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El aniversario de las revueltas en Baréin aviva la llama de las protestas

  • Este martes se cumple un año de las primeras protestas
  • Los disturbios se han repetido en varias ciudades en la última semana

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Enfrentamientos entre la policía y manifestantes en la ciudad de Diraz (Baréin), al oeste de Manama
Enfrentamientos entre la policía y manifestantes en la ciudad de Diraz (Baréin), al oeste de Manama

La antes conocida como plaza de la Perla, símbolo de las revueltas contra la monarquía de Baréin, vuelve a ser escenario de violentos disturbios cuando se cumple un año del inicio de las protestas.

El aniversario de la primera protesta, el 14 de febrero de 2011, parece haber avivado la llama de las revueltas. En los últimos días, los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y cientos de manifestantes se han repetido en las principales ciudades del país, desde Manama, la capital, hasta ciudades como Sanabis.

Decenas de personas han sido detenidas en la última semana, entre ellas, la abogada palestino-estadounidense Huwaida Arraf, cofundadora del Movimiento Solidaridad Internacional,  que participaba que viajó hasta el país para participar en las movilizaciones.

En algunas localidades, como en Sanabis, los manifestantes han incendiado algunas comisarías lanzando cocteles molotov, en un incremento de los enfrentamientos.

Las movilizaciones en Beréin se han mantenido durante todo el año de forma esporádica, mientras que un gran número de activistas chiíes y defensores de derechos humanos han sido condenados a penas de cárcel por su implicación en las mismas.

Según Amnistía Internacional, que ha denunciado la violación de derechos humanos en la represión de las revueltas, desde el pasado marzo al menos 20 personas han muerto en el contexto de las protestas.

Entrevista del rey Hamad en Der Spiegel

El rey de Baréin, Hamad bin Isa al Jalifa, ha acusado este lunes a los manifestantes que han tomado las calles de querer “socavar la unidad del reino” por expresar su respaldo al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.

Lo ha hecho en una entrevista publicada este lunes con por el semanario alemán Der Spiegel.  El monarca ha manifestado que en Baréin no existe oposición “entendida como un bloque con la misma opinión. Esa figura ni siquiera está en nuestra Constitución, simplemente tenemos gente con diferentes opiniones y eso está bien”.

EE.UU. ha instado a ambas partes a aprovechar el aniversario para solucionar las tensiones mediante el diálogo. "Los días y las semanas que rodean el aniversario son un momento para que todos los ciudadanos de Baréin se unan para superar el dolor del año pasado y empiecen a forjar un futuro más pacífico y próspero a través del diálogo", manifestó el subsecretario estadounidense de Estado para derechos humanos y democracia, Michael Posner.

Un año de revueltas

“Nuestras mujeres estaban muy asustadas y la obligación de un caballero es protegerlas y eso es lo que hice”, ha manifestado el monarca de Baréin, Al jalifa, al semanario alemán, haciendo un repaso a su actuación a todo un año de revueltas.

Las protestas en Baréin comenzaron el pasado 14 de febrero para reclamar una reforma democrática de las instituciones. Inspiradas en las revueltas de Túnez, Egipto o Libia, pero lideradas por la comunidad chií, mayoritaria en el país, los manifestantes reclamaban a las autoridades una mayor representación de esta comunidad en las instituciones del país.

Los chiíes se quejan de que la monarquía ha diseñado los distritos electorales de tal manera que su confesión queda poco representada y exigen un sistema electoral más proporcional.

La plaza de la Perla de Manama se convirtió en le símbolo de una revuelta que pedía cada vez más la salida del régimen de Hamad. El gobierno respondió decretando el estado de emergencia, lo que provocó un incremento de los enfrentamientos en las calles y el aumento de las manifestaciones.

La policía se había mantenido al margen despues de la muerte de dos jovenes en las protestas antigubernamentales del lunes y miles de personas se concentraron en la plaza de la Perla. Los manifestantes quieren que la monarquía suní del país modifique sus políticas, que haya más oportunidades para la mayoría chií en el país, el 70 por ciento de la poblacion. La revuelta popular cuenta con una participación sin precedentes en este archipiélago con una superficie de tan solo 727 kilómetros cuadrados en el que viven poco más de un millón de personas, la mitad de ellos extranjeros.

En marzo, el Consejo de Coorperación del Golfo acudió en apoyo del monarca y un millar de soldados procedentes de Arabia Saudí y Emiratos Árabes entraron en suelo bareiní para retomar el control de las calles y proteger los edificios oficiales.

Los enfrentamientos se saldaron con al menos 35 muertos, entre manifestantes y miembros de las fuerzas de seguridad y el gobierno destruyó la plaza de la Perla, símbolo de la revuelta. Desde entonces, Amnistía Internacional ha informado en un último informe de la muerte de 20 personas más en el contexto de las protestas.

Las autoridades de Baréin han dado un paso con el que quieren dejar claro cuál es su postura: han derribado el monumento de hormigón que se encuentra en el centro de la plaza de la Perla, en Manama, hasta ahora epicentro y símbolo de las manifestaciones a favor de la democracia que comenzaron en el país hace varias semanas.

Pese a que el pequeño petroreino reconoció a finales de noviembre sus excesos durante la represión de las protestas de febrero y marzo, según el informe de Amnistía, hasta el momento sólo se ha llevado a juicio por violaciones de derechos humanos a ocho agentes.

Este lunes el jeque Hamad ha justificado aquella intervención ante la necesidad de proteger las “instalaciones estratégicas” de Baréin “en caso de que Irán se volviera más agresivo”.

El monarca ha acusado reiteradamente a Teherán de promover las protestas en su contra para propiciar la caída de la monarquía suní e instaurar un régimen chií afín a Irán.

Valor estratégico

En Baréin, un país de poco más de 700.000 personas, el 70% de la población son chiíes, mientras que la monarquía reinante es suní y afín a Arabia Saudí.

Su cercanía al país árabe, pero también a Irán, confieren a este archipiélago de una treintena de islas y apenas 750 kilómetros cuadrados un enorme valor estratégico al que no renunciará fácilmente las potencias suníes.

"Para Arabia Saudí es prácticamente un asunto de seguridad nacional que otros países del Golfo no caigan bajo la influencia de Irán, especialmente después de que Iraq haya caído bajo su influencia (tras la caída de Sadam Husein)", explicó a RTVE.es Ignacio Álvarez Ossorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante. "Sería un golpe demasiado duro".

La estabilidad en el país es también importante para EE.UU. El pequeño petroreino aloja la base la V flota estadounidense que ha cobrado especial relevancia tras las recientes tensiones generadas con Irán ante la amenaza de bloquear el estrecho de Ormúz.