tanto del Gobierno federal como estatal, así como de organizaciones internacionales”, asegura Jesús Murillo, el titular de la Procuraduría General de la República (PGR). Admite estar muy sorprendido por las condiciones “inhumanas” en las que se encontraban los 462 menores, y afirma que los testimonios muestran “hoy con más contundencia que ayer” los hechos delictivos.

Un operativo puesto en marcha entre el Ejército y la Policía Federal de México rescató el pasado martes a los niños. Habían sido obligados a practicar la mendicidad y cometer actos sexuales con privación ilegal de la libertad. Tomás Zerón, titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Procuraduría General de la República manifestó que habría “al menos 50 denuncias contra los administradores de la casa”. Él mismo narró algunos de los testimonios de las personas rescatadas durante el registro del albergue.

Los testimonios del caso

Varias de esas víctimas coinciden en que se les forzó a hacer sexo oral a un hombre bajo una amenaza de muerte mientras eran sometidas a maltratos de carácter físico y psicológico. Una de ellas llegó incluso a quedarse embarazada al ser abusada por uno de los administradores. Fue obligada a abortar tiempo después.

“El Pinocho” era el nombre por el que se conocía a un cuarto muy pequeño donde no había agua ni comida y donde eran encerrados algunos residentes a modo de “castigo”. Represalias que testificaba otra de las víctimas quien, en busca de la liberación de su prima, fue atrapada con ella por parte de “Mamá Rosa”, la fundadora del internado.

Jesús Murillo ha afirmado que estas “declaraciones tienen un peso sustancial en la investigación de la averiguación previa”. Recordó que “hay testimonios que acusan a personas que abusaban”, pero también se dan “otros que salvan la humanidad de quienes se convirtieron en verdaderos protectores” de los menores. “Tenemos que ser muy cuidadosos”, aseveró. “La PGR va a cumplir con su deber, que es proteger a las víctimas de delito”, continuó, “la investigación sigue abierta”.

Experiencias antagónicas

Algunos de los jóvenes consideran que "Mamá Rosa" ha sido como una madre para ellos y la defienden ante el aluvión de críticas que circulan estos días. Víctor Román se ocupaba de vigilar, cuidar y enseñar a los niños hasta que el pasado 17 de mayo dejara el albergue después de que su madre natural fuera a buscarlo.

Es un chico de 20 años que cuenta con una madre de sangre y otra postiza, aunque tiene en mayor consideración la que le ha visto crecer, “Mamá Rosa”. “Gracias a todo lo que aprendí de ella es que ahora vivo bien”, cuenta. Se siente ofendido por todo lo que están publicando los medios de comunicación a raíz del dispositivo policial y de que se denomine “rescate” a la liberación de los menores.

Dice que “el internado tiene sus cosas buenas y malas. Si te portas mal, obviamente te va mal. Pero como yo toda la vida hice bien, me fue bien”. Puntualiza que nunca llegó a ver esos abusos, aunque reconoce que los jóvenes que no tenían familia no podían abandonar el hogar y algunos padres no podían recogerlos cuando querían porque habían “firmado un convenio”. Y es que los neonatos que venían al mundo dentro de “La Gran Familia” se registraban como hijos de Rosa del Carmen Verduzco.

Fue el caso de Ángel Verduzco, que a sus 27 años relata el infierno que vivió durante 18 de ellos, recibiendo palizas por intentar huir. Su verdadera madre trabajaba como cocinera por 100 pesos a la semana y su hermana también estaba sometida al destino que diseñó “Mamá Rosa”. Ángel era el director de la orquesta del albergue, “el negocio de la señora”, según denomina, ya que las bandas de música eran alquiladas para fiestas privadas a cambio de un pago que ella misma gestionaba. Los niños no recibían un salario, sino unos vales que podían canjear en la tienda de la casa hogar para la compra de productos alimentarios o higiénicos.

Para algunos, la mexicana "Mamá Rosa" es el alma caritativa que dedicó su vida a educar y dar techo a niños necesitados, pero para otros, incluída la fiscalía del país, es la mujer estricta que dirigía un orfanato similar a un infierno por los incesantes abusos a sus internos y la insalubridad del lugar.