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Miedo, resignación y precariedad laboral: el día a día en la mina turca siniestrada

  • Los mineros de Soma extraían carbón caliente
  • El sueldo mínimo rozaba los 300 euros mensuales
  • Hay indicios de subcontratación ilegal

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El miedo, la resignación y precariedad laboral forman el día a día en la mina turca siniestrada

"Miro a esta mina como si mirase la tumba de mis amigos", dice Nihat Celik, un trabajador que sobrevivió al mayor accidente minero de Turquía. Nada más salir, se unió a las labores de rescate para socorrer a sus compañeros.

El derrumbamiento de una mina de carbón el día 13 de mayo en la localidad turca de Soma, no solo deja un abultado balance de víctimas -301 muertos es la cifra oficial-. El suceso ha puesto a la luz las duras condiciones a las que se enfrentan los mineros turcos en su trabajo. 

Jornales de miseria, subcontratas y escasas medidas de seguridad. Este es el día a día de los trabajadores en la excavación turca siniestrada, informa la agencia EFE, que recoge las declaraciones del minero Nihat Celik a la cadena de televisión CNNTurk.

"Recibimos un bono por cada dos kilos de carbón extra que producimos. Todos dependemos de ese bono. A pesar de nuestras advertencias, los jefes nos decían que debíamos seguir trabajando. Las medidas de seguridad no se tomaban en serio. El carbón que extraíamos en los últimos días estaba tan caliente que quemaba en las manos", cuenta Nihat.

El carbón caliente en un espacio cerrado provoca un aumento de monóxido de carbono en el aire, una sustancia que respirada en dosis elevadas provoca la muerte en pocos minutos. Este testimonio concuerda con los datos de los sensores de la mina, que alertaban de una concentración muy alta de ese gas tóxico dos días antes de la tragedia, informa el diario "Hürriyet".

Resignación y precariedad laboral

Nihat Celik relata sus miedos, su resignación, y su pobreza: "No quiero que mis hijos sean huérfanos, como los de mis amigos. Pero no tengo otra opción. Tengo que bajar a la mina de nuevo, si alguien no me echa una mano. Debo pagar el alquiler y las deudas con el banco. Tengo un salario de 740 liras (240 euros)".

Añade que a las condiciones de una peligrosa rutina bajo tierra, se suman además prácticas prohibidas, como usar dinamita, algo vetado en minas de carbón.

La tragedia comenzó con una explosión, cuyo origen aún está por determinar, a la que siguió un incendio. Así, no es de extrañar, señala EFE, que el primer informe de los peritos entregado al fiscal indique deficiencias de seguridad, pese a que los inspectores enviados a la mina hacía apenas unos meses certificaban que todo iba bien y representantes del Gobierno incluso decían que era una de las mejores excavaciones del país.

Los mineros han callado porque temen perder el trabajo, pero el día 16 de mayo 10.000 personas se manifestaron en Soma para protestar por la falta de seguridad en las explotaciones mineras turcas. Una protesta que la intensa cobertura mediática internacional ha amplificado colocando al gobierno en una difícil posición ante la opinión pública.

Subcontratación ilegal

El ministro turco de Trabajo, Faruk Celik, ha mostrado su sorpresa por las palabras de los mineros relatando que los días anteriores al accidente el carbón que extraían estaba caliente. Faruk además ha negado que en la explotación hubiera trabajadores subcontratados, algo ilegal en el sector.

Sin embargo, un antiguo minero que ahora es un alto ejecutivo de una importante compañía explica a Efe, bajo la condición del anonimato, que una de las razones de la tragedia ha sido el sistema de subcontratación de trabajadores y su escasa formación.

"Sobre el papel todos los trabajadores son mineros registrados de la empresa. Pero en realidad su reclutamiento y su control estan bajo el control de un hombre llamado 'el tío'. Encuentran a los trabajadores en las aldeas" cercanas a la excavación, precisa.

Los mineros, según la fuente, "consiguen cierta cantidad de dinero cuando logran una producción específica, reciben así una bonificación por lograr más. Si no llegan a la producción deseada, sólo reciben el salario mínimo (unos 300 euros)".

El presidente de la Unión de Arquitectos e Ingenieros de Turquía (TMMOB), Mehmet Soganci, afirma a Efe: "Eso es ilegal. Tener trabajadores subcontratados en las minas es ilegal". "Sobre el papel nadie es visto como subcontratado, pero en realidad lo son. Por supuesto, el Gobierno lo sabía", añade.

Responsabilidades políticas

Soganci lamenta que en Turquía todo el mundo evada responsabilidades, mientras que una tragedia de esta magnitud en cualquier otro país hubiera provocado la dimisión de responsables políticos.

"No creo que nadie vaya a pagar un precio político por esta tragedia, a menos que se vean obligados a ello", agrega.

Para forzar que se asuman responsabilidades, Sabahat Akkiraz, de la mayor formación opositora, el laico Partido Republicano del Pueblo, ha presentado al jefe de su formación su renuncia al acta de diputado. Y propone que todos sus correligionarios renuncien también como legisladores para dificultar así el funcionamiento del Parlamento turco, en señal de protesta por la tragedia.

Los acontecimientos ensombrecen la imagen del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que en pocos meses aspira a convertirse en el primer presidente de Turquía elegido por el pueblo, y hasta el momento parece haber hecho poco para unir al país en un momento de tragedia nacional.