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"Casi ninguna infraestructura del mundo puede resistir a un tifón como Haiyan"

  • Filipinas alertó puntualmente del fenómeno, pero fue extraordinario
  • Los daños van a hacer extremadamente compleja la ayuda, según un experto

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Fotografía vía satélite del supertifón Haiyan el 7 de noviembre.
Fotografía vía satélite del supertifón Haiyan el 7 de noviembre.

La devastación que ha provocado en Filipinas el supertifón Haiyan (localmente llamado Yolanda) era difícilmente evitable y el desafío actual es hacer llegar la ayuda humanitaria a esas islas, una operación "extremadamente compleja", según el responsable de Emergencias Internacionales de Cruz Roja EspañolaÍñigo Vila.

Ante la magnitud de la tragedia --por el momento el Gobierno de Manila estima que hay 10.000 muertos— el experto ha explicado a RTVE.es que las autoridades filipinas poco más pudieron hacer para prevenir los daños en el corto plazo.

“Este tipo de fenómenos se pueden seguir fácilmente. Una vez que se confirmó la trayectoria y se supo concretamente por qué zonas iba a pasar, se empezaron a mandar mensajes y se utilizaron abslutamente todos canales, incluidas las redes sociales. La radio y la televisión estuvieron constantemente informando.  Se habilitaron albergues, pero no tenían capacidad para acoger a toda la población”, asegura Vila.

“Es cierto que el aviso nunca alcanza a toda la población por mucho trabajo que se haga, pero no quiero ni imaginarme lo que hubiera sucedido si no se hubiesen tomado todas esas medidas”, añade. “Además, no puedes forzar a la gente a abandonar sus casas”.

El responsable de la ONG asegura que “no ha sido tanto una cuestión de alerta como de las infraestructuras, de los tipos de vivienda que hay en Filipinas”. “Pero incluso en los países desarrollados, no hay casi ninguna infraestructura que soporte ráfagas de 315 kilómetros por hora”, sostiene. “Ha sido un huracán de categoría 5, que se da una vez cada muchos años en una determinada zona”, concluye

La categoría 5 es la máxima en la escala Saffir-Simpson, la más aceptada en el mundo, e implica que la intensidad del viento sostenido supera los 250 kilómetros por hora.

Dos días para llegar a la zona

Ahora, el reto principal al que se enfrentan las organizaciones y agencias humanitarias es la logística. Muchas carreteras están cortadas por la destrucción causada por el huracán y al tratarse de un archipiélago de miles de islas, el transporte “se complica mucho”. El personal de Cruz Roja va a tardar 48 horas en desplazarse desde la capital hasta las zonas más afectadas por la necesidad de combinar barco y avión o helicóptero.

“En una situación normal, esas zonas no tienen infraestructuras capaces de asumir" un volumen de transporte tan elevado como requieren ahora las agencias humanitarias, pero "en estas condiciones, la operación va a ser extremadamente compleja”, advierte.

Filipinas es un archipiélago de más de 7.000 islas que es azotado cada año por casi una veintena de ciclones, de los cuales la mitad tocan tierra. Los datos globales de los últimos 40 años reflejan que el potencial destructivo de los huracanes ha aumentado.

Con todo, la oficina de la ONU para la reducción de los riesgos de catástrofes, (Unisdr, por sus siglas en inglés) señala que no hay "catástrofes naturales, sino fenómenos naturales" cuyas consecuencias pueden ser paliadas en mayor o menor medida con la prevención adecuada.