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El telescopio espacial Kepler sufre una avería que le impide seguir su misión

  • Rechazado en cuatro ocasiones por la NASA, su misión ha sido todo un éxito
  • Deja varios miles de candidatos a planetas extrasolares y más de 100 confirmados
  • La agencia quizás podría encontrarle una nueva misión

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Impresión artística del Kepler en órbita
Impresión artística del Kepler en órbita

El fallo de la segunda de las cuatro ruedas de reacción que lo mantenían estabilizado supone el fin de la misión del telescopio espacial Kepler como detector de planetas extrasolares, aquellos planetas en órbita alrededor de otras estrellas distintas al Sol.

Esto es así porque para llevarla a cabo el Kepler mantenía permanentemente en observación una zona del espacio próxima a la constelación del Cisne en la que hay unas 145.000 estrellas, vigilando cualquier variación en el brillo de estas que pudiera señalar el paso por delante de alguna de ellas de un planeta.

Pero este método de detección de planetas extrasolares, conocido como 'método de los tránsitos', necesita de observaciones muy precisas, porque como es fácil suponer, la variación en el brillo que provoca el paso de un planeta por delante de una estrella situada a cientos o miles de años luz es mínima, por lo que es necesario que el detector no se mueva lo más mínimo para excluir errores que vengan del movimiento de este.

Problema en un rueda de Kepler

Kepler llevaba cuatro ruedas de reacción -una especie de peonzas gigantes- para mantenerse inmóvil en el espacio, aunque le bastaba con tres para hacerlo y la cuarta actuaba como mecanismo de seguridad.

El problema es que una de ellas, en concreto la número 2, ya había fallado en enero de 2012, y ahora es el fallo definitivo de la número 4, que ya venía dando problemas desde enero de 2013, lo que hace que Kepler ya no pueda mantenerse lo suficientemente estable como para poder descubrir nuevos planetas extrasolares.

Mejor de lo previsto

De todos modos, no hay que olvidar que el Kepler duró más de lo previsto y que llevaba desde noviembre de 2012 en su misión extendida, que estaba programada para durar hasta 2016.

Durante todo el tiempo en el que ha estado en funcionamiento ha permitido la localización de 2.749 de candidatos a exoplanetas, de los que hasta febrero de 2013 se habían confirmado 114 en 69 sistemas distintos, incluyendo los planetas extrasolares similares a la Tierra más pequeños conocidos hasta ahora, el planeta extrasolar más pequeño que conocemos, y algún que otro exoplaneta potencialmente habitable.

Es posible que si la NASA encuentra una nueva misión que lo justifique y los fondos para necesarios para ello sigan usando el Kepler de alguna forma durante algún tiempo, ya que sus detectores siguen funcionando y hay formas de mantenerlo más o menos estable, aunque no lo suficiente como para seguir con su misión original, usando las dos ruedas de reacción que le quedan y sus impulsores.

Rechazado cuatro veces

De todas formas lo más curioso de la historia del Kepler es que la NASA llegó a rechazar hasta en cuatro ocasiones las propuestas de William J. Borucki y su equipo para lanzar esta misión.

Primero, porque no se creían que la tecnología disponible a principios de los 90 permitiera construir detectores lo suficientemente sensibles. En una segunda ocasión porque no creían que el coste no fuera a pasarse del presupuesto disponible.

En la tercera, ya en la segunda mitad de los 90, porque no se creían que se pudieran observar varios miles de estrellas a la vez a pesar de que ya sabían que los detectores ya habían avanzado lo suficiente como para poder detectar la variación del brillo de una estrella que producía un planeta al pasar frente a ella. La cuarta ocasión fue porque la NASA pensaba que no había forma de mantener el observatorio lo suficientemente estable.

Pero Borucki y su equipo no se desanimaron y en todas y cada una de esas cuatro ocasiones concibieron formas de convencer a la NASA de que se equivocaban al rechazarlo.

Y ahora, aún cuando el Kepler ya no pueda recoger más datos, queda mucho trabajo de análisis de estos, donde aún pueden estar unos cuantos planetas extrasolares más esperando a ser encontrados.

Además, la NASA ya trabaja en el lanzamiento del heredero de Kepler, el Transiting Exoplanet Survey Satellite.

Se trata de un observatorio muy similar al Kepler, que también usará el método de los tránsitos para detectar planetas extrasolares, aunque con tecnología más moderna, lo que lo hará más sensible y preciso, lo que quizás le permitirá por fin encontrar un exoplaneta del tamaño de la Tierra, uno de los grandes desafíos en este campo en el que al principio solo éramos capaces de detectar planetas gigantes de varias veces el tamaño de Júpiter.