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Un centenar de niños de una aldea infantil sobreviven al paso del tifón Haiyan en Filipinas

Por
Filipinas, las fotografías de la tragedia

"Están traumatizados. Lo que han visto les ha asustado mucho". El indonesio Gregor Nitihardjo, jefe del equipo de emergencia de Aldeas Infantiles desplazado hasta Filipinas, se refiere al centenar de niños de la comunidad que la organización tiene en Tacloban, la capital de la provincia de Leyte y la ciudad más afectada por el tifón Haiyan. La catástrofe ha dejado miles de muertos y 11 millones de damnificados en el país.

La sección local de Aldeas Infantiles tiene ocho comunidades de acogida en Filipinas. En la de Tacloban se encontraban 101 menores, entre niños (el más pequeño de tres años) y adolescentes cuando llegó el tifón.

Tres horas en el tejado de las casas

La aldea está ubicada en el barrio de Barangay Tigbao, a un kilómetro de la costa. Pero el pasado sábado y en solo diez minutos, el viento, con rachas superiores a los 300 kilómetros por hora, llevó el agua del mar hasta los dormitorios de los niños.

"Subieron a la parte alta de las casas familiares, rompieron el techo y se encaramaron al tejado. Estuvieron allí unas tres horas", explica Nitihardjo.

"La aldea aún se mantiene en pie, aunque todo el barrio alrededor es un montón de escombros", añade.

Nitihardjo ha descrito como aún hay cadáveres en las calles aledañas y justo al lado de la aldea se ha abierto una fosa común para enterrar a los cadáveres.

"La mayoría de la gente está desesperada, intentan limpiar sus casas de escombros. Huele muy mal por los cadáveres que aún se acumulan en las cunetas, y que no han podido ser enterrados", asegura el técnico.

Los pequeños de la aldea fueron testigos en los primeros días de escenas de saqueos por parte de la población desesperada por obtener agua y comida. "No culpo a la gente por los saqueos. Estaban traumatizados y necesitaban comer.  Yo no sé lo que haría en esas circunstancias", ha declarado Nitihardjo.

A la espera de víveres

73 niños menores de 14 años de la aldea han sido trasladados en autobús hasta otra comunidad en Calbaiog, en la isla cercana de Samar.

En Tacloban permanece el equipo de ayuda, formado por ocho personas, así como un grupo de madres de acogida y una veintena de chicos mayores para ayudar en las tareas de reconstrucción.

Según información de Aldeas Infantiles Internacional, el primer envío de víveres, gestionado por la propia organización, tardó un día y medio en llegar por barco y carretera desde Cebú (246km). En el momento de hablar con Nitihardjo, una lluvia intensa volvía a caer sobre Tacloban. 

"Esperamos que el Gobierno nos haga llegar víveres, agua y alimentos, de otras ciudades, desde Calbaiog o Cebú - ha declarado el cooperante - Esperamos que haya suficiente con lo que tenemos ahora para mantenernos los próximos días".

Nitihardjo cree que con las donaciones internacionales será posible que la comunidad vuelva a funcionar. "Puede que lleve meses, pero esperamos que los niños puedan volver a vivir su vida", concluye.