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ENTREVISTA

Luis García Montero: "Hay que exigir que nos devuelvan la Democracia"

  • El poeta granadino publica su segunda novela, No me cuentes tu vida
  • Cuenta a RTVE.es cómo ve la situación política y económica actual

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Poeta, ensayista, militante del PCE, profesor de Universidad y ahora escritor de novelas. Luis García Montero, a juzgar por su biografía, parece tener miedo a perder el tiempo. Sin embargo, cuando arranca a hablar hila unos temas con otros como si no tuviera prisa y nos cuenta, además de los detalles de su nueva novela, No me cuentes tu vida (Planeta), su visión sobre la difícil situación que atraviesa España.

Discípulo, entre otros, de Rafael Alberti y Ángel González, a los que no puede evitar citar como sus maestros, García Montero nos recibe con la afabilidad típica del que piensa que por encima de todo en la vida está el amor hacia uno mismo y hacia los demás.

- Luis, No me cuentes tu vida es su segunda novela… ¿Le está pillando el gustillo a la prosa?

Sí, después de publicar la primera, Mañana no será lo que Dios quiera -donde conté la infancia novelada de uno de mis maestros en la poesía, Ángel González-, me quedó el veneno de la narrativa y he vuelto a ella. Y la verdad es que poco a poco me siento seguro porque voy descubriendo que me da posibilidades de contar cosas que no me atrevo a contar a través de la poesía.

- ¿No le ha parecido complicado escribir novelas, después de haber estado 30 años dedicado a la poesía?

Bueno, es un aprendizaje. Lo primero que hay que saber es que el mundo de la poesía es muy distinto al de la narrativa. Uno de los peligros que tiene el poeta cuando entra en la novela es creerse que con escribir bien es suficiente. Y no, hay también que crear personajes, articular un argumento, crear un sentimiento de paso del tiempo... Igual se puede equivocar el novelista que escribe con ojos de poeta. Hay que aprender a manejar bien ambos recursos.

Tengo la sospecha de que mis hijos van a vivir peor que yo

- Pero ya los va manejando bien…

Bueno, estoy en ello. Un escritor es siempre un manojo de nervios y de incertidumbre porque la conciencia crítica es algo fundamental en el oficio. Yo le he dedicado mucho esfuerzo y he escrito el libro con la máxima honradez posible; además, se lo he dado a leer a personas en las que tengo mucha confianza. Después de corregirme alguna cosa, me han dicho que la novela estaba como para publicarla con satisfacción. Así que estoy satisfecho más que nada por el esfuerzo que le he dedicado.

- El libro muestra el conflicto entre tres generaciones. ¿Cómo es cada una de ellas?

Pues la primera es la generación de los que vivieron de niños la Guerra Civil y una dictadura difícil. La segunda es la de los que tenemos ahora 50 años y que siendo pequeños vivimos el Franquismo y después participamos en la Transición y en las luchas estudiantiles de los años 70. Y la tercera es la generación de nuestros hijos, que han nacido ya con una Democracia y que no han sufrido el subdesarrollo. Y claro, son miradas distintas.

"Una sociedad solo funciona cuando hay vínculos"

- Siguiendo con la trama del libro, usted construye la historia de una familia, encabezada por Juan y Lola, cuyo hijo, Ramón, se enamora de la asistenta de casa, una joven rumana. Esto es un problema para el padre…

Sí, yo he querido contar la situación de una sociedad partiendo de la vida de una familia, porque creo que una comunidad solo funciona cuando hay vínculos. En la novela, el padre descubre al hijo acostándose con la empleada del hogar y se establece una discusión entre ellos. Al padre no le parece bien que su hijo esté con ella porque le parece poco para él, pero más tarde tiene otras preocupaciones que son más normales, como el posible matrimonio entre ellos sin conocerse demasiado, la falta de trabajo de uno de los dos… En fin, cosas cotidianas.

En España se ha creado una deuda que es fruto de una estafa

- ¿El hecho de que sea rumana no le preocupa entonces?

No especialmente, porque la relación es más complicada. El padre fue militante del PCE y de joven se puso en contacto con los países del Este (hay mucho de autobiografía en esto). Entonces el personaje entró en crisis al ver que el partido que luchaba contra la dictadura en España, el PCE, tenía relación con la dictadura estalinista feroz de esos países. Así que detrás de todo hay muchos matices políticos.

