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Haití se recupera a cámara lenta dos años después del terremoto

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Dos años del terremoto de Haití

El dolor y la pobreza aún están latentes en Haití. No son los protagonistas absolutos como lo fueron aquel fatídico 12 de enero de 2010 pero siguen ahí, impidiendo a sus habitantes que sean capaces de vivir su día a día por sí mismos.

Las ONGs desplazadas a la región, la comunidad internacional y el propio gobierno haitiano son conscientes de que el país está muy lejos de la normalidad. Aunque hayan pasado dos años. Sin embargo, es cierto que no todo es negativo, el mensaje más repetido sobre Haití ahora es sencillo: hay síntomas de cambio pero aún no son suficientes.

Jasmin también lo cree. Es uno de los niños que ha participado en el proyecto “Me llamo Haití”, en el que muestran su día a día dotándolos de pequeñas dosis de esperanza: “Esta es la plaza del ayuntamiento, es muy bonita aunque aún está un poco destrozada por el terremoto. Aún hay que hacer algunos arreglos”.

Así, estamos ante un país que, sin olvidar a los más de 220.000 muertos, 300.000 heridos y cerca de 1,5 millones de desplazados, este doce de enero presenta hasta tres caras: lo que se ha conseguido, lo que aún está mal y lo que está peor.

Lo que se ha conseguido

“Empieza a haber resultados visibles de la respuesta humanitaria desplegada hace dos años, que permitió salvar vidas y asegurar servicios básicos para cerca e un millón y medio de personas”, analiza Lourdes Benavides, de Intermón Oxfam.

Un total de 72 millones de la ayuda recaudada ya se ha invertido en Haití, en proyectos de saneamiento, alimentación, construcción de viviendas y fomento educativo, según las cifras aportadas por la ONG CONGDE.

Así, a finales de 2011 se conseguía reinsertar en las escuelas a 903.000 niños, de los que 142.000 no tenían plaza educativa antes del terremoto. Esa es una cuestión clave para entender lo que está pasando el país: Haití ya era pobre antes de la catástrofe natural que sacudió su territorio. Por eso, pese a los avances, la reconstrucción es lenta.

Desde la ONU, se mantiene vivo ese espíritu esperanzador. La víspera del aniversario, el coordeinador de esta organización, Nigel Fisher, resaltaba los “logros reales” que no tenían que ser “subestimados”.

Reconstruir Haití pasa primero por reconstruir a los haitianos

En concreto, se refería también a cómo se ha reducido el porcentaje de personas que habita en campamentos por las calles –un 65%- o los cinco millones de metros cúbicos de escombros que han sido retirados ya a un ritmo “indiscutiblemente más rápido” que tras el tsunami del sudeste asiático de 2004 o los atentados del 11S.

Sin embargo, el mensaje vuelve a ser el mismo: si se quieren más resultados y una auténtica recuperación, aún se necesita la coordinación de la comunidad internacional, las ONGs y el gobierno haitiano.

Lo que aún está mal

“Reconstruir Haití pasa primero por reconstruir el corazón, el cuerpo, la mente y el espíritu de los haitianos”, asegura Elie Bruny, un empresario de Haití, a la agencia Europa Press.

Con sus palabras, Bruny pone voz a la realidad de los haitianos, pese a que las organizaciones llevan en su país ya dos años, aún no están preparados para gestionar ellos solos sus recursos.

Por las calles del país aún se ven edificios inclinados, polvo y escombro. A la cruda realidad interna hay que sumar una ayuda externa que empieza a bloquearse debido a la crisis mundial y, en ocasiones, hay que añadirle que las ayudas no llegan a los destinatarios.

En el año 2010 se conseguían fondos con facilidad pero esto cambiaba ya un año después, cuando, por ejemplo proyectos como los de agua y saneamiento solo obtuvieron una cobertura del 50 o 60%, según datos de Intermón Oxfam.

Epidemias como el cólera han obligado también a reorientar las prioridades del país, por lo que ha vuelto a ser necesaria una ayuda más inmediata para la que la situación actual económica no es una ayuda.

Por ello, las ONGs piden, en el caso de España, que se mantenga el compromiso de dedicar 346 millones de euros hasta 2013 para el país y, en el caso internacional, que se hagan efectivos los 4.600 millones prometidos en la conferencia de donantes.

Con todo ese dinero, la prioridad es la de ayudar a los haitianos a gestionar sus recursos.

“Haití no es realmente pobre sino un país cuya energía no se ha orientado aún en la dirección correcta y por las personas adecuadas”, considera Bruny que, además, pone énfasis en mostrar que su país aún tiene otra cara más: en la que aún se respira la desesperación.

Lo que está aún peor

“El mal olor ya te dice el tipo de vida que se tiene dentro, donde familias de cuatro, cinco y seis y más miembros conviven en un minúsculo espacio”. Así describe a Europa Press Brandy la realidad de los más de 500.000 haitianos que a día de hoy – cerca de 300.000 menores- todavía viven en un campo de refugiados.

De ahí la necesidad de saber bien los recursos y ayudas que empiezan a escasear, a lo que se añade la inestable situación política que aún vive su país, pese al compromiso de su presidente, Michel Martelly.

“El cólera, la situación de debilidad gubernamental arrastrada desde antes del seísmo, la masificación de los campamentos y la falta de suelo público, y la dificultad de coordinación entre ONGs, son los principales obstáculos para la reconstrucción de Haití”, reza el informa elaborado por PLAN.

En definitiva, la ayuda más inmediata para los haitianos, para que se de un auténtico desarrollo, es la de la educación y la de fomentar la coordinación por todos los oragnismos verdaderamente implicados en convertir Haití en un país verdaderamente habitable.