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La NASA estudia privatizar el Atlantis y el Endeavour para que vuelen hasta 2017

  • Una propuesta privada propone mantenerlos y lanzar dos misiones al año
  • La NASA se quedará pronto sin alternativas propias para lanzar astronautas
  • Es la consecuencia de no haber buscado sustituto a tiempo

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El transbordador espacial Endeavour despegando en su primera misión el 7 de mayo de 1992
El transbordador espacial Endeavour despegando en su primera misión el 7 de mayo de 1992

Aunque se supone que este año los tres transbordadores espaciales que le quedan a la NASA realizarán sus últimas misiones, este lunes se ha sabido que la agencia ha recibido una propuesta para mantener al Atlantis y al Endeavour en activo hasta 2017.

La propuesta parte de United Space Alliance, que es una empresa participada al 50% por Lockheed Martin y Boeing que es el contratista principal de la NASA para, entre otras cosas, la gestión de su flota de transbordadores.

La idea, al menos según MSNBC, sería mantener en servicio las dos naves, que realizarían dos vuelos al año entre 2013 y 2017 con un coste estimado de 1.500 millones de dólares anuales, bastante por debajo de los 4.000 que se ha llegado a gastar la NASA.

Esta bajada de costes vendría motivada porque Estados Unidos utilizaría instalaciones y personal que ya tiene para otras de sus líneas de negocio.

La espera hasta 2013 está provocada, entres otras cosas, porque parte de las líneas de producción necesarias para mantener los transbordadores en vuelo, en especial la que produce sus depósitos de combustible, han sido paradas, y haría falta este tiempo para ponerlas de nuevo en marcha.

Otras propuestas sobre la mesa

En cualquier caso, la propuesta de United Space Alliance es sólo una de las que está estudiando la agencia para no tener que depender única y exclusivamente de las cápsulas Soyuz para enviar y traer astronautas de la Estación Espacial Internacional, por lo que la agencia ha declinado pronunciarse al respecto.

Esta propuesta encajaría dentro del programa denominado Commercial Crew Development, mediante el que la NASA espera encontrar de empresas privadas que le puedan proporcionar este servicio, programa en el que también participa, por ejemplo SpaceX, que hace poco probaba con éxito su cápsula Dragon, aunque esta todavía no está certificada para entrar en servicio, y mucho menos con tripulantes a bordo.

Por su parte, la NASA todavía no ha hecho la reserva de fondos necesarios para dar de baja al Atlantis y al Endeavour y convertirlos en piezas de museo, mientras que en el caso del Discovery por ahora sólo están echando las cuentas.

Además, al parecer está estudiando cuánto dinero y qué personal e instalaciones tendría que mantener en activo para no dar de baja definitivamente al Endeavour, el más nuevo de los transbordadores, y conservarlo como si estuviera preparado para una misión, aunque sólo fuera por si decidieran conservarlo en ese estado para futuros análisis.

El futuro de la NASA, ¿en el aire?

Las reacciones ante esta propuesta van desde el firme apoyo de personas como John Glenn, senador y astronauta, a personal de la NASA que considera que las naves siguen siendo perfectamente utilizables y que la decisión de retirarlas es prematura.

En el otro lado están las opiniones de gente como Wayne Hale, ex empleado de la agencia y gestor durante años del programa de los transbordadores, que simplemente no ve posible que salgan las cuentas, y también está el posible problema de la legalidad de la operación, ya que no está claro que una empresa privada pudiera hacerse unas naves pagadas con los impuestos de los contribuyentes.

Y si con todo esto parece que el futuro de las misiones tripuladas de la NASA está en el aire, es porque es así. La causa más inmediata de esta debacle fue el ambicioso nuevo rumbo anunciado por George W. Bush para la NASA a principios de 2004, menos de un año después del desastre del Columbia, que preveía llevarla de vuelta a la Luna y más allá.

Este plan, criticado desde el principio por su falta de financiación para lo ambicioso que era, incluía la retirada en 2010 de los tres transbordadores espaciales que le quedaban a la agencia, tras haber sido completada la Estación Espacial Internacional, una decisión recomendada por la comisión que investigó el desaste del Columbia pero con la que no todo el mundo estaba de acuerdo.

Pero lo cierto es que atendiendo a la complejidad de la tarea de desarrollar un sustituto para los transbordadores, la NASA tendría que haber empezado a trabajar en ello mucho antes, y ahora les ha pillado el toro, como informaba en su momento el Comité Augustine, encargado por el presidente Obama de estudiar el estado del programa espacial tripulado de la agencia.

Según el informe, en su situación a finales de 2009, la NASA no iba a ningún sitio, lo que llevó a la administración Obama al fijar nuevos objetivos de la agencia,entre ellos el de terminar a todos los efectos con el Proyecto Constelación, que había de producir el sustituto de los transbordadores.

Habrá que ver cómo salen del atolladero, pero por ahora se avecinan unos años complicados para la NASA, que tendrá que depender de otros para su programa espacial tripulado.