- Juan, el padre de Ramón, le dice a su hijo en un momento de la novela que, cuando él era joven, España estaba avanzando, olvidándose de la pobreza, y que, en cierto modo, él había dejado de tener miedo… ¿Volviendo a la realidad, cree usted que la gente que vive en nuestro país ha vuelto a tener aquel miedo?

Razones tendría. Te cuento: la etapa de la Transición yo la viví de manera crítica, porque había cosas que se estaban haciendo mal, pero España avanzaba: se empezaron a abrir ambulatorios, las viudas dejaban de ser aquellas señoras de negro sentadas en las sillas sin hacer nada… Alguien podía decir que entrar en la OTAN, por ejemplo, era un disparate, o que olvidar a las víctimas del Franquismo era otro disparate. Pero avanzábamos. Y nos dimos cuenta de que estábamos empezando a vivir mejor que nuestros padres. Pero es que ahora ese relato se ha fracturado. Yo tengo la sospecha de que mis hijos van a vivir peor que yo. Estoy volviendo a negociar con el miedo, porque no sé si tendrán pensión, no sé si tendrán unos adecuados derechos laborales… La culpa es de los mercados financieros, claro.

"La crisis ya no es el capítulo en el que estamos"

- ¿Solo de los mercados financieros?

Principalmente. Vivimos una época muy difícil. La crisis ha dejado de ser el capítulo en el que vivimos. Hace unos años discutíamos sobre cómo salir de ella. Ahora lo que hay que hacer es exigir la Democracia.

La Ley Hipotecaria que tenemos en España es una barbaridad

- ¿Se nos ha ido?

Sí. Nos pasamos el día diciendo que la culpa de todo la tiene Rajoy o que la culpa de todo la tiene Zapatero. Y a mí me parece que ninguno de los dos tiene poder para defender los intereses de los españoles. Los poderes financieros de Europa son los que están acabando con la Democracia. Y nosotros los españoles hemos perdido un tercio de nuestro poder adquisitivo en los últimos años. Son los especuladores los que mandan. Se ha creado una deuda que es fruto de una estafa. Los bancos europeos han comprado deuda española con dinero prestado por el Banco Central Europeo al 1% y luego nos lo prestaban a nosotros cobrando el 5%. ¡Eso es una estafa!

- ¿No echa de menos dar clases en la Universidad?

Sí, claro que lo echo de menos. Durante estos 4 años que he estado de excedencia he dado algún curso, he participado en conferencias, etc. Pero la clase diaria la echo de menos porque los alumnos te ponen en contacto con la vida. Y te salvan de convertirte en un viejo cascarrabias. La gente que no está en contacto con los jóvenes tiende a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, y no es así. He pedido el reingreso en la Universidad. En estos años he escrito mucho y me he dado cuenta del tiempo y la energía que gastamos los profesores con las clases. El que diga que los profesores trabajan poco no tiene vergüenza.

"El sistema financiero ha perdido la cabeza"

- ¿En qué medida piensa que va a repercutir el tijeretazo en la Cultura?

Pues esto me parece tremendo. Albert Camus decía que tan peligrosa como la degradación laboral es la degradación del tiempo de ocio. Y estamos asistiendo a esto, a una pérdida de valores preocupante. Es peligroso empobrecer la Cultura y pensar que, si es grave cerrar un quirófano, no lo es acabar con un teatro.

- ¿Qué opina del 15-M, del 25-S y demás movilizaciones ciudadanas?

Pues hay cosas que me llaman la atención y otras no las entiendo. Por ejemplo, cuando veo a la gente aplaudir porque le han quitado el sueldo a un diputado… ¿Pero quién nos va a gobernar entonces? ¿Por qué la gente que se manifiesta dice que todos los políticos son iguales? ¡No son iguales!

El 15-M me ha parecido muy saludable. Y somos todos los que fuimos a Sol, cada uno con su idea política. Se ha demostrado rebeldía, se ha denunciado a los bancos… La Ley Hipotecaria que tiene España no se da en ningún país del mundo. Es una barbaridad que después de que el banco te quite la casa tengas que seguir pagando. ¡El sistema financiero ha perdido la cabeza! Han denunciado también la separación entre la política y la España real. Yo eso creo que es muy positivo. Pero hay que buscar soluciones. Si la rebeldía se disuelve en una plaza no hacemos nada. Para cambiar la ley tenemos que meter a 150 personas en un parlamento para que la cambie.