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Lucía Lacarra, la bailarina que desafía el dolor, vuelve a la CND

  • La guipuzcoana es primera bailarina del Ballet de Munich
  • Actúa esta noche junto a su marido Marlon Dino y la CND
  • Bailarán 'La dama de las camelias' inédita en España
  • 'CND en Puntas', desde este viernes en el Teatro de la Zarzuela

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Lucía Lacarra ha subido y bajado de sus puntas durante un año con un dedo del pie roto, y aunque ahora le duele cada vez que baila, la lesión la ha motivado "muchísimo" y disfruta "como una enana" en el escenario, como demostrará este viernes en Madrid en su vuelta, junto a su marido, Marlon Dino, a la CND.

Lacarra (Zumaia, Guipúzcoa, 1975) estrena esta noche el programa de la Compañía Nacional de Danza (CND) "en Puntas's", en el que se utiliza ese elemento, vinculado históricamente a la danza clásica, como hilo conductor en registros y estilos muy distintos.

Las piezas son "Who care's?", "Tres preludios", "Sonatas", que ya se incluyeron en su debut de marzo en el Teatro Real, y "Herman Scherman" y "La dama de las camelias" con Lacarra, primera bailarina del Ballet de Munich, y su marido, el albanés Marlon Dino, bailarín principal de esa misma compañía, como estrellas invitadas

"Cuando estuvimos en marzo, José Carlos -Martínez, director de la CND- quería que bailáramos además de 'Sonatas', 'Tres preludios' pero la maestra que se ocupaba de esta última no podía estar en España y decidimos añadir 'El cisne blanco'", cuenta Lacarra en una entrevista con Efe.

Ahora, la idea era que Lacarra y Dino bailaran "Sonatas" y "Tres prleudios" pero a Martínez le pareció mejor que ellos se ocuparan de la segunda y de una pieza que acaban de bailar en Japón con un gran éxito y que nunca se ha visto en España, "La dama de las camelias".

La dama de las camelias, con música de Chopin

"Tres preludios", de Ben Stevenson, con música de Rachmaninoff, es "la pureza académica, con pasos muy limpios y sin añadir decoración alguna", una pequeña historia con estética "muy Degas" sobre una pareja que se encuentra en una sala de ensayos y según avanza su relación se complica su danza, con "portés" y lanzamientos.

"La dama de las camelias", de John Neumeier, con música de Chopin, es "todo lo contrario", "el dramón en estado puro".

Lacarra y Dino bailan el paso a dos del tercer acto, en el que ella ya sabe que se está muriendo y realiza su último deseo de visitar a su amante, por el que siente pasión pero también odio y que expresa con pasos muy complicados.

Su "secreto" para memorizar semejante colección de movimientos y piezas distintas es, presume, una "increíble memoria", tanta que cuando la maestra repetidora viajó a Munich para enseñarles "Tres preludios" ya se sabía todos los pasos a base de verlos en un vídeo, lo mismo que hizo nada menos que con "Romeo y Julieta" en Nápoles. "No me gusta llegar al estudio a aprenderme los pasos sino a trabajarlos", afirma.

Dice que ser bailarina es "muy doloroso" aunque ella no puede "quejarse" porque su primera lesión, la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla en plena actuación, fue hace 5 años.

'Me desmontaron el dedo como un lego'

Luego, en mayo de 2011, al quitarse las zapatillas vio que tenía un dedo que estaba completamente morado e hinchado. Le hicieron pruebas y nadie daba con lo que le pasaba pero ella sentía un dolor cada vez mayor.

Un año después, un especialista le dijo que estaba roto, que si se lo hubieran detectado, en dos semanas hubiera estado bien, pero que ahora había que operar: "me desmontaron el dedo como un lego; estuve 8 semanas con unos clavos y me que ha quedado muy feo, artrítico, y siempre me dolerá".

Ha perdido la articulación y el único remedio para el dolor es la amputación, a la que no quiere recurrir. "Me lastima mucho al subir y bajar de las puntas pero cuando salgo al escenario no siento nada más que felicidad", afirma esta "escasez" de persona, bromea, con 1,64 de altura y 44 kilos de peso.

Lleva 23 años bailando y ahora, tras la lesión en su dedo, está aún más motivada: "ahora mismo estoy disfrutando como una enana. Nunca he pensado en el futuro pero lo que tengo muy claro es que cuando no esté satisfecha lo dejo".

Lo que sí ha planificado, aunque no quiere decir cuándo, es el momento de ser madre: "es complicadísimo con esta agenda viajando tanto pero estoy segura de que los tendremos", se ríe feliz.