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La cumbre Río+20 sobre desarrollo sostenible comenzará con un documento final ya criticado

  • El texto ha sido consensuado la madrugada de este martes
  • Las divergencias se centran en el fortalecimiento del Programa de la ONU para el Medio Ambiente
  • La cumbre será inaugurada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon

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Un centenar de jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, participarán desde este miércoles en la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible Río+20, en la que este martes se ha consensuado un documento que algunos negociadores consideran poco ambicioso.

Los mandatarios comenzaron a llegar a Río de Janeiro para unirse a las reuniones de la ONU y a algunos de los eventos paralelos que comenzaron la semana pasada y en los que se calcula participan unas 50.000 personas.

Los habitantes de Río de Janeiro, que fue sede hace veinte años de la Cumbre de la Tierra, disfrutarán a partir de este miércoles de un festivo escolar para facilitar el tránsito de los gobernantes en medio de enormes embotellamientos originados por manifestaciones diarias de activistas de ONG que participan en la Cumbre de los Pueblos, el principal evento paralelo a Río+20.

La cumbre será inaugurada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien luego ofrecerá una recepción al resto de mandatarios.

Agenda alternativa

Algunos gobernantes tienen agenda alternativa a la cumbre, como el de Bolivia, Evo Morales, que participará en un encuentro con indígenas. El presidente del Gobierno español, que intervendrá este miércoles ante el pleno de la cumbre, viajará el jueves a Sao Paulo para reunirse con empresarios, así como con el alcalde y el gobernador de esa región brasileña.

Muchos mandatarios también tienen previstas reuniones bilaterales y las mujeres celebrarán el jueves una pequeña cumbre de presidentas y primeras ministras.

La visita del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha causado una vez más polémica y generado protestas de grupos defensores de los derechos humanos y de la comunidad judía, quienes han pedido que no sea recibido en Río+20.

Los líderes mundiales tienen previsto debatir y aprobar el documento llamado "El futuro que queremos", que establece metas y objetivos para un nuevo modelo de desarrollo que garantice que el crecimiento económico vaya acompañado de reducción de la pobreza, inclusión social y protección del medio ambiente.

Un texto consensuado

El texto ha sido consensuado la madrugada de este martes por los negociadores de las 193 delegaciones que están en Río de Janeiro desde el pasado miércoles e inmediatamente criticado por organizaciones no gubernamentales (ONG) que lo califican como "tímido".

El documento acordado tiene como base una propuesta presentada por Brasil, que redujo significativamente el número de párrafos del original que comenzó a negociarse en Nueva York y eliminó las partes que generaban más discrepancias.

Brasil asumió la coordinación de las negociaciones el sábado pasado después de que el comité preparatorio coordinado por la ONU fracasara en su intento de lograr un documento consensuado por divergencias en diferentes áreas y la negativa de los países desarrollados a comprometer nuevos recursos para el desarrollo sostenible debido a la crisis económica.

”Río+20 se transformó en un fracaso épico. La Conferencia falló en términos de equidad, de ecología y de economía", afirmó el director de políticas públicas de Greenpeace, Daniel Mittler.

Según negociadores brasileños, los asuntos más polémicos fueron superados con textos conciliadores sin muchas especificaciones.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

Las divergencias en torno al fortalecimiento o no del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), por ejemplo, se resolvieron con un nuevo texto que no convierte automáticamente a ese organismo en una agencia especializada de la ONU con mayor autonomía y presupuesto propio como defendían los países europeos.

El asunto que generaba más discrepancias era el de los "medios de implementación", es decir los recursos necesarios para financiar los proyectos de desarrollo sostenible y la transferencia de tecnología.

Tras descartarse una propuesta de los países pobres para la creación de un fondo con 30.000 millones de dólares (23.800 millones de euros) anuales, el texto cita como fuentes fondos de múltiples orígenes.

"Esta cumbre podría haber terminado antes de comenzar. Los líderes mundiales que llegan esta noche debe empezar de nuevo. Casi 1.000 millones de personas que padecen hambre se merecen algo mejor", consideró la organización Oxfam.