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Venezuela se asoma a la inestabilidad con el país partido en dos

  • Desde 2005, la oposición siempre había reconocido el resultado
  • Capriles sale reforzado
  • Maduro no revalida el apoyo popular de que gozaba Chávez

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El escenario que se abre en Venezuela tras las elecciones presidenciales de este domingo está lleno de incertidumbre. El estrecho margen obtenido por el candidato oficialista Nicolás Maduro ha llevado a su rival, Henrique Capriles, a anunciar que no reconoce los resultados hasta que  se recuenten "uno por uno" todos los votos.

Se trata de una postura que la oposición no adoptaba desde 2005, cuando boicoteó unas elecciones parlamentarias, lo que le costó un gran revés y perdida de apoyo. Desde entonces, siempre habían reconocido los resultados del escrutinio (como ocurrió el pasado 7 de octubre), a pesar de las denuncias de mal uso de medios públicos y de intimidación en algunos colegios electorales.

Como informa desde Caracas el enviado especial de RNE, Fran Sevilla, la decisión de Capriles puede anunciar una "crisis institucional" y demuestra que la polarización del país va a continuar.

Mientras la auditoría llega, todos los implicados han hecho un llamamiento a la calma para evitar que se produzca violencia en las calles entre partidarios de unos y otros.

"Desconocimiento de los resultados"

Durante la campaña, en la que los insultos y las insinuaciones  han sido constantes han sido constantes, Maduro ya había advertido que  la oposición, unida en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), planeaba  "desconocer el resultado".

La oposición alega que se han registrado miles de denuncias, que podrían suponer hasta 300.000 votos.

"Eso es mucho", advierte, en declaraciones a RTVE.es, Manuel Hidalgo, profesor de Política Comparada en la Universidad Carlos III y estudioso de la situación venezolana, que ha sido observador en varias elecciones. "Estoy acostumbrado en Venezuela a ver algunas  irregularidades,  pero se pensaba que no podía alterar el resultado  global. Mi  experiencia es que hay que estar tranquilos y ver las  auditorías".

"Es difícil que esos más de 200.000 votos den la vuelta, porque el sistema es muy fiable", opina por su parte Anna Ayuso, investigadora principal para América Latina del CIDOB. "Lo que intentan es cuestionar el liderazgo de Maduro", añade.

El sistema electoral venezolano está reconocido como uno de los mejores  del mundo. El recuento se produce rápidamente, pero una revisión absoluta de las papeletas que los votantes   depositado en las urnas tras realizar el voto electrónico puede llevar semanas.

"El país en mitades"

Los resultados oficiales, que ahora serán escrutados manualmente, dan un 50.66% (7.5905.338 votos) a Maduro y 49.07% a Capriles (7.207.403). Tan solo 234.935 sufragios separan a ambos, por lo que, en su comparecencia ante la prensa, Capriles ha descrito un "país partido en mitades".

Respecto a las elecciones de 7 de octubre de 2012, la oposición ha sumado 670.000 votos más y el PSPV ha perdido 680.000.

Anna Ayuso no cree que se haya producido un trasvase de votos. "Capriles ha ganado nuevos votos y algunos chavistas se han quedado en casa. Hay un núcleo duro que ha mantenido el voto a Maduro, lo que no esperaban es que Capriles creciera tanto".

El presidente del Parlamento y vicepresidente primero del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, ya ha pedido una "autocrítica" por este resultado ajustado. "Profunda autocrítica nos obligan estos resultados, es contradictorio  que sectores del Pueblo pobre voten por sus explotadores de siempre",  escribió Cabello en su cuenta en la red social Twitter.

El gran beneficiado, pase lo que pase con el recuento, será Capriles. Su liderazgo y su proyecto al frente de la coalición opositora aparecen reforzados, ya que se ha demostrado que es una fuerza capaz de compatir con la oferta del chavismo, que parecía imbatible.

"La oposición va a ser más dura - dice Ayuso - porque tiene un líder más debil delante y un candidato más fuerte". "Capriles va a intentar capitalizar el resultado para las parlamentarias del 2015", añade.

Maduro no es Chávez

Aunque la oposición le reconozca como vencedor, Maduro tendrá que hacer frente a un apoyo popular menguante. El carisma del sucesor no es el del Hugo Chávez, que siempre logró victorias con más del 55% de apoyo popular.

Manuel Hidalgo apunta algunos motivos para esta pérdida de votos. "Ha podido haber  descontento por la devaluación del bolívar; la participación se ha  podido ver influida también por la desaparición de Chávez", analiza.

Parece probable que los casi dos puntos menos de participación (78,71% en estas elecciones frente al 80,52% de octubre) se deban a que se han quedado en casa aquellos que apoyaban al hombre, y no al proyecto.

El secretario general de la Federación Unitaria del Transporte, Richard Mambel, lamentaba, en declaraciones a Efe, lamentaba la "traición" de quienes no habían votado en esta ocasión, olvidando su "deuda" con Chávez.

"Hoy, aunque sea una pírrica victoria, la vamos a administrar como es debido y vamos a seguir llevando este país a donde tenemos que llevarlo", ha señalado el sindicalista, que había acudido a celebrar el triunfo chavista en el palacio presidencial.

El resultado puede hacer aparecer también grietas en el chavismo. En el PSUV conviven diferentes partidos y sensibilidades,   que trabajaban unidas bajo la égida del líder, pero que ahora pueden   pugnar por mayores cotas de poder y por el legado doctrinal de Chávez.

"Ahora se necesitan hacer cambios importantes económicos que necesitan un liderazgo fuerte - opina Anna Ayuso - y Maduro parece haberlo perdido. Dudo que se pueda mantener en el poder si no cambian las cosas. La población que era paciente con Chávez no lo va a ser ahora".

Maduro sí parece seguir gozando del apoyo de las Fuerzas Armadas. Estas han anunciado que le reconocen ya como comandante en jefe y han recordado que son las "garantes" del proceso electoral, tal y como indica la Constitución.