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El euroescepticismo británico: "No es la U, es la E"

  • Reino Unido se vuelve pasional cuando debate acerca de su papel en Europa
  • Cameron ha anunciado un reférendum sobre la UE si gana los comicios de 2015

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Los británicos tienen una envidiable cultura del debate. La agresión al adversario no suele recurrir al insulto o al grito, sino a la ironía, a veces más hiriente que el insulto, pero mucho más refinada. Excepto cuando se habla de Europa, de la Unión Europea. Ahí es fácil que pierdan los papeles.

"No es la U, sino la E lo que realmente se nos atraganta [de la UE]. No tenemos ninguna objeción a las uniones. Somos una. Es Europa lo que no nos gusta o de lo que no nos fiamos". Lo escribía en el Times en otoño de 2011 Matthew Parris, periodista y exparlamentario conservador. Y euroescéptico.

Argumentaba Parris que el propio Reino Unido es una Unión (de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte), que el Reino Unido forma gustosamente parte de otras uniones como la Commonwealth (Mancomunidad Británica de Naciones, sucedáneo de lo que fue el Imperio), de la OTAN, por no hablar  de su  famosa y probablemente sobrevalorada Special Relationship (relación especial) con los Estados Unidos.

Se ha escrito muchísimo sobre la influencia de la insularidad física en la idiosincrasia británica. Europa, el continente, para los británicos ha sido históricamente una amenaza, el lugar de donde venían las invasiones. Las invasiones que hoy infunden miedo, sobre todo en las clases trabajadoras, no bombardean ni van armadas.

Restricciones a los inmigrantes europeos

La invasión que da miedo es la de los inmigrantes de la UE, la de, sobre todo, los europeos del Este (y sí, ahora también de España) que gracias a las leyes de la UE van al Reino Unido a trabajar con los mismos derechos que los británicos. No se trata sólo de miedo a que les quiten empleo. La Gran Bretaña es una isla e Inglaterra es uno de los países con mayor densidad de población del mundo. Y algunos temen que se desborde la capacidad de la isla. “No cabemos más”. Para muestra, un botón del sensacionalista y eurófobo Daily Mail.

“Francia y Alemania (y los otros miembros fundadores) tienen un interés obvio en la UE, el interés fundacional: no volver a matarse entre ellos. Los países del sur y del este (entre ellos España), el interés por alejarse de sus dictaduras y consolidar sus democracias, además de las ayudas económicas… Pero para nosotros no hay ninguna ventaja obvia salvo las derivadas de un mercado único”, le oí una vez argumentar a un político.

Los británicos quieren los beneficios de un mercado único, pero no tener que obedecer leyes en otros terrenos. Desde lo social a lo financiero. La City, ni tocarla, que supone en torno a un 10% del PIB británico.

Transparencia política

Un argumento difícil de rebatir a los euroescépticos es la falta de transparencia democrática en la UE. En el Reino Unido hay un diputado por circunscripción. Tú sabes quién es tu diputado y a qué despacho ir si tienes alguna reivindicación o no te gusta cómo ha votado tu parlamentario. Los ministros son parlamentarios, lo cual reduce el plantel de dónde escoger, pero significa que también tienen unos electores ante los que rendir cuentas y de quienes temer la reacción. Y muchas leyes, antes de aprobarse, pasan un período de consultas a la sociedad civil. No es el caso de la UE.

Con la crisis hay una crítica más y es que esa "panda de continentales" inventaron una moneda única que ellos, los británicos, ya advirtieron que no iba a funcionar. Da igual recordarles que los primeros bancos que hubo que rescatar fueron británicos o que la crisis no empezó en Bruselas, sino en los Estados Unidos. Si la economía británica no logra recuperarse es por culpa de la crisis del euro.

Todo ese fuego euroescéptico recibe el combustible diario de la prensa sensacionalista, la más leída. En el otro extremo el Financial Times y The Economist, al ver que se plantea un referéndum sobre la pertenencia a la UE, advierten de que una cosa es criticar a la UE y querer renegociar algunas cosas y otra, salirse de ese club.

En cuanto a los cifras, según un sondeo de YouGov la semana pasada, un 59% de los británicos quiere que se celebre ese referéndum y, en caso de votar ahora, un 42% votaría salir de la UE (baja respecto al 51% en noviembre) y un 36% quedarse (sube respecto al 30% en noviembre).

* Anna Bosch ha sido corresponsal de TVE en Londres entre 2009 y 2012.