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Europa estudia los biocombustibles producidos con residuos y sin alimentos

  • El Parlamento Europeo alerta de la desaparición de bosques
  • Está aumentando el precio de la cosecha y de los alimentos en países en vías de desarrollo
  • Posible solución: producir biocombustibles a partir de residuos
  • En España se han eliminado las exenciones fiscales a los biocarburantes

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El biodiésel es uno de los biocombustibles más extendidos.
El biodiésel es uno de los biocombustibles más extendidos.

La pasada semana parlamentarios europeos de las comisiones de Medio Ambiente y de Industria, Investigación y Energía debatieron con diversos expertos sobre el futuro de los biocarburantes, es decir, de los combustibles procedentes de residuos orgánicos o de biomasa -materia orgánica originada en un proceso biológico-.  

 

La institución europea es consciente del problema de que ciertos terrenos agrícolas se están empleando para producir cultivos destinados a elaborar biocarburantes. Así, temen que el aumento en la demanda de estos combustibles provoque que desaparezcan los bosques y que aumenten las emisiones de CO2 al quedar menos árboles para absorberlas, explica el Parlamento Europeo.    

En octubre de 2012, la Comisión Europea lanzó una propuesta para reducir los efectos de la producción de biocarburantes en el clima, que es precisamente la que ha debatido este febrero el europarlamento.

Este cambio en la legislación pretende limitar la reconversión de tierras en el mundo para obtener biocombustibles basados en cultivo de alimentos -también conocidos como biocarburantes de primera generación-. Así, solo se podría producir hasta un 5% de combustibles procedentes del maíz, la caña de azúcar o la soja, entre otros, para elaborar bioetanol y biodiésel.

La incidencia de los biocombustibles en la alimentación

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alerta en su borrador "Biocombustibles y seguridad alimentaria" de que los biocarburantes han incrementado los precios de la cosecha y de los alimentos. "Los pobres tienen que destinar más dinero a comprar comida (...) y tienen menos para cubrir otras necesidades", subraya.    

 

A juicio de la organización de la ONU, esta subida de precios acarreará un empobrecimiento de la nutrición. Estudios que recoge el borrador de la FAO demuestran que las cosechas de cereales para biodiésel están desplazando a las plantaciones de frutas y verduras, con una consiguiente "reducción de la calidad de la comida". Un ejemplo es el cultivo de maíz para producir bioetanol, un compuesto químico obtenido a partir de la fermentación de los azúcares que, solo o mezclado con gasolina, reemplaza el consumo de derivados del petróleo.  

 

Y es que la FAO calculó que en 2011 había 870 millones de personas con problemas de alimentación en el mundo, que consumieron el 5,5% de las calorías mundiales. Solo en 2010 los biocombustibles usaron el 5,9% de la energía contenida en las cosechas -del cual un tercio no se replantó-.  

 

Esa misma organización estima que en 2050 la demanda de alimentos requerirá un aumento del 60% de las tierras de cultivo y de un 70% en la producción de carne y productos lácteos -sin contar con el crecimiento de la demanda de biocombustibles-, debido al aumento de la población mundial y de las clases medias.    

 

"Espero que en el futuro no tengamos que elegir entre lo que comemos y cómo conducimos", indicó la diputada liberal francesa Corinne Lepage durante la sesión en el Parlamento Europeo. Por su parte, el eurodiputado popular español Alejo Vidal-Quadras, quien lidera los temas sobre los biocarburantes en la comisión de Energía, reconoció que este tipo de combustibles presenta "algunos problemas como fuente de energía". Al mismo tiempo cree que la "promoción de los biocarburantes avanzados minimizará los cambios en el uso de la tierra".  

Biocarburantes en los países en vías de desarrollo

El europarlamento también observa que el incremento de la demanda de alimentación para las personas y los animales se abastece "mediante importaciones venidas desde países donde la producción es más barata". Los problemas que esto conlleva son la tala de bosques, el aumento de emisiones de CO2 y graves conflictos sociales, como los que conocimos en Guatemala en 2012.  

 

En La 2 Noticias vimos a dos representantes campesinos indígenas que denunciaron que una empresa desalojó violentamente a 700 familias del Valle de Polochic -hace dos años, en Guatemala- para obtener tierras para cultivar caña de azúcar y palma africana, de los que se extrae etanol y biodiésel.

