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El Vaticano se 'indigna' contra la "idolatría del mercado" y pide una autoridad económica mundial

  • Aboga por tasar las transacciones financieras
  • Rechaza el "pensamiento neoliberal" y se alinea con los indignados
  • Advierte de posibles conflictos si no se resuelven las injusticias de la crisis

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El Vaticano ha pedido este lunes la reforma urgente del sistema financiero y la creación de una autoridad pública mundial que tenga poder y competencia universal y se atenga "a los principios de subsidiariedad y de solidaridad", una propuesta que sintoniza en gran medida con las de los "indignados" a nivel mundial.

En el documento "Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la perspectiva de una autoridad pública con competencia universal", presentada por el cardenal Peter Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz.

También condiciona la recapitalización de los bancos con fondos públicos "a comportamientos virtuosos y con el objetivo de desarrollar la economía real".

Crisis de valores

"La crisis económica y financiera en la que el mundo está inmerso supone un llamamiento a todos, individuos y pueblos, a examinar la profundidad de los principios y valores morales y culturales en la base de la coexistencia social", señala el documento, en el que aparecen propuestas muy específicas, como tasar las transacciones financieras, algo defendido por los movimientos de protesta que se han desatado en todo el mundo pero también por la Unión Europea.

El Vaticano utiliza términos como "la idolatría del mercado" y critica "el pensamiento neoliberal" que, según el documento, solo busca soluciones técnicas a problemas económicos.

"De hecho, la crisis revela comportamientos como el egoísmo, la codicia colectiva y la acaparación de bienes a gran escala", añade la Santa Sede, que considera que la economía mundial necesita una "ética de solidaridad" de ricos y pobres.

En este punto, el documento entra a fondo a analizar las últimas protestas ocurridas a nivel mundial derivadas del contexto de crisis económica.

"Si no se encuentran soluciones a las variadas formas de injusticia, los efectos negativos que tendrán a un nivel político, económico y social crearán un ambiente creciente de hostilidad e incluso violencia, y en última instancia dañarán los fundamentos de las instituciones democráticas, incluso las consideradas más sólidas", diagnostica.

Es por este motivo por lo que pide una "autoridad supranacional" a nivel mundial y con "jurisdicción universal" para guiar las polítcias económicas y las decisiones que se tomen.

En principio, esa autoridad estaría en el marco de las Naciones Unidas como referencia pero posteriormente sería independiente y tendría el poder de supervisar que los países desarrollados no usan "un poder excesivo sobre los países más débiles".