En la comunidad 8 de Agosto todavía viven 125 de las familias desalojadas en hogares temporales. El gobierno guatemalteco se comprometió a dar tierra a 300 familias afectadas, sin embargo, a pesar de la presión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, todavía no ha cumplido su promesa, según evidencia en su blog el Comité de Unidad Campesina.  

 

Los indígenas pidieron que los países europeos investiguen los fondos destinados a proyectos de desarrollo agrícola. La FAO, por su parte, advierte de que poner "techos" en los biocombustibles procedentes de alimentos podría suponer que países en vías de desarrollo tengan más dificultades para encontrar inversión de capital y que tengan que plantearse redefinir sus propias políticas.  

Biocarburantes de segunda generación

La Comisión instó en su propuesta de cambio de legislación a desarrollar biocombustibles de segunda generación, que son los obtenidos a partir de residuos o paja. Emiten "muchos menos gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles y no interfieren directamente en la producción mundial de alimentos".  

 

La Comisión Europea asegura que la producción de biocarburantes a partir de desechos y residuos agrícolas "provoca un impacto menor sobre el clima", y no tiene efectos sobre los precios de los alimentos porque "no sustituye los cultivos destinados a la alimentación".

Sin embargo, el representante del Consejo Europeo de Biodiésel, Raffaello Garofalo, puntualizó en el europarlamento que estos biocarburantes avanzados aún no se comercializan, y apuntó que su comercialización y despliegue podría acelerarse a partir del año 2020 si recibieran ayudas públicas. En esta línea, la comisaria europea de Acción Climática, Connie Hedegaard, admitió que el retraso en su desarrollo se debe, sobre todo, a los altos costes de producción, aunque defendió que son más sostenibles y deberían promoverse.  

Biocarburantes en España

En España, el pasado viernes 21 de febrero el Gobierno aprobó una batería de medidas para fomentar la competencia en el sector de los hidrocarburos e intentar reducir el precio de la gasolina y el gasóleo. Desde el 1 de enero de 2013 ya no está en vigor la exención de la que se beneficiaban los biocarburantes, que se mezclan con los combustibles. 

El objetivo es minimizar su impacto en el precio final de gasolinas y gasóleos, y asegurar cierta estabilidad al sector, el Gobierno ha decido rebajar los objetivos de consumos obligatorios de estos carburantes "verdes".

Así, para 2013 y "años sucesivos", según Industria, el peso de carburantes "bio" en el consumo total se rebaja del 6,5 al 4,1%. En el caso de la gasolina el objetivo pasa del 4,1 al 3,9% y en el del gasóleo del 7 al 4,1%.

Los nuevos baremos, afirma Industria, "permitirán minimizar el precio de los carburantes y analizar con tiempo los desarrollos tecnológicos necesarios para alcanzar los objetivos comunitarios previstos para 2020", que establecen que ese año las renovables aporten el 10% del consumo energético del transporte.

También hay medidas en el mercado mayorista. Con el fin de "que los costes de distribución  sean los más bajos posible", se profundiza en el régimen de  supervisión de las instalaciones logísticas y de almacenamiento para  garantizar que las compañías que tiene derecho a usarlas lo hagan "en  condiciones transparentes, objetivas y no discriminatorias", afirma el Ejecutivo.

Hace cuatro años las plantas de biocombustibles tenían una capacidad de producción anual de más de 4 millones de tep (tonelada equivalente de petróleo). Sin embargo, el ministerio de Energía y Turismo apunta en su "Plan de Acción Nacional de Energías Renovables (PANER) 2011-2020" a que el "crecimiento de la capacidad de producción no ha ido acompañado de una evolución similar del consumo de biocarburantes".  

 

El Ejecutivo prevé evitar con el biodiésel la emisión de 5,46 toneladas de CO2 por año entre 2011 y 2010 (un total de 49 toneladas). El pasado 5 de febrero el ministerio convocó el procedimiento de asignación de cantidades de producción de biodiésel para el cómputo del cumplimiento de los objetivos obligatorios de biocarburantes para un periodo de dos años.